PLAZA MAYOR

Una sección de Francisco Arias
Para remitir sus comentarios, clique AQUÍ
 

LA CIUDAD DE LAS DAMAS

Se ve que, de toda la vida, los bastetanos hemos sido gente confiada, o por lo menos, bastante despreocupada. El caso es que casi siempre nos lo han querido quitar todo, como si no sintiéramos ni padeciéramos. En julio del 71, en las excavaciones dirigidas por F. Presedo, casi nos roban irremisiblemente la Dama, llevándosela a escondidas, para colocarla o venderla sabe Dios dónde. Bueno, por lo menos, no consiguieron mantener en secreto el hallazgo y los bastetanos pudimos evitar que nos robaran el nombre de origen, que lo que se dice la Dama, bien que se la llevaron. Decían que para estudiarla y restaurarla; al parecer, todavía no han terminado.

Ciertamente la marcha de la Dama, en aquel momento, ya fue una fea jugarreta, pero, si no justificable, al menos un tanto comprensible dadas las circunstancias socioculturales y, sobre todo, políticas de la época. Mucho más incomprensible nos parece la negativa actual a un regreso de la Dama, aunque sólo sea temporal, a la ciudad bastetana. Supongo que cabía esperar una actitud distinta de la Sra. Ministra de Cultura y de los severos técnicos que la aconsejan, si se considera la repercusión que puede tener para nuestro desarrollo la presencia de la Dama, y, sobre todo, si tenemos en cuenta la situación política de los momentos actuales. Yo creo que nuestros gobernantes, al menos los responsables de Cultura, no acaban de demostrar para con nosotros la preocupación y la sensibilidad social que merecemos y necesitamos. Ya sabemos que el Museo de Baza, hoy por hoy, no reúne las condiciones mínimas para garantizar el estado de la Dama, pero supongo que eso se podrá solucionar; creo, también, que nuestra ciudad se merece una mínima inversión para tener un museo acorde a su importancia histórica y cultural, digno de albergar a nuestra añorada Dama. Respetamos sus razones y su criterio, pero, al menos, esa negativa, hecha pública por la Sra. Ministra hace unos días, podía haberse matizado, haberse condicionado a una posible reforma del museo: vaya, que hay muchas formas de decir las cosas y estas declaraciones, según no nos han llegado a nosotros, no se han ha hecho en el tono más adecuado. En mi opinión y siempre según lo que he podido leer, más que unas declaraciones parecen una regañina a la que sólo faltaba añadir un “¡Y a callar todo el mundo!”, como dejando patente la poca consideración que, una vez más, se tiene con nuestra ciudad.

Bueno, pero se habrán dado cuenta de que en el título del artículo hablaba de la Ciudad de las Damas, así, en plural. Por supuesto que me refiero a Baza y, por lo tanto, hago referencia a una otra Dama, que no es la Sra. Ministra. La otra Dama, la primera en el tiempo, también se encontró bajo tierra, según cuenta Luis Magaña, hacia 1490. Se trata, nada más y nada menos, que de nuestra pequeña gran Dama, nuestra Patrona, la Virgen de la Piedad. Es curiosa la similitud de estos dos hallazgos, salvando las diferencias, por supuesto, en cuanto al valor y significado de ambas esculturas, que no quiero herir la sensibilidad de nadie. Ambas estaban enterradas, ignoradas por los bastetanos, y vinieron a descubrirlas gente de fuera; y se las quisieron llevar a toda costa, como si no las necesitáramos o no fuésemos merecedores de ellas. Menos mal que con la primera Dama tuvimos más suerte y se quedó aquí. Claro que, según cuenta la tradición (y por algo será), esto se logró, más que por el empeño de los ciudadanos, por el deseo de la propia Virgen y por su intervención milagrosa. También es posible que la consideración que se tenía por entonces a nuestra ciudad fuese algo más significativa que la de ahora, o que no hubiese autoridades tan preocupadas por la restauración y conservación del patrimonio bastetano como las actuales. Bueno, la preocupación en lo que se refiere al patrimonio bastetano de Madrid, es decir, la Dama, porque la preocupación por el patrimonio que tenemos aquí, en Baza, como el Palacio de los Enríquez, la Alcazaba, la iglesia de los Dolores, etc., etc., ya es otro cantar.

El caso es que, entre unas cosas y otras, aquí está nuestra Ciudad de las Damas, incompleta, o “enmancada”, como se dice por aquí, hasta que se consiga el retorno de la segunda de ellas, hasta que se consiga que la Dama de Baza, emigrante o, más bien, secuestrada, vuelva a su ciudad, aunque sólo sea de visita. Esperemos que el inmenso cariño que le han cogido las demás naciones de España le permita algún día el regreso a ésta su “realidad nacional” de Andalucía. Si sirve de algo, les diremos a los de Cultura que, si nos prestan lo que es nuestro, es decir, si vuelve temporalmente la Dama a Baza, no recurriremos a la tradición de la Virgen de la Piedad; así que estén tranquilos, que no los vamos a pintar, como a Cascamorras, cuando vengan a por ella.

Y si para otra cosa no, al menos quiero que estas líneas sirvan para reivindicar para Baza la denominación de la Ciudad de las Damas, a ver si el recuerdo de la primera y, sobre todo, su intercesión nos ayuda a luchar con más ahínco y a conseguir el regreso de la segunda.