PLAZA MAYOR

Una sección de Francisco Arias
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JÓVENES EMPRENDEDORES

Hace unas semanas pasó por nuestra ciudad la Feria Andalucía Emprende,una actividad promovida por la Junta de Andalucía con el objetivo de motivar a los andaluces, especialmente a los más jóvenes, en el autoempleo y animarlos a emprender. Y la semana pasada se celebraron las X Jornadas de Juventud y Formación para el Empleo, organizadas por el ayuntamiento de Baza, que también incluyen entre sus objetivos el dar a conocer a nuestros jóvenes las posibilidades de empleo de nuestra zona y fomentar en ellos el espíritu emprendedor. Por cierto que estas jornadas, que tanto deben a mi amigo y compañero en las tareas docentes Joaquín Guadix, las iniciamos y las organizamos en sus primeras ocho ediciones, si mal no recuerdo, en el IES “Pedro Jiménez Montoya”. Luego las asumió el Ayuntamiento, con lo que ganaron en muchos aspectos y, seguramente, perdieron en otros, no por culpa de nadie, sino porque, como es lógico, los objetivos políticos no siempre coinciden con los objetivos didácticos.

Sea como sea, las jornadas han resultado muy interesantes, y lo que verdaderamente hay que destacar es la importancia que tienen este tipo de actividades para ayudar a eliminar una de las deficiencias que tradicionalmente se ha detectado en nuestra comarca, que es esa especie de conformismo y falta de  iniciativa para la vida empresarial. Es verdad que ya están empezando a cambiar las cosas. Según el delegado de Innovación, Ciencia y Empresa, Alejandro Zubeldía, la Feria Andalucía Emprende se trajo a Baza por ser centro del Altiplano  y porque es una ciudad desde la que se están promoviendo en los últimos años proyectos emprendedores innovadores. La verdad es que este tipo de apreciaciones  hacen que nos sintamos optimistas, siempre que no se trate de que estas cosas se las diga el delegado a todos, precisamente para eso, para que todos se sientan optimistas.
De todos modos, yo creo que nos queda mucho camino que recorrer en ese sentido. Y no se trata de que los bastetanos seamos más cortos y menos lanzados que los demás, ni mucho menos. Lo que ocurre es que el hecho de vivir durante siglos en la penuria económica influye profundamente en la idiosincrasia de los pueblos. Es normal que la gente, permanentemente golpeada por la pobreza, intente aferrarse a la seguridad económica, aunque sea limitada, antes que arriesgarse a la nada, por aquello de que “más vale pájaro en mano que ciento volando”, mucho más cuando ni siquiera se ven pájaros en el cielo. Al final acaban acostumbrándose a que es mejor un sueldo pequeño fijo que cualquiera de las escasísimas e inciertas ilusiones empresariales que puedan presentarse. Se crea así una dinámica en los pueblos que se cronifica y resulta muy difícil de superar. Claro que, cuando comienzan a abrirse puertas y a encenderse algunas luces, como está ocurriendo en estos últimos años en nuestra comarca, pues también comienza a agudizarse el ingenio y despertarse el atrevimiento, lo cual demuestra que podemos ser tan creativos y tan osados como cualquiera, siempre que haya un mínimo de esperanza a la vista y,  que, al menos, se vean volar algunos pájaros.

Y este tipo de actividades formativas ayudan a que los jóvenes  descubran un clima mucho más emprendedor que el que hemos vivido los mayores. Ello va a proporcionar, sin duda, una mejor explotación de los propios recursos, una mayor creación de empleo y un mayor desarrollo de Baza y comarca. Por eso, sin ánimo de dar lecciones a nadie, considero que todos nosotros, especialmente los responsables de las tareas educativas, deberíamos hacer un esfuerzo especial para conseguir  de nuestros alumnos y alumnas un mayor conocimiento y estima de los muchos valores y riqueza de nuestra tierra, así como para fomentar en ellos la creatividad y la iniciativa que les permitan descubrir y valorar las posibilidades de la zona en todos los sentidos, y especialmente, cuando la edad del alumnado lo aconseje, en lo que a desarrollo empresarial y autoempleo se refiere. Digo yo, que si siempre nos estamos quejando de que los bastetanos somos un tanto apáticos, y que nos falta espíritu emprendedor e iniciativa, lo lógico sería incluir en las finalidades educativas de los centros docentes algunos objetivos que ayuden a superar estas deficiencias.

Por lo menos se podrían atajar algunos errores de bulto como el que pude comprobar hace algunos años; resulta que una profesora del instituto (que no era de Baza, claro) alardeaba de que ella aconsejaba a nuestros alumnos que, cuando terminaran sus estudios, por nada del mundo se quedaran en Baza; que se fueran por ahí a descubrir nuevos horizontes, que aquí se iban a morir de asco. Y lo decía tan orgullosa. Este error de bulto, o más bien, disparate educativo, me costó una pequeña discusión con aquella compañera. Claro, que de eso hace ya bastante tiempo, cuando gran parte del profesorado iba y venía sin  interesarse mucho por los temas locales, y cuando la preocupación por el entorno no era un aspecto importante de las programaciones didácticas. Afortunadamente, hoy las cosas han cambiado, sobre todo, en lo que se refiere a las posibilidades laborales; y creo, que también han cambiado las orientaciones educativas que, en ese sentido, reciben los alumnos. Bueno, al menos eso me parece a mí.