POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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 EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA

Me voy a pasear por la Alameda y me alegro de que la vayan a empezar a arreglar enseguida, porque está muy descuidada. No es raro no cuidar algo que se va a reformar, no sé si esa es una buena palabra, casi integralmente, pero por eso mismo a ver si empiezan pronto, porque está de pena. A mí me basta saber que se conservará toda la arboleda. Los árboles son los protagonistas de este parque, santo y seña por excelencia de lo bastetano. Junto a los elementos relativos al agua, que espero que igualmente permanezcan. Bienvenida sea esta reforma tan necesaria, y que empiece ya.

 

Mientras paseo por ella, con un sol que abriga mis fríos a base de calidez natural, voy meditando sobre los resultados de una encuesta realizada en Granada y provincia por el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía sobre temas políticos, sociales y económicos. Tal vez porque son los últimos datos, se me ha quedado en la cabeza que la mayoría encuestada votó al PSOE y la mayoría votaría al PP, pero considerando que el partido más asequible y simpático, el más cercano al ciudadano es el PSOE.

 

Me parece cuando menos paradójico que alguien te parezca más simpático y cercano, pero votes al que te parece, por ende, más antipático y distante. Algo que ni entiendo ni haría yo en mi vida. Ya sólo por eso me parece que esta encuesta es algo teórica y abstracta y que en la práctica habría que ver si los que responden hacen lo que dicen que harían. Aunque la verdad es que un gran porcentaje de personas en casi todos los temas más importantes, no sabe o no contesta. Con lo cual, llegado el momento dichas personas serán las que digan y contesten, las que decidan. 

 

Nada nuevo bajo el sol. Quienes tenemos una edad y memoria sabemos que esto de las encuestas hay que tomarlo como lo que son, aproximaciones estimativas a los hechos. Luego, la realidad es otra cosa. Hubo un tiempo en que las famosas horquillas de las que hablaban en todos los noticiarios al cerrar los colegios electorales eran casi 100 % coincidentes con los resultados finales. Después el electorado aprendió que a quién le importa lo que yo haga y a quién le importa lo que yo diga, como cantaba Alaska provocadora y ufana, y se acabaron las coincidencias entre datos estimados y datos reales, tras ser escrutados. Todo ha ido cambiando poco a poco, incluido el grado de veracidad a la hora de responder a preguntas indiscretas. Como aconsejan algunas madres, quien quiera saber, mentiras en él.

 

Por lo demás, no es extraño que la crisis mundial haya tenido consecuencias en la política nacional, autonómica y local. Especialmente en los planteamientos de la ciudadanía. Cuando regresen los tiempos de las vacas gordas, invertirán tales planteamientos y a otra cosa, que la vida no da para mucho quebradero de cabeza si de verdad queremos disfrutarla. Sigamos, pues, viviendo hasta que llegue el momento de hablar en las urnas, y mientras, veamos cómo cada cual barre para su casa y todos contentos con los resultados de las diversas encuestas que de aquí y hasta las próximas elecciones se nos harán. Sobretodo porque todos sabemos que entre lo que decimos que haremos y lo que realmente hagamos, hay un mundo. Suficiente como para cambiar por completo todos los datos estadísticos previos. Así pues, no mareen en exceso la perdiz, que una cosa es la ciencia ficción y otra muy distinta el pan nuestro de cada día.