POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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HESSEL EL REBELDE

"Cuando la legalidad democrática choca contra la legitimidad democrática es válido recurrir a la desobediencia civil"
Stéphane Hessel


Acaba de morir a los 95 años Stéphane Hessel, inspirador con su librito ¡Indignáos! de todo un movimiento de resistencia ciudadana, pacífica pero muy cabreada, en la convulsa Europa actual. Más allá de su apasionante vida, todo un recorrido por un siglo XX cargado para su desgracia de totalitarismos que le cambiarían la existencia, su preocupación por la juventud y su lucha sin tregua por la paz y las libertades, han convertido a este berlinés nacionalizado francés en un referente en cuanto a la conquista de los Derechos Humanos y las reivindicaciones de la libertad y la dignidad humanas. Él, que había sido activista precoz y miembro de la Resistencia contra los nazis, no se desalentó ante la generalizada pasividad que encontró entre los jóvenes y escribió esa obra que con apenas 30 páginas sería el motor de los movimientos sociales de los llamados indignados.

Todo un ejemplo de vida el de Hessel, que sabía bien que si pierdes la capacidad de rebeldía estás más apagado que el futuro de nuestra juventud. Me da pena cuando veo lo poco que ésta le importa a nuestros gobernantes, que incluso tienen la desfachatez de decir que si los jóvenes emigran es lógico a su edad, dado el espíritu aventurero que se les supone. Mientras, los alemanes se frotan las manos y se felicitan por la fuga de talentos que aterrizan en su país espoleados por la crisis en el nuestro. Y es verdad que nos atenaza una grave crisis, pero seguro que otro gallo cantaría si la corrupción y el llevarse el dinero público a manos llenas no fueran lo común en nuestra realidad social. Qué lástima que no hayamos sido capaces de evitar tanto robo de guante blanco; que incluso haya quien lo excusara por pura ideología. Me pregunto si alguna vez se nos devolverán los millones de millones que descansan en paraísos fiscales mientras quienes siempre han sido considerados como el futuro, hoy sólo hallan desesperanza y malos augurios

Por un momento me pongo en la piel de cualquiera de nuestros jóvenes y se me agarra al cuello tal desasosiego, que se me acaban pronto las ganas de semejante intercambio, aun sabiendo que es puramente ficticio. Lo tienen demasiado difícil. Incluso para la desobediencia civil, que nada tiene que ver, por cierto, con la eclesiástica, tan bien escenificada por Benedicto XVI. Éste se ha encontrado con un mundo tan corrupto como pagano entre los suyos y se ha dicho que qué necesidad tiene de bregar con semejante chusma, pudiendo estar de privilegiado retiro con su secretario particular y su cohorte de criadas para todo. Qué diferencia de actitud entre la del ex Papa, achacando a sus 85 años la necesidad de retirarse a rezar por tanto pecador ante la imposibilidad de luchar y cambiar el auténtico panorama intramuros del Vaticano, y la del nonagenario Stéphane Hessel. Del ensimismado y estéril orar, a la resistencia ciudadana ante los atropellos del sistema político y económico. Un abismo. Como el que media entre el infierno y el cielo; y si éste es para los hombres buenos, solidarios, luchadores y valientes, ahí estará sin duda Hessel el rebelde.