PLAZA MAYOR

Una sección de Francisco Arias
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UN PASEO POR LOS PRADOS

         Ya tenemos otro parque en Baza. Fue inaugurado el pasado viernes, está justo detrás del instituto Alcrebite y se llama parque Los Prados. No hay duda de que asistir al nacimiento de un parque es un acontecimiento interesante y gratificante, muy especialmente porque, aunque no es demasiado grande (es más o menos como La Alameda), viene a solucionar, en parte, la escasez de zonas ajardinadas en nuestra ciudad. Claro que tenemos un entorno natural fantástico (¡cuántos quisieran!), pero, en lo que se refiere a las zonas verdes urbanas, la Alameda ya se había quedado pequeña, teniendo en cuenta el crecimiento y la expansión que Baza ha experimentado en estos últimos años.
         El otro día quise conocer un poco mejor este parque recién nacido y fui allí a dar un paseo. La verdad es que está bastante bien, aunque, como es lógico, todavía le faltan muchos detalles, y, sobre todo, necesita un tiempo para que las plantas crezcan y doten al parque de la imagen apropiada. Ahora mismo está todo un poco desnudo y a falta de los últimos retoques, pero no es preciso mucho esfuerzo para imaginárselo totalmente terminado y en todo su esplendor. Uno se tiene que sentir complacido al disfrutar de esos nuevos barrios y de esos bonitos espacios que testimonian el desarrollo y la expansión de nuestra ciudad. Nuestra felicitación, pues, al Ayuntamiento por esta acertada idea de dotar a Baza de una zona de esparcimiento y ornato, tan importante y tan necesaria.
         Pero claro, no todo va a ser positivo; según mi modesta opinión, también encontré algunos “peros”  en mi paseo por Los Prados, no precisamente de los peros de comer, sino de los otros, de los peros adversativos que nos sirven para criticar y poner inconvenientes. El primero de ellos es que estoy de acuerdo con los que piensan que la inauguración ha sido un tanto precipitada. Es cierto que el parque necesitaba más tiempo para terminar algunos detalles que, entre otras cosas, hubieran mejorado mucho su aspecto en el día de la inauguración. Pero también es cierto que lo que falta se puede terminar a partir de ahora, y problema solucionado; además de que a la corporación y al alcalde salientes se les puede perdonar, porque se lo merecen, esta pequeña precipitación, posiblemente motivada por el justo deseo de dejar inauguradas estas instalaciones.
Algo más importantes me parecen estos dos “peros” que expongo a continuación. En primer lugar, yo creo que, para la instalación del parque, se podía haber trabajado un poco mejor el desnivel del terreno. A lo mejor es que yo soy un maniático de la proporción y de la simetría, pero considero que el parque de Los Prados habría ganado mucho si se hubiera eliminado en buena parte la pendiente del terreno, bien dejándolo todo a un solo nivel, o bien, si esto no era posible, haciéndolo en dos o tres niveles, como se hizo en su tiempo con la Alameda. Y, en último caso, si es que no había otro remedio, haber aprovechado el desnivel, pero distribuyendo los jardines y parterres con la originalidad y elegancia suficientes como para contrarrestar las irregularidades del terreno. Algo de eso se ha intentado, al parecer, pero creo que al final las cosas se han quedado a medias, y, tal vez por eso, a mí, hoy por hoy, el parque me da una cierta impresión de cuesta o loma ajardinada. Pero bueno, yo no soy un técnico en la materia; sólo hablo de mis impresiones personales, guiadas, eso sí, por un determinado sentido de la armonía y de la estética. También es posible que, cuando todo esté acabado y vallado, y las plantas hayan crecido, las cosas cambien.  Si es así, yo, muy gustosamente, corregiré estas apreciaciones. Y si es que no ha sido posible hacerlo de otra manera, pues, nada, qué les voy a decir, que también está bien así como está; al fin y al cabo, nadie ni nada es perfecto.
         El último “pero” hace referencia a un asunto con muy fácil solución. Y es que, en mi paseo, eché mucho de menos la presencia del agua. Ya sé que el parque está pensado para economizar al máximo el consumo del líquido elemento, pero yo me refiero a algún estanque o fuente, que ya se sabe que, como funcionan con circuito cerrado, consumen muy poca agua y dan un ambiente de relax y de frescura, y una prestancia fenomenal a los parques y jardines, sobre todo, si se hacen con buen gusto. A lo mejor está prevista alguna instalación de este tipo en el futuro, no lo sé; todo es cuestión de esperar. En caso contrario, no estaría mal que esta sugerencia del agua se tuviera en cuenta. 
De todos modos, que quede claro que estos “peros” no son más que reflexiones personales, dichas en voz alta y expuestas a la consideración de los demás, y que, en absoluto, intentan restar ningún mérito o menospreciar este nuevo parque de Los Prados, por el que sin duda seguiremos paseando con sumo gusto. Lo que hace falta es que veamos toda la frondosidad de sus árboles y jardines y, sobre todo, que ustedes y yo disfrutemos por mucho tiempo de largos y tranquilos paseos por el parque de Los Prados.