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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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INCIDENTES CON LAS ROGATIVAS

Que la Virgen de la Piedad no hace política es indudable, pero que, en otros tiempos, tanto el Cabildo Eclesiástico, como el Cabildo (Corporación municipal bastetana), usaron de su nombre para acreditar su dominio sobre esta pequeña imagen, que tan gran devoción popular tiene y tan grandes tesoros ha reunido, por la donación de sus fieles devotos, es otra cosa. Cada uno quiere llevar el agua a su bancal, que dirían los labradores, y es que estos tienen y juegan un papel importante en toda esta trama.

Podemos decir que el año 1797 es el año del desencuentro, entre el estamento religioso y la Corporación municipal.

Se inicia este tema, con una petición de los labradores al Ayuntamiento, en la que se solicita se hagan las Rogativas y se baje a la Virgen de la Piedad, para conseguir cesen los hielos y las continuas enfermedades que se notan en esta crítica situación, (acta de 4 de mayo de 1797). El Ayuntamiento transmite esta petición al Cabildo Religioso.

La petición la hace el Síndico Personero, en nombre del Cabildo, Diputados del Común y varios labradores, en nombre de todos ellos, y con información del Señor Corregidor del acuerdo de este Ayuntamiento. En este escrito, se pide al Señor Provisor Eclesiástico el que le dé su licencia y permiso, para -según costumbre inmemorial se dice- bajar a la Virgen a la Iglesia Colegiata y exponerla a la pública veneración, con el fin de que interceda -para que mejoren los temporales en un tiempo como el presente, de perderse las cosechas de pan, vino, hilazas y demás frutos-. El Señor Provisor Eclesiástico la ha negado y declarado falsa. la necesidad de exposición y rogativas a dicha venerada imagen, todo ello: a pesar de que ha habido varias muertes repentinas y otras calamidades públicas (acta del 10 de mayo).

Han de quedarse los labradores sin bajar a la Virgen y exponerla en rogativas y, la Corporación municipal desairada, por esta negativa del Provisor Eclesiástico.

Pero cosa curiosa es el observar como, ante esta negativa del Provisor Eclesiástico a no acceder a las rogativas, encontramos un acta de fecha 19 de enero de 1799, tres meses después de esta negativa, y que podríamos titular "ACTA SOBRE LA DESAPARICIÓN DE LAS ALHAJAS DE LA VIRGEN DE LA PIEDAD". La misma, dice así: [...] se vieron memorial de varios vecinos de esta ciudad, oponiéndose a la venta de algunas alhajas de plata dedicadas al culto de Nuestra Señora la Virgen de la Piedad, intentada hacer, y que ya se ha hecho por el convento de los religiosos Mercedarios en donde se venera, expresando la mucha devoción y que siempre han concurrido con copiosas limosnas para sus festividades y al mismo tiempo que, si se permite la enajenación, se dará margen a que paulatinamente se vendan todas las que sirven a su culto, y decaerá por este medio la devoción y las limosnas y SUPLICANDO a esta ciudad que arbitre el medio más oportuno, para prohibir dichas extracciones.

Y enterado el Ayuntamiento, ACORDÓ: Que respecto a ser el Rey (Q.D.G.) patrono universal de todas las Iglesias y Conventos de este Reyno de Granada, como conquistado por los señores Reyes sus predecesores, y a que por esta razón es de dictamen no poder venderse las referidas alhajas, sin su Real Permiso, se consulte a S.M., por la vía reservada, y pase testimonio al M.R.P. Comendador de dicho convento para que, en caso de haberse verificado la venta, vuelva a recoger las alhajas, para que no falten al culto de tan milagrosa imagen y para que no se proceda a ella (a la venta) si no estuviese efectuada, 'interin no impetre' y se obtenga la Real Licencia y que se saque testimonio de este Decreto.

Esta sutil denuncia de venta de las joyas de la Virgen, por parte de los labradores, es uno más de los continuos desencuentros entre el Cabildo Eclesiástico y el Municipal.

