POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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NOCHE DE CONCIERTO

Este fin de semana ha habido un nuevo concierto de la Orquesta Ciudad de Baza, dirigida por Ramón Llorente con su magistral sencillez, huyendo de rimbombantes aspavientos y logrando a golpe de batuta unas interpretaciones de muy alta calidad. La OCB, desde su constitución en octubre de 2007, nos ha ofrecido momentos inolvidables en variados y magníficos conciertos, porque bajo la dirección de todo un maestro, a pesar de su juventud, transmite y emociona.

Creo que no me he perdido ni una sola de sus actuaciones en nuestra ciudad. Y en cada una de ellas me he sentido una privilegiada por tener la oportunidad de disfrutar de las obras de geniales compositores, interpretadas por un conjunto de jóvenes músicos que hacen fácil lo que lleva detrás muchas horas de estudio y ensayo. Acercar la música clásica con un virtuosismo que se deja sentir entre notas y acordes, movimiento a movimiento, pieza a pieza, columpiándose entre los diferentes instrumentos que conforman la orquesta, es una realidad envolvente que cada noche de concierto ocurre sin estridencias.

Una llega y entretiene la espera leyendo sobre autores y obras, repasando la biografía del director y de los músicos solistas invitados, o de las maravillosas voces que a veces se suman a la música, y espera impaciente que la luz se torne más tenue y las sillas vacías acojan a cada una y uno de los músicos, ordenados por instrumentos, todos girando en torno al lugar que ocupará el director, abrazado por esa música que él va domando y acompasando hasta lograr el milagro de la emoción.

Todas y cada una de las composiciones me han encantado, viéndolas nacer de la destreza de unos chicos y unas chicas que te hacen sentir que la música clásica no es algo caduco y con la pátina de un academicismo desfasado. En todo momento me he dejado llevar por las elaboradas melodías que han llenado la sala de música que quedó prendida en el pentagrama hace siglos. Música que ha sido fuente de placer para los melómanos de entonces y de ahora. Placer compartido por personas de muy distintas culturas y condiciones, que tienen en común que en algún momento se han detenido en silencio a escuchar las notas que algún creador escribió sacando de su interior la belleza que albergaba, que era tanta que necesitaba salir y expresarse.

Esperaré ilusionada que la OCB llegue de nuevo con un programa que seguro que me gustará, y llegaré puntual para no perderme nada del ritual de un concierto. Disfrutaré relajada cada momento, sabiendo que como siempre se acabará antes de lo que desearía, aunque eso hace que me quede con muchas ganas de repetir. Y saborearé el privilegio de una apuesta cultural importante y necesaria, que sé que gusta mucho en Baza y fuera de ella cuando recorre otros escenarios. Deseando que sean muchos los años que tengan por delante para seguir dejando mágicas noches musicales, con las variadas elecciones que nos hacen descubrir siempre algo nuevo. Y enormemente agradecida a los componentes y al director de esta Orquesta que no sólo lleva el nombre de Baza por donde va, sino que lleva prendida una estela de emotiva calidad que es garantía de una exitosa carrera como la que va conformando noche tras noche de actuación.