POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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BAZA QUIERE QUE VUELVA EL TREN


No sé qué entenderán por bienestar general, por el que dicen trabajar, los hombres y mujeres que se dedican a la política; ni qué es exactamente para ellos el actuar como representantes de la ciudadanía, del pueblo en quien descansa la soberanía. Son conceptos muy manidos y bastante elementales, pero viendo la realidad nuestra de cada día, reiteradamente desatendidos. Si toda Baza estaría feliz con el retorno del tren, es increíble, primero, que lo hicieran desaparecer sin contar con nadie, y, después, que desde que se reconoció el error no haya sido inmediata y unánime la petición de su regreso. Es lo que ocurre cuando ese objetivo de bienestar general desaparece bajo la imposición de los intereses partidistas, en función de los que se empieza a argumentar en una u otra dirección, eso da exactamente igual, dependiendo de qué postura tiene quien gobierna, y cuál es la de la oposición. Y en esto no hay diferencias entre los diversos partidos, sea el que sea su signo político, tal y como se puede ver con respecto a un asunto tan sensible para nuestra ciudad como es el del tren.

     En Baza se le dio la puntilla al ferrocarril cuando gobernaban los socialistas a nivel local, autonómico y nacional; ese anhelado tres en raya que ciertamente, en tiempos del extinto bipartidismo, podría ser la llave para casi todo; pero que, al menos en nuestra localidad, no sirvió para prácticamente nada. De modo que es fácil entender que políticamente fuera poco menos que automático el punto final. No hubo contestación, ni política ni popular —a veces al pueblo se nos mantiene en la inopia, sin una adecuada información sobre hechos y consecuencias—, y el tren dejó de llegar a nuestra estación, desapareciendo progresivamente su infraestructura sin mayores contemplaciones de futuro. Si algo se ha desmantelado con los socialistas, no van a ser ellos los que pidan que se remedie el entuerto, al menos hasta que el Gobierno nacional cambie de color..., como así ocurrió. Al gobernar los populares a nivel nacional, ya era mucho más sencillo, para los socialistas, pedir que volviera ese tren que desde enseguida se había echado de menos. Pero, ay, fueron entonces los populares locales, defensores primeros del regreso de la comunicación ferroviaria a Baza, los que se encontraron con las manos atadas por el interés de su partido. Y en medio de este bucle de ideologías y consignas partidistas, quedamos nuestra ciudad y sus hombres y mujeres deseosos de que el tren vuelva, y con muy escasa confianza en que ello suceda, al menos a corto o medio plazo.

     ¿Es tan difícil, ya que nos dejaron sin tren, conseguir que regrese?  ¿Cómo se pueden tirar a la basura millones y millones de euros creando fantasmales Ciudades de la Justicia, aeropuertos abandonados y desiertos, autopistas de peaje a ninguna parte, etc.? ¡Por no hablar de las millonadas que nos han robado tantos corruptos protegidos! Para dejarnos sin tren habría que habernos preguntado antes, y aquí seguiría seguramente; pero ya que eso no se puede remediar, es imprescindible tener presente que toda Baza quiere que vuelva; y que todos los partidos, sin excepción y con independencia de quién gobierne y a qué nivel, trabajen día a día por conseguirlo. Obtener el bienestar general, el que todos y todas estemos satisfechos, es sencillamente su deber, y también su razón de ser.