POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
Para remitir sus comentarios, clique AQUÍ

DIEZ AÑOS


Diez años ya escribiendo Por la Alameda para ustedes. Diez años, dos lustros, una década, 388 artículos con este. Es mucho tiempo, y han cambiado, con respecto a entonces, desde la web que incluye esta sección hasta la realidad de nuestro país, sin olvidarnos de nosotros mismos. Porque desde el consumo con sumo gusto que recuerdo en uno de los primeros escritos, hasta los malos tiempos de los que me lamentaba recientemente, hay toda una crisis económica que sin duda se ha quedado prendida en mis artículos de una u otra manera, haciéndolos más oscuros que en un principio, bastante más entusiastas, grosso modo. No tiene nada de extraño, pues esa crisis, que aún persiste para muchos, ha provocado tantos cambios no deseados, que no podría haberlos ignorado aun queriéndolo. Más allá de esta innegable y profunda transformación socioeconómica y su reflejo en lo que escribí, al hacerlo he pretendido, invariablemente, expresar el amor que he sentido desde niña, y siento, por Baza, así en abstracto: desnuda de casi todo, de todos, emergiendo a través de la palabra como una identidad propia y diferenciada de sus mismos elementos. Me pasa con nuestra ciudad, también con algunas personas queridas, que aunque tenga cosas que decididamente no me gustan, me gusta ella. Adoro Baza, más allá de lo que en ella haya que me disguste. Me basta salir a andar sus calles para sentirme bien, disfrutando que puedo hacerlo; seguramente influya que durante muchos años no podía aunque quisiera, al estar lejos.

Empecé a escribir Por la Alameda con el íntimo deseo de escapar de escrituras más políticas, buscando la lírica más que épicos análisis claramente partidistas. Sin embargo, con la perspectiva del tiempo, me doy cuenta de que era una pretensión algo ilusa, porque la política está en todo, nos guste más o menos. De cualquier manera, creo que hay mucha más poesía y reflexiones filosóficas en mis escritos, que acercamientos ideológicos a los temas de actualidad. Aunque de todo hay en la viña del Señor, podría decirse sin errar demasiado. Mi deseo ha sido siempre compartir con ustedes unas ideas que, por personales, no tuve nunca la osadía de que fueran compartidas, pero sí la de que fueran comprendidas. Más allá de lo complejo o simple sobre lo que una escriba, nada habrá de llegarle a quien lo lea, si no lo entiende. Por eso, si ustedes existen, que me han dicho y me consta que sí, me encantará saber que me expreso con la suficiente claridad como para hacerme entender; y tengo plena confianza en que así ha de ser, si ustedes me leen con más o menos asiduidad, pues en caso contrario hubieran dejado de hacerlo. Aprovecho este artículo sui géneris para renovar mi compromiso inicial de acudir sin falta a esta cita, y para agradecerles que me sigan a través de la palabra: un vehículo de comunicación tan maltratado hoy en día, tan ignorado, tan olvidado a veces. Y es que visto lo visto, y qué no nos quedará por ver, escribir y leer pueden llegar a ser actos de rebeldía, cuando no pura heroicidad. Así que seamos, sin dudarlo, rebeldes, y que ello no nos conduzca a heroicidad ninguna; que da mucha pereza, y nos restaría tiempo para disfrutar de lo más grande y extraordinario, que no es otra cosa que lo más sencillo.