POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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GALIMATÍAS

Todas las cosas de esta vida se pueden ver de muchas maneras. Lo malo es cuando te quedas en un único punto de vista. Por intransigencia e intolerancia, o simplemente porque no das más de sí. No es sólo lo de la botella medio llena o medio vacía. Es también la no botella o los muchos tipos de recipientes para guardar el líquido cuya cantidad analizamos desde el optimismo o el pesimismo.

Pero también es ir mucho más allá de esos dos posicionamientos. Más allá de la alegría o de la tristeza, del sí o el no, del blanco o el negro. Incluso es abarcar mucho más que la simple vista. Tenemos cinco sentidos fisiológicos, al menos convenimos en ello, y para qué quedarnos con lo que vemos. Mejor completarlo con lo que oímos, olemos, gustamos o tocamos. Y si vamos más allá de lo convenido, añadimos el sexto sentido, la intuición, los presentimientos, etc. Entonces, el conocimiento será mucho más completo. Y no digamos ya si recurrimos al chamanismo y a las plantas psicoactivas, y otras doctrinas espirituales…

La vida, al menos la de las personas que se cuestionan su sentido, es una constante búsqueda. Las primeras preguntas de la antropología filosófica (¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿adónde vamos?...) están tan vigentes como cuando fueron primariamente formuladas. La parcialidad de la verdad es producto de nuestra perspectiva parcial, y no supone en modo alguno un relativismo descorazonador; aunque si se pretende abarcar la totalidad, el fracaso está asegurado.

Cada quien busca la respuesta que más le gusta para sus interrogantes y dudas. Que no significa que sea “la” respuesta, pero es la suya y la defenderá ante otras posturas. Y cuanto menos inteligente sea esa persona, más se aferrará a sus decisiones y menos se irá adaptando a las nuevas situaciones que demanden nuevas soluciones.

Somos seres cambiantes, afortunadamente, y las cuadrículas mentales son simple debilidad. La monopostura vital es tan pobre, que sólo procurará satisfacción momentánea. Lo que hoy es válido, mañana puede ser insostenible. Y hablo del mundo del pensamiento, de las querencias, de las creencias incluso. Teniendo claro que en cada muda subyace la voluntad de mudar.

Somos mutantes. Algunos cambian varias veces a lo largo del día. Otros no cambian jamás. En el punto medio seguramente estará la generalidad. Tan negativo es el continuo cambio de chaqueta como el ser inmutable. Y tan positivo a la vez, si hemos quedado en no descartar una única aprehensión multisensorial de la realidad.

Total, que a estas alturas de artículo no sé si seguir o parar, si escribir o borrar, si avanzar en el mismo sentido o virar radicalmente. Y eso que sólo estoy haciendo un acercamiento teórico a algo tan complejo y tan complicado también como es el sentido de esta vida nuestra de cada día. Tal vez por ello sea que algunos dicen que los más simples son los más felices…Seguro que esa simpleza es incompatible con todo tipo de galimatías mental.