POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
Para remitir sus comentarios, clique AQUÍ

 ANTROPOLOGÍA EMOCIONAL

Es un poco contradictorio, pero si os fijáis, los de izquierdas hablamos de Franco, los de derechas de ZP, los creyentes del pecado y los ateos de Dios. Cuando algo nos falta nos morimos de la pena en tanto no lo consigamos, pero de tenerlo o nos cansa o nos pasamos el tiempo cuestionando si realmente es nuestro. Si llueve, añoramos el sol, mas si hace calor suspiramos por una bajada de temperatura.

 

Los humanos somos unos seres muy extraños, casi los más raros del mundo animal, aunque algunos hasta se llevan las manos a la cabeza cuando son llamados animales, como si fuéramos vegetales, o minerales…Adolecemos de manías, costumbres curiosas, cuando menos, usos que reproducimos de generación en generación y que aunque nos parezcan absurdos, como pertenecen a lo que nombramos como tradición, pues para adelante y que se perpetúen ad infinitum.

 

Vivimos en una sociedad creada por nuestra especie, pero a veces parece ideada por personalidades masoquistas y más crueles que Nerón, que en cuestión de crueldad es un grado. En la etapa de la niñez somos domesticados y adoctrinados para adaptarnos, sin cuestionarnos jamás si no sería preferible que la sociedad fuera la que se adaptara a sus miembros. Somos personas singulares, como poco, y nuestra especialidad es que hemos concebido un mundo que nos sirva de coraza contra el ruido y el daño exterior, y sin embargo, lo que al final hallamos es un molde inflexible que nos oprime cual corsé y que no nos deja respirar la libertad.

 

Seguramente con ello hemos logrado muchas más ventajas que inconvenientes, pero ay, éstos son tan poderosos que en ocasiones difuminan en exceso aquéllas. El engranaje sigue a su ritmo y o te montas en el carro o adiós muy buenas. Creo que la tranquilidad de vivir una cómoda existencia, libre de miedos salvables, no tiene por qué pagar tan alto precio. Hay mucha más gente que vive mal, que la que consigue un nivel de bienestar por el que merezca la pena obviar a los que se quedan fuera de la buena suerte. Aunque es obvio que se trata de una opinión subjetiva y personal.

 

A veces es todo mucho más simple y vivimos día tras día sin cuestionamientos ni demás inventos intelectuales. Que uno se despierta y a la noche vuelve a dormir en espera de un nuevo amanecer al que seguirá un atardecer, y pare usted de contar. ¡Tanta complicación! Pero  es que hay quienes no se conforman con vivir y necesitan la emoción de sentirse vivos. Cómo vamos a pasar por nuestra existencia de puntillas y sin preguntar y tratar de encontrar respuestas. Es que si no lo hiciéramos, lo más seguro es que seguiríamos en las cavernas dándole buenas dentelladas a un pedazo de carne y con un aspecto de lo más simiesco. Tampoco tiene nada de malo, pero gracias a millones de años la evolución nos ha puesto a otro nivel. Somos humanos y debemos ejercer como tales.

 

Somos millones de hombres y mujeres que avanzamos sin ser conscientes de ello. Que nos erguimos en un momento dado sobre dos patas que pasaron así a ser piernas. Que gracias a ello facilitamos el desarrollo y perfeccionamiento cerebral. Que con el juego de nuestros dedos pulgares iniciamos el camino que empezó hablando de Dios y siguió queriendo suplantarlo. Somos seres humanos, que a veces llegamos a tal grado de inhumanidad que asusta siquiera pensarlo, pero que en el fondo somos organismos débiles e imperfectos que luchan cada segundo por superarse y dejar un legado de supervivencia emocional, que es mucho más, pero que muchísimo más que el mero sobrevivir. ¡Por nuestras emociones nos conocerán!