POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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NOCHE MÁGICA

Noche mágica la de San Juan, que en Baza se vive en un entorno envidiable y con su propia magia: la Fuente de San Juan. Debiera utilizarse con mayor frecuencia el lugar para reunir a la gente con algún motivo lúdico, y no hacerlo tan sólo una vez al año como hasta ahora.

Tiene esta fiesta un remoto origen ancestral que se pierde en los albores de la humanidad y que tiene unos componentes mágicos que se despliegan en las distintas costumbres de esa noche. A lo largo y ancho de nuestro país, se vive de muy distintos modos, pero tiene siempre algo en común que la hace especial y diferente.

Fuego. En las noches de San Juan, las hogueras son esenciales: en ellas se quema lo negativo, todo lo malo que llevamos a cuestas hasta la noche en que se celebra el solsticio de verano. Anoche la representación pasacalles “la tierra del fuego”, acompañó hasta la pira a una enorme bruja que empezó a arder a las doce de la noche, bajo el fulgor y el estruendo propio de unos fuegos artificiales que dieron mayor encanto si cabe al momento.

Deseos. ¿Quién se resiste a la costumbre de arrojar al fuego nuestros más íntimos deseos para que se empiecen a cumplir a partir del hechizo de una noche tal? Cuando ya el fuego ha desplegado su más viva danza, haciendo que todos miremos algo sobrecogidos un espectáculo tan bello como misterioso, es el momento de acercarse y arrojar los papeles que contienen esas peticiones cuyo cumplimiento anhelamos en secreto, a un fuego ya más calmado pero no por ello menos hipnótico.

Y música. No hay noche de San Juan que olvide algo tan mágico en sí mismo como es la música. Anoche hubo para todos los gustos, con un apoyo a la gente joven de Baza, que hemos de agradecer a los responsables de la organización de las actividades de este año. Además del acierto de incluir en la programación actividades infantiles como títeres y distintos talleres de manualidades. 

Fuego, música y deseos. Ingredientes de un hechizo benefactor. En algunos lugares se añade el agua, como elemento purificador. No se puede negar que es un añadido de gran belleza el trasladar todo lo visto hasta ahora a la orilla del mar, con el reflejo de la luna mecido por las olas. En Baza no hay mar. Pero tenemos la Fuente de San Juan, que también nos proporciona el agua para sumarlo a la magia de la noche. En ella, la luz de la danza del fuego crea unos preciosos matices difíciles de describir.

Una vez vivida y sentida la noche de las hogueras de  San Juan, ya podemos decir que ha empezado el verano de verdad. Tiempo de recreo y solaz. Largas noches que se llenan con divertimentos varios para disfrutar de la bonanza del clima, más en esta nuestra querida Baza, que cuenta con el privilegio de poder tomar el fresco una vez que se apaga el bochorno del día.

Disfrutemos del verano sin olvidar que, aunque la noche de San Juan regresa anualmente para darnos la oportunidad de una renovación espiritual con su excusa, sólo se vive una vez. Así pues, a saborear la vida.