POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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EN FEMENINO

Un año más llega marzo y el día ocho celebramos el día internacional de la mujer, pongamos que trabajadora, que es como no ponerlo, porque mujeres que no trabajen son la excepción. Día de la mujer, sin más. Esperando y deseando que llegue el momento en que no sea necesaria su existencia. Aunque mientras y a pesar de que pueda molestar a alguien, a seguir reivindicando, o simplemente vindicando, la igualdad de derechos con independencia del género. Y a denunciar una serie de hechos deplorables que aunque sea una vez al año no se pueden obviar.

 

Para empezar por algo muy grave, la existencia en España de decenas de miles de niñas con peligro de sufrir mutilación genital, una aberración de la naturaleza que para muchos países africanos es una tradición. Qué duda cabe de que no se puede amparar en tradición ninguna una práctica vergonzosa, machista y que mutila a miles de niñas no se sabe muy bien por qué, pues los razonamientos son pueriles y no se sostienen ni queriendo, que tampoco es que se quiera. La ablación del clítoris es una práctica que se debe perseguir aquí y en cualquier parte del mundo. Sirvan estas palabras para pedir y exigir el fin de semejante atentado contra la mujer. Contra las niñas, que aún son más indefensas.

 

Para seguir con la gravedad de estos temas, ya está bien de asesinatos machistas. Un día sí y otro también, las mujeres mueren a manos de sus parejas o ex parejas, cobardes y asesinos que se merecen una justicia más contundente. Está claro que no se lucha como se debiera contra esta lacra social y doméstica, porque por muchas órdenes de alejamiento, por muchas casas de acogida, por muchos juzgados especializados, las mujeres siguen muriendo y los hombres, más quisieran ser hombres, siguen matando. Asco dan, así que a volver a nombrarlos, a ver si a fuerza de hacerlo se esfumaran para siempre.

 

Más cosas denunciables, un ocho de marzo, o un día cualquiera de un mes cualquiera, el que las mujeres ganen menos que los hombres por hacer lo mismo….Pero de qué va la historia: este machismo ancestral de hombres que se sienten superiores y que se lo creen de verdad. Me parece una vergüenza como la copa de un pino. Porque aquí en este mundo no hay superiores ni inferiores, aunque si hubiera que elegir un sexo, el débil no es el que se nombra como tal, eso por descontado, que ya está bien de valorar la fuerza bruta. Podríamos empezar a valorar la capacidad de dar la vida, por atender a algo esencial, y sabríamos quién es más preciso en esta sociedad.

 

Continuando con lo del sexismo, un ruego a las mujeres. Dejad de nombraros asesores, abogados, médicos, ingenieros, arquitectos, etcétera. Igual de extendido que está el uso de secretaria, eso sí, como todo lo que está supeditado a un cargo superior generalmente masculino, por qué será, debiera estar el de todos los cargos y títulos que aún, y eso es muchas veces por culpa de las mismas mujeres, se siguen nombrando en masculino singular. No os importe llamaros asesoras, abogadas, médicas, arquitectas…es que lo sois. ¡Si entendierais de una vez la importancia del lenguaje!

 

Las mujeres debieran comprender de una vez que no se deben de avergonzar de ser y de parecer. No tienen por qué estar calladas para que no se ofendan los machos, que sienten peligrar su poderío tradicional. Los hombres tienen muy claro que no van a ceder ni un ápice de su espacio, aunque se lo hayan quitado a las mujeres. Así que éstas debieran pisar con fuerza y no mantenerse en silencio por miedo a ser vistas. El mundo es de todos y de todas. Así que a hacerse ver, que para algo existimos. Y  a hacerse nombrar en femenino, que no sólo somos, sino que además y con mucho orgullo, somos mujeres.