POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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QUÉ BONITA ES BAZA

Qué bonita es Baza, y qué ganas tengo de que el despegue económico que ha iniciado en los últimos años se consolide y la transforme en una ciudad que a todos guste para vivir y para visitar. Más bella y atractiva cada día.

Los que amamos Baza, la vemos en positivo, aunque nos duela lo negativo que pueda tener, que lo tendrá seguramente. Pero si nos encerramos en una visión oscurantista y nefasta de nuestra realidad cotidiana, malo. Es mucho más lo bueno, que lo que resta calidad de vida. De cualquier modo, hay que trabajar sin descanso porque lo negativo vaya menguando hasta desaparecer.

Crear ciudad y crecer con ella no es trabajo exclusivo de los políticos, aunque es evidente que su responsabilidad en ello es máxima. Sin embargo, si no se cuenta con el apoyo y la colaboración de la ciudadanía, no muy lejos se podrá nunca llegar. Y ello no será posible si ese respaldo no se basa en la ilusión.

Los andaluces siempre hemos sido un pueblo sufrido, con condiciones de vida difíciles en general. Pero nunca hemos perdido la esperanza, y hemos trabajado para convertirla en realidad. Y los bastetanos, como buenos andaluces, pues otro tanto de lo mismo.

La clave, como digo, está en la ilusión. Hay que creer y amar, porque sólo así podemos vivir la alegría ilusionante de anticipar la realización de las esperanzas nuestras de cada día. Si no sentimos y comulgamos con el atractivo de nuestra ciudad, ¿a quién podremos atraer en base a ella?

Tenemos una riqueza histórica que es de innegable importancia. Poseemos un patrimonio artístico que poco a poco vamos recuperando en su esplendor. Un patrimonio tradicional que contiene elementos tan nuestros y queridos por todos nosotros como Cascamorras, o una gastronomía exquisita que se caracteriza por el poder de un componente tan preciado y precioso como es la imaginación. Un patrimonio natural, a partir de nuestra maravillosa ubicación geográfica, y una Sierra con todo el futuro de una potencialidad que proyecto a proyecto se materializa en riqueza para Baza.

Me encanta mi ciudad. A cualquier persona de cualquier lugar le transmito mi amor y la felicidad que siento por el privilegio de vivir en ella. Toda una vida de aquí para allá, jamás logró nublar mi alegría ante la sola mención de su nombre. La decisión más bonita de todas cuantas haya tomado nunca, fue elegirla a ella. Pero si privilegio es tenerla, poder trabajar por ella es un maravilloso reto que cada día me gusta más. Si sólo pudiera contagiar este sentimiento de pertenencia y responsabilidad, de ilusión y certeza de un futuro mejor basado en un hoy de actuaciones encaminadas a él, ya me daría por satisfecha.

Baza depende de todos y todas. Que cada uno de nosotros se esfuerce por tratarla con mimo. Cuidémosla en cada detalle. Que en cada rincón lata ese amor y pueda brillar, presumida, sabiéndose querida. Si cada cosa negativa de ella nos doliera como nuestra, nunca renegaríamos. Antes al contrario: nos esforzaríamos porque desapareciera y se convirtiera en algo positivo. Amemos a Baza como se merece.