POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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BAZA, FIN DE AÑO (I)


Con diciembre llega la navidad, y con ésta una dinámica que se impone ajena al gusto de cada cual. Estamos en una de esas épocas del año en que o te pierdes lejos, o te encuentras de frente con toda una parafernalia de la que es muy difícil abstraerse. Los tiempos cambian, las circunstancias son adversas para millones de personas, los dineros públicos escasean cuando son para los necesitados,... pero una vez más, y así cada doce meses, toca derroche, excesos, exagerado consumismo, reencuentros familiares deseados o indeseables, despedir el año, recibir el nuevo, etc. Y si lo piensas, los días siguen su curso, ajenos a nuestros inventos y a nosotros mismos. Más nos valdría mesura y solidaridad, y que la generosidad fuera de corazón, no de billetera.

Leo las noticias locales y me parece a veces que estoy ante una telenovela sudamericana, que da igual que te pierdas algunos capítulos, porque cuando la retomes seguirá igual que cuando la dejaste. Como encerrados en una burbuja temporal, hay temas recurrentes que a veces llegan al surrealismo en su repetición. Y así, al final ignoro si regresará el tren algún día, o eso es ya como Pedro y el lobo; si la Dama al menos nos visitará, una vez tenemos la ampliación de Museo exigida para nada más y nada menos que su vuelta; si pisaré otra vez el Dengra para ver cine o teatro; si podré ir de feria sin sentir el agobio y la inseguridad de demasiada gente para un espacio claramente insuficiente. No sé si dejaré de sentir vergüenza al explicar a los amigos que me visiten que estamos ante un Palacio, cuando parece una cuadra en ruinas; de sentir la rabia de comprobar que todas las promesas sobre nuevas empresas en Baza no son más que un bienvenido, Mister Marshall; o la sensación de que nos venden una y otra vez la misma burra sin preocuparse siquiera de disfrazar su apariencia, y así podría seguir otro buen párrafo, pero para qué.

Bueno, al menos sé que no sé casi nada. Aunque algunas cosas las tengo muy claras: a nivel cultural, me aburro soberanamente en Baza, y bien que lo siento. No es una opinión aislada, que en esto coinciden conmigo bastantes personas, lo cual es una pena. He citado el cine, por ejemplo: de adolescente podía elegir películas de hasta 3 cines; hoy no existe una programación continuada en ni uno, sino un triste estreno esporádico y tardío en un cine a días libres, y eso gracias al interés y el esfuerzo de unos pocos. Está claro que para estar al tanto de las novedades y disfrutarlas cuando toca, hay que irse a la capital. Con el teatro, que siempre ha gustado en nuestra ciudad, otro tanto de lo mismo: alguna función tan de vez en cuando, que se echa de menos mayor oferta. ¿Música? de pena, algún concierto en septiembre y poco más; y de la estupenda OCB, el recuerdo de su buen hacer. Si te quejas del aburrimiento a veces te espetan un pues a las cosas que se programan, apenas van tres gatos..., sin pararse a pensar que están entonces ofreciendo actos y eventos que sólo interesan a tres gatos.

Será el humor ante el cambio de estación, será constatar que es triste aunque cierto, pero siento que no se trata bien a Baza, que se merece mucho más, y mejor. Siempre me divertí aquí, y sí, eran otros tiempos, pero se quería y cuidaba a Baza por encima de cualquier otro interés. No sé si hoy podría decir lo mismo.