PLAZA MAYOR

Una sección de Francisco Arias
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ESTATUTO Y CARNAVAL

Se ve que los andaluces se han dedicado el pasado  fin de semana a celebrar el Carnaval con tanta intensidad que muchos se han olvidado hasta del Estatuto. Bueno, digo yo que algo habrán influido las fiestas carnavaleras en la gran abstención cosechada en el referéndum andaluz. Quizás por eso, haya sido Cádiz la provincia en la que el olvido de las urnas ha sido mayor. Para mí, que hacer coincidir la votación con el Carnaval, no sé si por necesidad o por despiste, no ha sido una idea muy acertada. Pero, claro, lo de la fiesta se puede considerar como un argumento más, y no de los más importantes, ya que, justificar la abstención con el Carnaval, sería restarle seriedad al asunto; muy al contrario, creo que esta falta de participación debe preocupar mucho, especialmente a los políticos, que deberían aprovechar el momento para hacer una profunda reflexión sobre su comportamiento y, en particular, sobre sus modales y estilo, y esa dinámica que han emprendido de enfrentamientos de mal gusto con los que están generando decepción y desencanto en los votantes, sobre todo, en los más jóvenes.

Yo, como, según parece, la mayoría, no sé casi nada del Estatuto, pero tengo que reconocer que el hecho de que el PSOE y el PP se hayan puesto de acuerdo para engendrarlo y defenderlo a mí me tiene muy mosqueado. Es difícil comprender cuántos y cuáles serán los puntos de vista coincidentes entre ambos partidos para llegar tan fácilmente a un consenso en materia tan importante. No sé qué pensaran ustedes, pero una de dos: o se las han tragado dobladas unos y otros, o el Estatuto es un producto descafeinado, como esos remedios medicinales que ni curan ni matan. Vaya, que es posible que, en lugar de un estatuto, tengamos una realidad estatutaria, y, quizás por eso, la realidad nacional andaluza haya pasado abrumadoramente de tanta realidad. Quede claro que, por mi parte, me da igual que España se organice como un Estado de naciones, de realidades nacionales, o de autonomías, pero, eso sí, me gustaría que a todos los miembros de ese Estado se les llamara con el mismo nombre. Pero, la suerte está echada; ahora podremos comprobar si las cosas funcionan mejor o siguen igual. Decía el Presidente Chaves durante la campaña que este Estatuto nos va a equiparar a las regiones más prósperas de Europa; pues veremos si es así y si, dentro de esa equiparación, incluía también  las comarcas de Baza y Huéscar, o sólo se refería al eje Sevilla-Málaga.

Los bastetanos, por lo visto, no parecen estar muy convencidos del asunto, dado ese 34% de participación, que nos sitúa por debajo de la media andaluza. Puede ser, como dije al principio, que la culpa sea del Carnaval. Y algo habrá influido, pues la fiesta se ha vivido este año en Baza con tal participación e intensidad que comienza a parecerse a los carnavales de antaño. Por lo menos a mí me ha dado esa impresión. El sábado estuvo la noche muy animada, especialmente en ese corazón de nuestras celebraciones que es la Plaza Mayor, con la carpa carnavalera repleta y muy animada, y con el importante complemento de la fiesta y el buen ambiente del Casino, que, hay que reconocer que por fin parece haber superado esos momentos bajos en los que lo habían sumido determinados problemas y circunstancias. Igualmente estuvieron muy ambientados la mayoría de los locales de copas en la noche del sábado; y eso que el tiempo, como casi siempre, no acompañó demasiado. Muy concurrido estuvo también el Carnaval de los pequeños el domingo por la tarde. La Plaza Mayor volvió a llenarse de niños y padres, a pesar de que no era mucho el espacio libre, ocupado en gran parte por la carpa y las atracciones hinchables; me refiero, claro está, a las atracciones para los niños, ésas que se inflan, como los castillos, toboganes, etc. Tampoco el frío amedrentó a los más pequeños, aunque ya sabemos que los niños nunca tienen frío, que quienes lo tienen son las mamás.

La verdad es que para las fiestas, generalmente, hay mejor disposición que para otros asuntos, aunque más importantes, menos divertidos, como puede ser la participación en las votaciones para el Estatuto. Por lo visto, el Carnaval de Baza va hacia arriba; veremos hacia dónde va y como se desarrolla el Estatuto. Y no es que yo quiera comparar una cosa con la otra, que son dos temas que no tienen absolutamente nada que ver, y por eso precisamente nunca se debió hacerlos coincidir. Así que, lo dicho: al Carnaval, lo que es del Carnaval; y al Estatuto lo que es del Estatuto.