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VICENTE ROMÁN GARCÍA |
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En una de las muchas familias de labradores de nuestra ciudad, nave Vicente, tercer hijo del matrimonio formado por Juan Román y Mercedes García. Era el 3 de noviembre de 1870. Casi desde sus primeros días se empieza a manifestar en este niño su sorprendente vinculación al campo bastetano. Junto a su padre, que cultiva unas cuantas tierras propias y algunas más de los herederos del Marqués de Donadio, el joven Vicente Román recorre a pie gran parte de la geografía rural de nuestro término municipal. Además de por su amor al mundo agrícola, el avispado muchacho llama la atención por su inteligencia y avidez de conocimiento. Acude a la escuela pública, donde obtiene muy bienos resultados; en gran parte debido a esos logros, la familia Sánchez-Morales le patrocina su ingreso en la escuela superior de Baza, donde forma parte del “cupo de pobres”, exentos de ciertos pagos. Es buen estudiante, aplicado, pero su gran afición y lo que posteriormente sería su vida, era el campo, pisar la tierra de su pueblo. Es más, no se conformaba sólo con pasear por las veredas, desde joven empezó a conocer a los propietarios de todas las fincas, sus principales características, su tamaño, su parte de riego, los pagos, los pasos permitidos, etc. Poco a poco se convierte en un magnífico conocedor del mundo agrícola bastetano. |
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Extendiendo aún más su interesante afición y como buen amante de los libros que es desde joven, conserva valiosos ejemplares manuscritos de repartimientos realizados desde el año 1848, unos volúmenes que él se encarga de actualizar día a día, con su experiencia y con sus notas marginales en las que, por ejemplo, queda constancia de los cambios en las propiedades, divisiones, etc. Sin proponérselo, Vicente Román va dotando a la población de una inestimable fuente de datos, una tabla de equivalencias de las que se servirían después tantos vecinos e incluso entidades como la misma Hermandad de Labradores, u otras instituciones públicas. En sus buenos años se le consideraba todo un prodigio en la conversión de equivalencias, algo parecido a lo que ahora tanto nos ha costado con el cambio de pesetas a euros; eso sí, con la diferencia de que por aquel entonces no había calculadoras. A las manos de Vicente Román vienen a parar la gran mayoría de los problemas que surgían con las herencias en asuntos de tierras rústicas. Sus dictámenes son asumidos por todos como si fueran leyes, sus repartos le afaman aún más. Para algunos, como para el bufete de D. José María Funes, es una base de datos impagable. |
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Fue un hombre muy conocido, campechano, bueno y abierto a todo el mundo. El reconocimiento a su labor es más que una deuda que esta ciudad de Baza tiene con él. Por si fuera poco toda su trayectoria, cuando en el año 1937 “los incontrolados” (comunistas, anarquistas, libertarios, etc.) quemaron todos los libros del Registro de la Propiedad de Baza y su partido, aprovechando el desorden de los primeros avances de la Guerra Civil, Vicente Román tuvo una imprescindible actuación. Para reponer todos estos datos, algunos propietarios pudieron aportar los documentos que atestiguaban sus pertenencias, pero otros no. Se produjeron numerosos conflictos para establecer las verdaderas lindes, tamaños, etc. Se recurrió entonces a Vicente para que remediara estas desavenencias, con la seguridad en todos de que no habría duda en el establecimiento de linderos. No hubo apenas pleitos tras sus conclusiones. Los nuevos libros del Registro de la Propiedad de Baza se iniciaron y diligenciaron el siete de septiembre de 1939. | |||||