POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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LA FOSA OLVIDADA

Ahora que en Baza estábamos preparados para la gran nevada, con acopio de sal para esparcir y regalar, parece que por esta vez nos hemos librado de los aspectos más negativos de la nieve, sin perdernos los más bellos y positivos. No está mal para empezar de buena manera un año que promete ser mejor que el anterior, cosa que tampoco creo que sea muy difícil. Porque es curioso, pero a casi nadie le ha gustado el año que se nos acaba de ir, como si la crisis hubiera sido un virus que se contagia y todos hubiéramos padecido en mayor o menor medida.

Hablando de virus, se espera que la gripe nos visite pronto en plan masivo, llegando del norte, en donde parece haber hecho estragos. Aunque nunca serán tan graves como las tropelías causadas por los israelíes sobre los palestinos, descargando con saña un odio que asusta. Aterra que se pueda cometer semejante barbarie con los palestinos, sin que nadie haga nada que no se quede en simples palabras de rechazo. Y mientras, el odio hebreo machaca vidas de niños, mujeres y ancianos, además de todas las demás, que también cuentan. Lo que Israel está haciendo en Gaza no tiene perdón de Dios. Me pregunto dónde se mete Dios cuando estas cosas ocurren.

Se dice, y creo que se dice bien, que la realidad supera cualquier ficción, por rocambolesca que ésta pueda parecer al espectador. En estos tiempos que vivimos, casi mejor pasar del relato pormenorizado de tal realidad, porque duele, cuando no asusta. Tener conocimiento de la actualidad nacional e internacional requiere de corazones a prueba de bombas, nunca mejor dicho, y de estómagos sin demasiados remilgos.

La realidad, con sus vericuetos salvajes y sus tramas de película. A ver si no es de película la muerte a tiros en un hospital de Madrid de un “capo” colombiano a manos de unos sicarios, que tuvieron la decencia de preguntar antes el nombre a su compañero de habitación, porque si no se lleva él la ración de ajuste de cuentas entre carteles del narcotráfico internacional. Como de película también fue la muerte hace unas semanas de un empresario andaluz cuando explotó la zodiac en la que se encontraba, quedando su carbonizado cadáver irreconocible. Una siempre espera después de leer estas noticias que aparezca Colombo con su sempiterna gabardina arrugada, apuntando en su cuaderno las respuestas a unas preguntas que conducirán directamente a los responsables de los crímenes.

Me sigo preguntando, siempre he sido algo entrometida, qué pasa para que cuando los crímenes son tan evidentes como los de los judíos, no ocurra nada de nada y tanta muerte se quede sin que sus autores paguen por ellas. Este mundo es muy raro y después de crear algo tan complejo como el Derecho Internacional Público, que mira que es difícil de estudiar, resulta que no sirve para casi nada, por no decir para nada, no se me tache de pesimista, que en esta sociedad parece ser un pecado no bailar entre el silbido de las balas, al menos hasta que una nos dé en la cabeza, y caigamos en la misma fosa olvidada en la que habitan tantos y tantos muertos que a nadie parecen importar.