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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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VICENTE ROMÁN GARCÍA
(El tío Vicente Román)
AGRIMENSOR

En una de las muchas familias de labradores de nuestra ciudad, nave Vicente, tercer hijo del matrimonio formado por Juan Román y Mercedes García. Era el 3 de noviembre de 1870.

Casi desde sus primeros días se empieza a manifestar en este niño su sorprendente vinculación al campo bastetano. Junto a su padre, que cultiva unas cuantas tierras propias y algunas más de los herederos del Marqués de Donadio, el joven Vicente Román recorre a pie gran parte de la geografía rural de nuestro término municipal. Además de por su amor al mundo agrícola, el avispado muchacho llama la atención por su inteligencia y avidez de conocimiento. Acude a la escuela pública, donde obtiene muy bienos resultados; en gran parte debido a esos logros, la familia Sánchez-Morales le patrocina su ingreso en la escuela superior de Baza, donde forma parte del “cupo de pobres”, exentos de ciertos pagos.

Es buen estudiante, aplicado, pero su gran afición y lo que posteriormente sería su vida, era el campo, pisar la tierra de su pueblo. Es más, no se conformaba sólo con pasear por las veredas, desde joven empezó a conocer a los propietarios de todas las fincas, sus principales características, su tamaño, su parte de riego, los pagos, los pasos permitidos, etc. Poco a poco se convierte en un magnífico conocedor del mundo agrícola bastetano.


Vicente Román, al que la memoria le funciona a la perfección, no quiere cometer errores en sus aseveraciones y en casa va confeccionando una especie de planos de las propiedades que conoce, sus fanegas, sus cuadrillas, sus celemines en elos deja constancia de la parte de vega que le corresponde, la de orillas, las de secano, etc. Son verdaderos planos en los que, casi al milímetro, se detallan las fincas rústicas de Dª Paquita Urrios, de los Bermúdez de Castro, de D. José Ignacio Urrios (Teniente de la Armada, escribe Vicente en una nota), de los Herederos de don Francisco Javier Araoz, de los poderosos Navarrete y Sánchez Morales, de los Herederos de la Baronesa de Toga, de los Yágüez, de los Funes, de los Gámez,... Los vecios empiezan a conocer esta inclinación de Vicente Román y se acercan aél para realizarle diferentes encargos. Entre ellos, mediciones de tierras o determinación de horas de agua. Entre sus clientes, D. Restituto Gutiérrez de Ceballos, herederos de don Mariano Fontes, de don Bernardo Mendoza, de don Francisco de Paula Morcillo, de don Rodrigo Díaz de Vivar, de la familia López de Hierro, de la familia de don Francisco Malagón, de los Ruiz Cossio, etc.

La Sierra de Baza cobijó muchos "emboscados"


A la vez que ofrece este tipo de trabajos, desarrollando así el saber que ha ido recopilando durante tantos años, Vicente, que empieza a coocerse como “el tío Vicente Román”, aplica a sus mediciones el sistema métrico decimal, es decir, en sus famosas notas, junto a las especificaciones del tamaño de las fincas en fanegas, cuartillos, etc., escribe también sus correspondencias en áreas, centiáreas, etc. Muy reconocidas fueron las mediciones exactas de las huertas de San Jerónimo y del mismo Palacio de los Enríquez.

Extendiendo aún más su interesante afición y como buen amante de los libros que es desde joven, conserva valiosos ejemplares manuscritos de repartimientos realizados desde el año 1848, unos volúmenes que él se encarga de actualizar día a día, con su experiencia y con sus notas marginales en las que, por ejemplo, queda constancia de los cambios en las propiedades, divisiones, etc.

Sin proponérselo, Vicente Román va dotando a la población de una inestimable fuente de datos, una tabla de equivalencias de las que se servirían después tantos vecinos e incluso entidades como la misma Hermandad de Labradores, u otras instituciones públicas. En sus buenos años se le consideraba todo un prodigio en la conversión de equivalencias, algo parecido a lo que ahora tanto nos ha costado con el cambio de pesetas a euros; eso sí, con la diferencia de que por aquel entonces no había calculadoras.

A las manos de Vicente Román vienen a parar la gran mayoría de los problemas que surgían con las herencias en asuntos de tierras rústicas. Sus dictámenes son asumidos por todos como si fueran leyes, sus repartos le afaman aún más. Para algunos, como para el bufete de D. José María Funes, es una base de datos impagable.

“El tío Vicente Román” se convirtió en una especie de catastro viviente. Los funcionarios de la capital granadina, cuando tenían que venir a diligenciar alguna cuestión a Baza, siempre buscaban a Vicente Román para sacarles de dudas; el mismo ayuntamiento les remitía a él como un perito de extrema confianza. Cuando se hizo el catastro de rústica, ante las alteraciones y protestas en su exposición al público, es nuevamente Vicente Román quien dirime los juicios sobre linderos dudosos. Toda una autoridad en la materia. A principios del siglo XX fue nombrado Alcalde de Aguas, teniendo como principal cometido el reparto de las mismas entre todos los riegos de invierno y verano.

Desde estas líneas, nuestro reconocimiento a un gran bastetano que falleció el primer día de diciembre de 1960.

Fue un hombre muy conocido, campechano, bueno y abierto a todo el mundo. El reconocimiento a su labor es más que una deuda que esta ciudad de Baza tiene con él. Por si fuera poco toda su trayectoria, cuando en el año 1937 “los incontrolados” (comunistas, anarquistas, libertarios, etc.) quemaron todos los libros del Registro de la Propiedad de Baza y su partido, aprovechando el desorden de los primeros avances de la Guerra Civil, Vicente Román tuvo una imprescindible actuación. Para reponer todos estos datos, algunos propietarios pudieron aportar los documentos que atestiguaban sus pertenencias, pero otros no. Se produjeron numerosos conflictos para establecer las verdaderas lindes, tamaños, etc. Se recurrió entonces a Vicente para que remediara estas desavenencias, con la seguridad en todos de que no habría duda en el establecimiento de linderos. No hubo apenas pleitos tras sus conclusiones. Los nuevos libros del Registro de la Propiedad de Baza se iniciaron y diligenciaron el siete de septiembre de 1939.