Documento 36/14 - 18 de septiembre de 2014

LA STMA. VIRGEN DE LA PIEDAD: DEVOCIÓN, MILAGROS, FERIA, MERCED Y TRADICIÓN A LA CIUDAD DE BAZA

Autor: JUAN ANTONIO DÍAZ SÁNCHEZ (Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino) y MARÍA CASTAÑO JIMÉNEZ (Diplomada en Magisterio Musical. Universidad de Granada)


Una de las ferias más largas de toda Andalucía, la de Baza, cuya celebración se remonta a la segunda mitad del siglo XVI. En ella se aúnan tradición, costumbre, diversión, fraternidad, amistad... La feria en Baza se celebra en honor a la co-patrona de la ciudad, Nuestra Señora la Stma. Virgen de la Piedad, que a lo largo de la historia ha sido custodiada en la ciudad de Baza por dos órdenes religiosas.

La Orden de la Merced desde 1521 atendiendo a las cláusulas testamentarias de don Luis de Acuña −pariente de los Enríquez, capitán y maestresala de los Reyes Católicos, señor de la villa de Agromonte, caballero profeso de la Orden de Santiago, comendador de Mora de la provincia de Castilla y Trece de la misma orden− hasta 1836 año en que fue exclaustrada por la desamortización de Mendizábal y desde 1897 hasta el 2008 por la Orden Franciscana de Murcia. Hasta hace unos pocos años, fueron los Padres franciscanos los que se hicieron cargo a la custodia y mantenimiento de la sagrada imagen de la Virgen de la Piedad y del antiguo convento de la Merced que es una auténtica maravilla arquitectónica, una verdadera joya artística que tiene la ciudad de Baza. Éstos tuvieron que dejar de ser los guardianes de dicho convento debido al avanzado estado de edad de los frailes que habitaban y predicaban en el convento de la Merced y a la falta de vocaciones.

La Orden de la Merced tuvo en Baza un indiscutible poder económico a partir de la segunda mitad del siglo XVI y, por supuesto, durante todo el siglo XVII que, digamos, fue su siglo de esplendor. Los mercedarios bastetanos, guardianes del templo santuario de la virgen de la Piedad, tuvieron la concesión de una feria de ganado anual que se celebraba en las inmediaciones del convento −en el barrio de “Churra”− del 8 al 15 de septiembre, por concesión del rey Felipe II. Al poco tiempo de la toma de Baza por los Reyes Católicos, el Concejo de Baza solicita la celebración de una feria franca para el desarrollo de la ciudad. Sin embargo, los Reyes Católicos dan un aplazamiento hasta que no estudien con detenimiento el tema de las ferias en el Reino de Granada.

Unos años más tarde el Concejo se implica en la organización de la fiesta de “Nuestra Señora de septiembre”. Una vez establecidos los frailes mercedarios en Baza con el objetivo de impulsar el culto y la devoción popular a la Virgen de la Piedad ven conveniente la celebración de una feria en el mes de septiembre, máxime cuando por esas fechas los agricultores ya habían terminado las labores de  recolección y necesitan intercambios comerciales con animales y ganados para poder pasar el invierno. Los frailes proponen al Concejo, en 1578, conseguir de la Corona una auténtica feria con franquicia de impuestos. Para ello, en 1580 envían a su Comendador, fray Diego de los Ríos, a la Corte de Felipe II. Esta petición también está apoyada por el Concejo que hace todas las diligencias posibles para conseguir dicho objetivo. Finalmente, en 1593, la Corona concede la celebración de la feria y la fecha del 8 al 15 de septiembre. En ella se entrelazan el culto a la Virgen de la Piedad, la feria de ganado, la de mercaderías y los festejos taurinos. La feria de Baza en poco tiempo llegó a ser una de las más importantes dentro de la zona norte del Reino de Granada. Por Real Privilegio de 31 de julio de 1597 los frailes mercedarios obtienen la exclusividad de que la feria se celebre en la plaza de la Merced y la calle aledaña de la Zapatería con dos objetivos; uno el de promover mucho más el culto y devoción a la Virgen de la Piedad, otro el económico puesto que al celebrarse en esta zona podrían sacar muchos más beneficios económicos que si la feria se celebraba en el centro neurálgico de la ciudad que era la Plaza Mayor.

La milagrería atribuida a la Virgen de la Piedad es muy fructífera. En cuanto a los beneficiarios de los milagros, podemos decir que disfrutamos de una gran variedad. La gran mayoría son niños y niñas, también hay hombre y mujeres, mozos y mozas, prisioneros, cautivos y náufragos; religiosos, religiosas y clérigos. Pero no sólo realiza milagros con personas, sino que también los realiza con objetos o cosas materiales como son las lámparas de una capilla, casas, en propio convento de la Merced de Baza, los campos cuando los libra de las plaga de langosta...

Como beneficiario más ilustre debemos destacar al rey Carlos II, el cual por intercesión de la Stma. Virgen de la Piedad de Baza, supuestamente, sanó de unas graves fiebre provocadas por la viruela. La encomendera fue su madre, la reina regente doña Mariana de Austria, aconsejada ésta por la esposa del marqués de los Vélez que a su vez era miembro de la corte real. Este milagro en concreto se produjo en 1673. El rey, según nos cuentan las fuentes documentales, sanó milagrosamente y su madre agradeció al convento de la Merced en general y a la Stma. Virgen de la Piedad su intercesión con la donación de una lámpara de plata que tuviera luz perpetua para el altar mayor de la Iglesia del convento.

Una de las características antropológicas de la feria de Baza la encontramos en el tradicional “Cascamorras”. Hablar de la figura de cascamorras en Baza es hablar de toda una leyenda en donde se mezclan la religiosidad y lo profano. Con éste da comienzo la feria de Baza. Ese día seis de septiembre a las seis de la tarde cuando las campanas comienzan a repicar rompiendo, con su badajo tronando, el silencio que la ciudad experimenta mientras duerme la siesta.

Un accitano, vecino de Guadix que encarna la figura de “cascamorras”, se dispone a dar cumplimiento a una de las más arraigadas tradiciones que hay establecidas entre las ciudades de Baza y Guadix, pretendiendo desafiar al pueblo de Baza a que si es capaz de realizar el tramo que dista desde el cerro de las Arrodeas y llegar limpio e impoluto hasta el convento de la Merced de Baza (una distancia de unos tres kilómetros aproximadamente) en donde se custodia la sagrada imagen de la Virgen de la Piedad, éste tendrá todo el derecho legítimo para llevarse esta sagrada imagen a la ciudad de Guadix.
Para concluir con este artículo nos gustaría invitar a todos los lectores a que se acerquen hasta Baza para poder disfrutar de la feria y fiestas, unos días muy entrañables que se pasan junto a la familia y los amigos. Una oportunidad inigualable para poder hacer aflorar los mejores sentimientos y valores de las personas: la amistad, la convivencia, los reencuentros con las personas distintas, la diversión, el ocio, y, sobre todo, la fraternidad y la religiosidad. Permítanos, estimados lectores, terminar con un efusivo, claro y alto: ¡Viva la Virgen de la Piedad!