POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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MI MAMÁ ME MIMA

Esta semana pasada se ha celebrado el Día Mundial del Libro, concretamente el 23 de abril, fecha en la que se conmemora la muerte de dos grandiosos escritores, Cervantes y Shakespeare. Una coincidencia cuando menos curiosa, y que es un pretexto para promocionar la lectura entre los más jóvenes y en la sociedad en general.

Leer es un placer, además de un maravilloso vehículo para la adquisición de conocimiento. A través de los libros se estimula la imaginación y se abre una puerta a todo un mundo secreto de realidades y fantasías inigualables. Como no hay dos personas idénticas, tampoco encontraremos dos libros iguales. Cada uno de ellos es único e irrepetible. Cada uno aporta a cada quien que lo lee su propia esencia, que nunca es igual tampoco para los diferentes lectores. Podremos estar leyendo la misma obra, pero la conexión que sus palabras hace en los distintos cerebros no es jamás la misma; la chispa que enciende en nuestro ser nunca se repetirá, nos pertenece en exclusiva.

Lectura y escritura, caras de una misma moneda. ¿Aprendemos antes a leer o a escribir? Ambas capacidades van de la mano. Mientras se trazan las letras que forman una palabra, y las palabras que forman una frase, las vamos deletreando y leyendo al unísono. Y lo que me parece aún más genial: vamos captando el mensaje que se enreda entre el abecedario y pasa directamente del papel a nuestros corazones. ¿Quién no recuerda de  cuando empezaba con la lectoescritura aquello de “mi mamá me mima”? Era pura magia, porque se encendía una lucecita en el pensamiento que te enseñaba para siempre que las letras formaban sílabas, que te permitían crear palabras, las cuales te llevaban a completar frases que te decían cosas tan bonitas como que tu madre te quería. Y eso iba más allá de lo cerebral, porque te llegaba directamente al corazón, pasando de las ideas a los sentimientos.

Leer es un placer y una aventura que se inicia en el mismo momento en que elegimos un libro, y que nunca sabemos cuándo acabará. Porque hay obras que te cambian para toda la vida, que te marcan para siempre y llegan incluso a modificar tus conductas. Un libro es un mar de posibilidades, y puedes nadar superficialmente por él, o zambullirte de lleno y encontrar un mundo maravilloso, oculto a los ojos que no supieron ver. Por eso muchas veces relees una obra que en un momento dado no te dijo demasiado, y en otra ocasión puedes descubrir tanto y tanto que antes no viste…

Leer es un placer y para algunas personas una ayuda inestimable. Porque hay quienes están solos y en los libros encuentran un amigo, que les proporciona compañía, ilusión, les enseña, les da sin pedir nada a cambio, que incluso son una excusa para abrirse al mundo y dejar de estar solos, y a través de los libros encontrar otros amigos de carne y hueso. Tan sólo abriendo un libro ya tienes relación con su autor, que generalmente escribe para ser leído.

Así que está muy bien que haya un día dedicado a los libros, y mejor todavía que durante el resto del año se siga con la actitud de reconocer la importancia de la lectura. Los padres no han de olvidar que tienen en sus manos la maravillosa oportunidad de introducir a sus hijos en el mundo del saber. Cuando los niños y las niñas están leyendo, no sólo están entretenidos sino que además están aprendiendo.

Leer es un placer y hay que aprovechar muy mucho el tiempo, porque sólo se vive una vez, y toda una vida apenas nos dará para leer unos pocos libros de entre los muchos que hay esperando a ser abiertos y proporcionarnos todo lo que llevan dentro.