Documento 24/17 - 25 de julio de 2017

EL TREN DE LOS SUEÑOS: DEL PASADO HACIA EL FUTURO

Autor: Juan Antonio Díaz Sánchez


“Languidecía el día, en una fría tarde de invierno; los almendros, estériles de fruto, tiritaban de frío. En una tarde lúgubre y tenue, Antonio, así se llamaba el muchacho, salía de trabajar en la fábrica azucarera “Nuestra Señora de las Mercedes” de Caniles. En dicha fábrica se elaboraba azúcar y ron. Como cada tarde-noche, Antonio esperaba el tren en la estación de Caniles para regresar a su casa en la ciudad de Baza.”

Así comenzaba, hace ya muchos años, una bonita historia de amor que se desarrollaba en esta comarca. Una historia, como todas las historias, con un principio, un entramado y un final. Un amor que fue posible gracias al tren, ¡siempre el tren!, aquel tren de los sueños que unía Andalucía con Murcia, aquel tren que conectaba Caniles con Baza… Muchas personas llamaba a ese tren, el tren de los sueños, y lo era, realmente lo era.

Fueron muchas las familias que vieron en este tren una oportunidad de futuro, el medio que hizo posible la industrialización de estas comarcas a comienzos del siglo XX. Las comarcas de Baza y el Almanzora florecieron al progreso, desarrollo e industrialización como florecen las amapolas en la sierra por primavera. El tren funcionó como el hilo conductor de todas estas industrias: la fábrica azucarera de Caniles, el hierro de Serón y el esparto de Cúllar fueron los productos más demandados que esta comarca producía.

El 31 de diciembre de 1984, en ese triste día, un año finalizaba al mismo tiempo que el tren de Murcia a Granada ya no cabalgaba sobre sus raíles de hierro que le servían de herraduras y las traviesas de madera que le marcaban la senda. Víctima de mala política, la opinión pública se volvió en su contra, los que más hubieron de defenderlo le volvieron la cara y allá, en las salas del Gobierno, lo negaron como negó San Pedro a su Maestro.

Fue casi todo un siglo lo que estuvo este tren discurriendo por la hoya de Baza y la cuenca del Almanzora, de Murcia a Granada, de Granada a Murcia, de una punta a otra de España. Este año, precisamente este año, tristemente, se cumplen 33 años de aquel fatídico día. Tres décadas del aniversario de aquel día en que a esta tierra condenaron a la pobreza y el subdesarrollo. La fábrica ya no produce azúcar para endulzar el amargo café, las minas ya no dan hierro para construir los ferrocarriles que nos quitó el gobierno y los llanos ya no dan esparto para escribir la noticia.

Ahora, en pleno siglo XXI, tenemos la oportunidad de enmendar el error cometido con esta tierra, de ver cómo pasa de nuevo el tren por estas tierras del antiguo Reino de Granada. “Errar es de humanos, rectificar de sabios”, reza un viejo refrán castellano. Esta tarea corresponde a la Política, sí escrita esta palabra con mayúscula, que se ha de materializar en las actuaciones del Gobierno. Pero ¡ojo!, el pueblo también es Gobierno, de él emana su poder y, por lo tanto, tiene derecho a pedir lo que le pertenece por legítimo derecho propio de nacimiento.

Sin embargo, no todas las opiniones son favorables a nuestra reivindicación. Hace muy poco tiempo he podido leer un artículo de opinión publicado por un conocido diario almeriense, cuyo autor parece ser que da la impresión de creerse poseedor de la verdad más absoluta y única, en referencia a nuestra más que justa reivindicación sobre la reapertura de la línea Guadix-Baza-Lorca. Opiniones las suyas puestas de manifiesto en frases como las siguientes: “No viajaba casi nadie y en nadie pude encontrar el calor del acompañamiento.”, haciendo referencia al antiguo tren que discurría por la cuenca del Almanzora proveniente de Granada-Guadix-Baza.