El Cabildo Eclesiástico se niega a sacar a la Virgen de la Piedad en rogativa, petición que siempre hacen los labradores, a través del Síndico Personero Municipal, y en sus escritos dicen: [...] para que interceda con su Hijo Santísimo a que mejoren los tiempos que, con repetidos hielos y la falta de lluvia, destruyen los sembrados y que a esta rogativa comparezcan el Estado Eclesiástico y el Regular (Civil o Municipal), como ha sido práctica, pues a este Ayuntamiento no corresponde más que la solicitud (10-03-1798).

Vemos pues que el Ayuntamiento es transmisor de los deseos del pueblo, pero se ve envuelto en un cruce de escritos y controversias, que duraron varios años.

El Gobierno de la Nación falla a favor del Ayuntamiento, tal y como encontramos testimoniado en el acta de fecha 28 de mayo de 1798. Dice así, sobre la desaparición de las alhajas de la Virgen de la Piedad: Una Real Orden: [...] en vista de una representación del Ayuntamiento de esa ciudad, con la solicitud de que los Religiosos Mercedarios de ella suspendan la venta de dos faroles de plata, por no ser necesarios, y sí en perjuicio del Patronato de dicha ciudad y de los informes que en particular ha tenido a bien tomar S.M. se ha servido resolver que, suspendiéndose la expresada venta, usen las partes de su derecho en justicia. Lo participo a V.S. de Real Orden para su inteligencia y cumplimiento. Dios Guarde a V.S. muchos años. Aranjuez a 7 de abril de 1798. Firmado, Gaspar de Jovellanos.

Se llevó pues esta denuncia a la máxima instancia y esta dio la razón al pueblo, representado por el Cabildo Municipal. En vista de ello, el Ayuntamiento acordó: Se pase copia de ella al Reverendo Padre Conservador para que, en su cumplimiento, suspenda la venta de dichos faroles y demás alhajas, destinadas al culto de la imagen de Nuestra Señora de la Piedad, y que se use en su derecho al tribunal de Justicia.

Pese a esta Real Orden, encontramos que siguen las desavenencias entre los Cabildos.

Y cuando se le pide al Cabildo Eclesiástico el que acceda a bajar la Virgen, para hacer ante la misma rogativas, según costumbre -dicen- este contesta que a ellos no les corresponde el dar ni solicitar estas licencias, sino que estas corresponden al Señor Provisor, a quien se ha dirigido el Ayuntamiento y ha obtenido su licencia.

Se ha pasado este asunto al Provisor, quien era de siempre el que autorizaba o no la bajada de la Virgen, hasta que se interfirió el Cabildo Eclesiástico, que ahora se retira. El Provisor autoriza se traslade la imagen, según estilo.

Este último escrito del Cabildo Eclesiástico está firmado por los Capellanes don Andrés Sáenz Díez y Durango y don Francisco Josef Centeno, por acuerdo de la Santa Iglesia de Baza, y su Secretario, don Lucas Rodríguez.

En el mismo día, 18 de noviembre de 1798, se encuentra la contestación del Ayuntamiento a la licencia concedida por el Sr. Provisor. Dicha contestación termina con estos párrafos:

[...] Este Ayuntamiento está pronto a acomodarse a lo que VSY determina, guardando la armonía que previene el Consejo, a la que esta ciudad nunca piensa faltar.

Aunque parezca que la paz está sellada, hay nuevos incidentes antes de que los Frailes Mercedarios abandonen nuestra ciudad en el año 1810, dejando el convento sin religioso alguno para el culto a la Santísima Virgen de la Piedad, por lo que se acuerda el traslado de la misma a la Santa Iglesia Colegial (Iglesia Mayor) en calidad de depósito, dándose oficio de ello a los Señores Abad y Cabildo de la misma.

(Base de datos: Archivo Histórico Municipal)