PLAZA MAYOR

Una sección de Francisco Arias
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A LA DAMA DE BAZA

Muy señora nuestra:

Ante las felices noticias de que pronto volverá usted a esta su ciudad, tengo el atrevimiento y el honor de dirigirme a su apreciada y añorada persona con estas cuatro letras, aclarando, eso sí, que, cuando la llamo “señora nuestra”, quiero decir exactamente eso, señora NUESTRA, aunque lleve usted tantos años alejada de nosotros. Según parece, se va a acometer por fin la ampliación y la reforma del Museo, y eso va a posibilitar que tenga un lugar donde alojarse dignamente, y, por lo tanto, no habrá ningún impedimento para que vuelva usted al lugar donde nació y vivió durante tantos siglos.

Personalmente, espero con impaciencia el feliz momento en que usted regrese a Baza, donde sin duda recibirá el cariño y el reconocimiento de su gente como se merece y nosotros disfrutaremos de su presencia, que también lo merecemos. A lo mejor se pregunta usted la razón de este cariño repentino, después de tanto tiempo sin hacerle demasiado caso… Pues no, no se trata de que nos haya dado envidia de los ilicitanos, que ya tienen en Elche a su Dama; lo que ocurre es que, como usted seguramente sabe, los bastetanos somos muy buena gente, pero, aunque nos vamos mentalizando poco a poco, todavía nos queda bastante de aquella típica actitud de inconstancia y de descuido para nuestras cosas, y, a veces, seguimos necesitando de fuertes estímulos que nos motiven y nos mantengan firmes en la defensa de nuestros intereses; pero cuando nos lanzamos… Ya sé que en Madrid la tratan muy bien, que tiene usted unos magníficos aposentos y que recibe muchas visitas, pero piense que, como en la casa de uno, en ningún sitio. Hace treinta y cinco años que se marchó usted de nuestra tierra, como tantos otros paisanos, a buscar mejores condiciones de vida. Por aquel entonces, aquí la situación estaba solamente regular, pero ahora las cosas han cambiado. Aunque no tanto como nos hubiera gustado, ha llovido mucho desde aquel mes de julio de 1971. Algunos de los que se marcharon han regresado y ya no se va tanto la gente como antes; incluso, no se lo va usted a creer, pero vienen muchas personas de fuera a vivir entre nosotros. Justo es, también, que vuelva usted por aquí, aunque sólo sea a dar una vuelta.

Baza también ha cambiado mucho, no la va usted a conocer. Más grande, más gente, más movimiento. Falta bastante por hacer, pero se están recuperando muchas cosas y la ciudad va teniendo otro aire. Hasta tenemos rotondas con fuentes, aunque no muy lucidas, la verdad; no sé si es que aún no les han encontrado el punto, o que no tienen punto alguno. Pero, de todos modos, tengo que decirle que no quedan mal del todo, que embellecen las entradas de Baza y dan un toque de elegancia a nuestra ciudad.

Aunque seguimos un tanto olvidados, no sé si por poco temidos, o por poco apreciados, o por las dos cosas (aparte de que, probablemente, nunca hemos sabido ponernos en nuestro sitio), sepa usted que, gracias al gran esfuerzo de todos, nuestra ciudad ha progresado bastante en estos últimos años, y, según parece, tiene muy buenas perspectivas, sobre todo si se aprovechan acertadamente los recursos turísticos, y los gobernantes se deciden a restaurar, antes de se hunda definitivamente, gran parte de nuestro maltrecho patrimonio histórico. El caso es que ahora está muy de moda el turismo rural, la naturaleza, la montaña, las casas cueva, y todo eso, y en esas cosas, recordará usted que tenemos inmensas posibilidades. Además, en los yacimientos donde usted apareció, se sigue excavando y descubriendo cosas muy interesantes. Todos esperamos que algún día aparezca alguna otra pieza tan valiosa como usted; eso sí, si es posible, que sea muy grande o muy compleja para que nadie se la pueda llevar bajo ningún pretexto.

Por todos estos asuntos, aparte, claro está, del placer de tenerla a usted entre nosotros, considero que es muy importante su regreso a Baza. La mayoría de los bastetanos estamos convencidos de que su presencia va a ser fundamental para aglutinar y potenciar definitivamente todas estas realidades y proyectos, que tan importantes son para el desarrollo de nuestra ciudad y de nuestra comarca.

Espero, pues, que sus dependencias en el Museo se dispongan muy pronto y que no se retrase, como suele ocurrir en estos casos, el momento en que usted ocupe el lugar que le corresponde entre nosotros. No tenga duda de que aquí estará bien atendida y de que recibirá todo el reconocimiento y el afecto que merece su importante persona. Hasta entonces, agradeciendo de antemano lo mucho que usted hará por nuestra tierra, que es la suya, reciba el más afectuoso abrazo de todos los bastetanos. No nos olvide, pues, y regrese usted cuanto antes, querida Dama de Baza y señora, NUESTRA, desde siempre y para siempre.