Dice este autor, que ese tren le trae muy gratos recuerdos y le evoca muchos sueños y sentimientos, sin embargo, escribe: “…no entiendo la insistencia de algunos en continuar reivindicando la reapertura, ahora con línea y trenes AVE, de la antigua línea Guadix-Almendricos.” La argumentación utilizada por este señor para “hacer creíble” su opinión es de lo más “convincente”, sobre todo, cuando un periodista se dedica a “pontificar” sobre cuestiones económicas, demográficas o sociopolíticas de una provincia, y cito textualmente: “esa aspiración no es ya, por cuestiones económicas, una utopía; es una quimera que se acerca a los perfiles del delirio. El Almanzora y las comarcas de Guadix-Baza no tienen ni capacidad ni demanda demográfica o industrial para plantear una reivindicación de tan alto coste como escasa rentabilidad.” Por supuesto, obvia por completo el estudio socio-económico realizado por el lobby empresarial FERRMED, el estudio de viabilidad realizado por el ingeniero Franscisco Cañabate y que fue defendido en la Universidad de Granada en el año 2012, y, las conclusiones y resultados a los que ha llegado el estudio de viabilidad, que ha realizado el Ministerio de Fomento del Gobierno de España, y del cual hemos podido comprobar –gracias a que la plataforma CXT lo ha hecho público− que, en gran medida, coincide positivamente con los dos estudios citados anteriormente.

Pero ya, lo más sorprendente, es el aldabonazo final con el que concluye dicho artículo, no tiene desperdicio, apela –muy erradamente− a lo que él piensa acerca de la Poesía, atreviéndose a decir: “…los versos conmueven el alma pero no construyen el futuro.”, opinión que por sí sola se descalifica y desautoriza. Si tenemos en cuenta un poco la filosofía de la Poesía y atendemos al estudio del porqué escribimos Poesía, nunca se hubiera atrevido a verter semejante dislate sobre la misma.

Sin embargo, no voy a ser yo el que contraargumente esa opinión sobre una de las funciones de la Poesía. Para ello, voy a recurrir a una voz muy autorizada en la materia, que ha sido preguntada al respecto. El maestro y poeta Enrique Gracia Trinidad ha escrito mucho acerca de la Poesía, me quedo con una de sus múltiples y certeras reflexiones que, desde Madrid, arrojan un poco de luz y contraargumenta a semejante opinión sobre este Arte Mayor del que estamos hablando en cuestión:

“Decía Valle-Inclán que "el periodismo avillana el estilo". Este es un caso, si no de villanía, sí de falta de capacidad emocional o, lo que se parece mucho, de simpleza.

Desconozco el tema de los trenes, no sé si deben ponerse unos u otros, aves o de otro tipo, si deben parar en tal o cual sitio o si se han cumplido las expectativas —me temo que poco, tarde y mal— de los habitantes de la zona ciertamente maltratada de Granada, Almería y Murcia.

Lo que sí sé es que utilizar la poesía para denigrar los deseos de alguna gente, tratándolos de "versos románticos y relatos llenos de literatura que sólo conducen a la melancolía" y rematar la faena hablando de que "los versos —debiera decir poesía— conmueven el alma pero no construyen el futuro" es agredir a un arte del que o no se sabe gran cosa o se huye por tener la vulgaridad afincada en el alma.

La poesía no construye futuro ¡claro! el futuro está en manos de tipos como este, que es capaz de hacer un guiño facilón a un verso de Miguel Hernández (Orihuela, su pueblo y no el mío), pero luego denigra el uso más o menos ideal como poético, asimilado a lo inservible, pasado, nostálgico, utópico, quimérico y hasta delirante.

Se puede opinar en un sentido u otro, sobre lo que sea, pero a la hora de argumentar, alguien que escribe debería ser menos vulgar. Por tipos de esta calaña el mundo es sin duda mucho peor, y sus alardes pragmáticos —y no la poesía ni quienes la utilizan— son los que ha llevado a las malas comunicaciones del sureste peninsular al ejemplo de lo que nunca debió hacerse.”

A mí me parece muy bien que cada persona quiera defender sus intereses o los de su tierra, es decir, como reza un viejo refrán castellano: “arrimar el ascua a su sardina”, pero que lo haga sin perjudicar a otros. Por ejemplo, yo he escrito y publicado, en este decano medio de comunicación −que tan generosamente me abrió sus puertas y páginas− más de una quincena de artículos en defensa de la reapertura de la antigua línea de ferrocarril Guadix-Baza-Lorca y jamás he escrito ni una sola palabra en perjuicio de otros trayectos o posibles trazados. Nunca he precisado escribir en contra de las reivindicaciones de mis vecinos para argumentar la nuestra, que es más que justa e histórica, dicho sea de paso. La Historia nos da la fundamentación, la Memoria nos evoca nuestro recuerdo, la Razón nos asiste, la Poesía nos ayuda a construir el futuro y la Justicia nos ampara.

Lo que queremos es que nos devuelvan lo que es nuestro, lo que nunca debieron de expoliarnos, el tren que tanta falta nos hace para el progreso económico y social de Andalucía Oriental, ese tren que tomaban nuestros padres y abuelos, y que no les gustaría morirse sin verlo transitar de nuevo.