PLAZA MAYOR

Una sección de Francisco Arias
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LAS BUENAS INTENCIONES

Pues parece que, al menos este año, lo del cambio climático y la sequía no está siendo demasiado gravoso para nuestra tierra; incluso el mes de abril, con sus temidos hielos, no ha estado nada mal, pues ha mantenido unas buenas temperaturas y ha respondido con creces al refrenillo de: “En abril, aguas mil”. Y siguiendo la lógica de aquel otro refrán de “marzo airoso y abril lluvioso…” pues, con toda seguridad vamos a tener un mes de mayo florido y hermoso.

Pero de lo que no cabe ninguna duda es de que será un mes de mayo bastante animado y, sobre todo, colmado de buenas intenciones, ya que en este mes se celebrarán las elecciones y se van a escuchar por todas partes las buenas intenciones  que inundan los programas de los políticos; otra cosa es que luego todas esas intenciones se pongan en práctica, o que lleguen a buen fin. Lo que sí sería de agradecer es que las buenas intenciones se vieran acompañadas de las buenas maneras y se dejara a un lado el clima de confrontación, de descalificaciones y de insultos, al que nos tienen acostumbrados los políticos de altura. Nuestra ciudad está muy necesitada de concordia y colaboración y no debemos perder el tiempo en enfrentamientos y desencuentros.

Por otra parte, parece ser que se presentan buenas perspectivas para Baza y comarca, y que se avecina una etapa de progreso; y es cierto que, si se cumplen los proyectos industriales anunciados y se explotan adecuadamente las muchas posibilidades de desarrollo que tiene  nuestra tierra,  Baza verá aumentada su población y puede convertirse en una ciudad mucho más grande, más moderna y más desarrollada. Todo eso sería estupendo, ¿verdad? Pero, ¿quieren ustedes decirme cómo puede concebirse una ciudad moderna y desarrollada sin la presencia del ferrocarril? Para mí que eso no tiene ningún sentido. Por tanto, pienso yo que este asunto del tren debería ser un objetivo prioritario en los programas de nuestros políticos. Resulta incomprensible que se proyecte un futuro de prosperidad y modernidad sin incluir en ese proyecto la intención de luchar decididamente por el regreso del tren. Aunque luego tarde en conseguirse o no se consiga nunca, pero éste es un objetivo ineludible y debiera aparecer imprescindiblemente entre las  buenas intenciones de los programas de los grupos políticos de nuestra ciudad.

Yo insisto en que nos expliquen algunos por qué piensan que no es posible la vuelta del tren. Dejando aparte ese manoseado argumento de la rentabilidad económica, por otra parte, tan tremendamente injusto e insolidario, no existe ninguna, absolutamente ninguna  razón que desaconseje la reapertura de la línea, sino todo lo contrario. La situación geográfica, la lógica de la red ferroviaria, la necesaria comunicación con el Levante, el desarrollo económico y comercial, y todos los puntos de vista, se mire desde donde se mire, llevan a la conclusión de que es muy importante la reapertura de la línea férrea. Y sin embargo, resulta triste y penoso comprobar cómo se está luchando por esta reapertura en Almería y Murcia  y nosotros, aquí, tan tranquilos, como si este asunto no nos importara en absoluto. Me pregunto por la razón de esta actitud. Puede ser una consecuencia de la despreocupación o la resignación con la que con tanta frecuencia afrontamos los bastetanos  nuestros problemas; también puede ser por respeto o por sumisión de algunos políticos locales a directrices superiores que aconsejan no enmendar la plana y dejar en mal lugar a los que decidieron en su momento el absurdo cierre de la línea; o por ambas cosas a la vez. Pues ¡maldita resignación y maldita sumisión que nos van a privar de uno de los elementos más importantes para ese futuro de pleno desarrollo que Baza y las comarcas del altiplano tanto necesitan y merecen! Yo sólo digo que cosas menos necesarias y más difíciles se han conseguido en otros sitios con el empeño de los ciudadanos y la adecuada gestión de los políticos. No será fácil, pero no cabe la menor duda de que es posible.

Por lo tanto, si algún grupo político intentara pasar de puntillas por el tema del tren o, simplemente, decidiera mirar para otro lado, pienso que, cuando menos, se deberían exponer con toda claridad a los ciudadanos las razones que motivan tal decisión. No olvidemos que estos próximos años van a ser decisivos si no queremos perder el tren definitivamente. O cogemos el tren ahora, o nos despedimos de él para siempre. Ya sabemos que hay otros muchos objetivos importantes a los que dedicar nuestros esfuerzos, pero la vuelta del ferrocarril es, sin duda, una de las más necesarias y buenísimas intenciones. Baza quiere, necesita y exige el tren.