POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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Generación NoMo


Las mujeres que en algún momento de nuestras vidas optamos por no ser madres, seguro que en más de una ocasión habremos escuchado lo de que una mujer no puede sentirse realizada como tal hasta que no sea madre... Ante ello, siempre he añadido mentalmente que no podrá sentirse realizada como madre, pero para nada influye en la realización como mujer. De entrada, si es una decisión personal, lo cual es por definición antagónico a una imposición o a una incapacidad, no creo que haya cabida para la frustración. Hay muchísimas personas que no son, por ejemplo artistas, o investigadores, o ni siquiera necesitan un camión para ser felices... y no por ello se sienten mujeres y hombres no realizados, digo yo. Porque hay en el concepto de sentirse realizado una connotación de consecución de metas, de lograr vivir unas experiencias deseadas. Y si no buscas, no puedes en modo alguno sentirte mal e insatisfecho por no encontrar.

Aunque la sociedad ha avanzado que es un gusto, y hoy no está igualmente considerado que hace décadas el ser soltera, o madre soltera, o casada sin hijos, por circunscribirme al tema. A día de hoy pienso que está más que claro, al menos en los países modernos, laicos y democráticos, que en lo que atañe a las mujeres, nuestro cuerpo y nuestras decisiones nos pertenecen. Que no es más una mujer con hijos que la que ha decidido no tenerlos, o que la que no ha podido, por qué no incluirlas; ni viceversa. En la sociedad actual, somos las dueñas de nuestros destinos. Casadas o solteras. Madres o no. Con la orientación sexual que cada mujer viva. Y no serán los políticos, los curas o los ultra conservadores anticuados los que puedan cambiar el curso y la evolución de nuestras conductas y relaciones sociales. Por algo tan simple como que ellos también forman parte de nuestra sociedad, y aunque sus ideologías se queden obsoletas, la vida va para todos y nadie puede perder el paso.

Pero hay muchas diferencias sociológicas según los grupos humanos existentes, e influyen variables como religión, carácter rural o ciudadano, razas, mentalidad más o menos abierta o atada a la pura tradición, y tantos factores decisivos como sean capaces de imaginar. De manera que lo que a algunas nos pueda parecer, a estas alturas, perogrulladas, para otras no lo son en absoluto, y por ello sienten la necesidad de reivindicarlo. Es lo que ocurre con la llamada Generación NoMo (No Mothers), que engloba precisamente a las mujeres que voluntariamente no contemplan la maternidad en sus vidas, al tiempo que reclaman su derecho a no dar explicaciones y a ser respetadas en su libertad de tomar decisiones y realizarlas, sin mayores problemas o complicaciones absolutamente innecesarias. Personalmente me daría por satisfecha con que dejaran de llamarme egoísta por no haber querido ser madre; porque, por edad, al menos ya me libro de las innumerables razones para convencerme de lo contrario. Y es que a veces se olvida con gran ligereza que la vida es de cada quien, para vivirla como desee y no como los demás desearían que cada quien la viviera.