PLAZA MAYOR

Una sección de Francisco Arias
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AIRES VERANIEGOS

           Pues ya si que es verdad que estamos en verano. Al menos, por el momento, las temperaturas están siendo las propias de esta época; esperemos que los rigores del estío no sean demasiado gravosos y que nuestros aires de verano nos ayuden a sobrellevarlos. Claro, que cuando hablamos de aires de verano, tenemos que hacer un clara distinción entre las refrescantes brisas nocturnas y las ráfagas furibundas que azotan la hora de la siesta, como si el mediodía bastetano se rebelara contra los despiadados rayos del sol, y que, en lugar de refrescar, abrasan y agostan cuanto encuentran a su paso. A ver si tenemos suerte y el verano nos trae algo de lluvia, más brisas refrescantes y menos vendavales ardorosos.

         Bueno, otra señal inequívoca del verano son las vacaciones de los estudiantes, aunque los universitarios ya se sabe que en estas fechas suelen estar todavía de exámenes. Pero yo me refiero a los estudiantes de aquí, los de primaria y los de secundaria, que ya han realizado incluso la selectividad. Espero que hayan terminado muy bien, que consigan la calificación necesaria para realizar los estudios que desean y que disfruten con toda tranquilidad del descanso veraniego. La verdad es que, salvo algún caso muy excepcional de mala suerte, los estudiantes reciben siempre las calificaciones que merecen, e incluso, tal como están las cosas, en algunas ocasiones algo más de lo que merecen. Y no cabe duda de que es acertadísimo ese paralelismo que se establece entre los estudios y las cosechas; cada uno recoge los frutos que ha sembrado, aunque, también es verdad que hay unos frutos hortícolas que, por muy hermosos que sean, ningún estudiante desea para sí: las calabazas.

         Pues, hablando de calabazas, parece ser que las autoridades educativas están muy empeñadas en plantarle cara a las calabazas, no a las de comer, sino a las de no estudiar. Según hemos leído, la LEA (Ley de Educación de Andalucía) incluirá interesantes medidas para combatir el fracaso escolar. Se darán más clases de refuerzo y apoyo, incluso por las tardes, y se reducirá el número de alumnos por clase en aquellas asignaturas que presenten una mayor dificultad. A mí me parece muy bien; sólo que, según mi experiencia, desde siempre se ha cometido el error de meter dentro del mismo saco a los alumnos con necesidades de aprendizaje y a aquellos otros que no sienten ninguna necesidad de aprender. Es totalmente lógico que se le preste todo tipo de ayuda al alumnado que quiere, pero le cuesta, sea por el   motivo que sea; sin embargo es muy diferente el caso de aquellos alumnos que ni quieren ni lo intentan, que asisten a clase a la pura fuerza y, generalmente, ni hacen ni dejan hacer; eso cuando no se dedican a proyectar sus frustraciones y a hacer alardes de su mala educación. Y a ver qué se hace entonces con ellos; aquí se estrellan los talentos y todas las “LOES” y las “LEAS” del mundo. Vaya, que cualquier docente sabe muy bien que no es lo mismo tener alumnos con problemas que tener problemas con alumnos. Los primeros, mal que bien, antes o después, se solucionan, que para eso estamos. Los segundos, ya es otro cantar.

         Por eso, a mí me parecen bien todas las medidas que se tomen para combatir el fracaso escolar. Y estoy totalmente de acuerdo con la consejera de Educación en que ésta es obligación y tarea de todos: de la familia, de la sociedad y de los centros educativos. La educación no puede, de ninguna manera, convertirse en una fábrica de fracasos y frustraciones para nuestros niños y adolescentes. Algo hay que hacer. Pero en absoluto nos podemos olvidar de todos aquellos alumnos que tienen interés, que se esfuerzan y trabajan y, que, en muchas ocasiones, no pueden hacer más porque hay compañeros que dificultan las tareas docentes. Es verdad que todos tienen derecho a la educación y a todos hay que atenderlos; pero una cosa son los alumnos con problemas y otra muy distinta los alumnos cuya presencia se convierte en un problema para el normal desarrollo de la actividad docente. Y esta situación difícilmente se soluciona con clases de refuerzo y de apoyo. Ni tampoco se debe recurrir a la fácil medida de exigir todavía menos y bajar más los niveles para que todo el mundo pase por el aro. Con eso, en lugar de solucionar el fracaso escolar, lo que se conseguiría es convertir la enseñanza en un puro fracaso.
         Bueno, esperemos que las medidas anunciadas puedan ayudar, al menos en parte, a los alumnos con necesidades educativas. Los demás, ya se verá. Pero eso será después del verano. Ahora es momento de descansar, de relajarse y de disfrutar de los aires veraniegos.

         Y como ya saben ustedes que esta Plaza Mayor tiene una clara inclinación académica, pues, igual que los estudiantes, también se marcha de vacaciones. Así que a descansar, queridos amigos. Les deseo que lo pasen muy bien en este verano y que disfruten mucho sus vacaciones. Nosotros, como siempre, volveremos con nuestra Plaza Mayor allá por septiembre, después de la feria. Hasta entonces, un abrazo para todos y que sean muy felices.