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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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LA FUENTE DE LA PLAZA MAYOR
(donde nunca hubo kiosco de música)

(Artículo original publicado en El Norte de la 2ª quincena de noviembre de 2006)

 

Suelen ser los forasteros los que más se fijan en las carencias de una ciudad, quizá porque los que vivimos en ella nos acostumbramos con el devenir diario a que todo esté "como siempre". No hace mucho que un gran amigo mío me hizo la curiosa observación sobre la carencia en esta ciudad de un kiosco de la música, esto es, ese espacio tradicional en las fotografías más antiguas donde los músicos ofrecían sus conciertos a los ciudadanos en plena calle. Razonaba este amigo, con notable certeza, que cómo era posible que esta noble ciudad, teniendo una gran Banda Municipal de Música, no dispusiera de un lugar adecuado para la exhibición de la misma ante la población que la costea.

No supe qué contestarle; me faltaban argumentos, pues las fotografías más antiguas de la Plaza Mayor, que suele ser el lugar idóneo para este tipo de estructuras, que han llegado a nuestros días, son de finales del siglo XIX, y en todas ellas aparece la fuente marmórea que, por estos días, se ha retirado para proceder a su restauración y embellecimiento. En mi afán por conocer aún más de esta ciudad, investigué el asunto.

Esta fuente a la que nos referimos, aparece por primera vez en las actas del cabildo del año 1865, en las que su constructor, don Francisco Romera, hace constar el que bajo la Presidencia de don Miguel García de Viedma y Cosío se instaló una fuente de piedra de mármol de su propiedad en la Alameda, como ornato de la misma, y que su importe aún no le había sido abonado.

Piedra del molino de trituración de la calera de los Geas

Aparece después, en el año 1873, siendo alcalde interino don Antonio María Ibáñez, cuando se obtienen unos beneficios con la expedición de Cartas Guía de Animales en la Feria, y se decide que este beneficio se aplique al traslado de la fuente que hay en la Alameda, junto a Rabalía, hasta el centro de la Plaza Mayor, tomando agua del Caz que pasa junto a la calle Alhóndiga, y que el traslado se haga bajo vigilancia de reconocidos peritos y que éstos manifiesten que ha quedado con la debida solidez.

Se podía suponer que antes, en aquel mismo lugar que desde entonces ocuparía la fuente, había existido un kiosco de la música, pero no he encontrado documento alguno que lo acredite. Antes bien, sí hay numerosos testimonios de los acuerdos formalizados entre este Ayuntamiento y la Banda de Música, que era una agrupación particular en el año 1864, llamada Sociedad Lírica La Estabilidad, porlos que se compromete a actuar gratis en todos los acontecimientos en los que tenga que asistir la corporación municipal.

Insistiendo en la cuestión, en el acta de 21 de abril de 189, conocemos la existencia de la Banda de Música Municipal, pues en el punto segundo de este documento se trata del nombramiento de don Francisco Pérez Catalá como director de la misma, con un sueldo de 600 escudos, lo que es aprobado por la corporación. Pero unos años después, parece ser que pasó nuevamente a ser institución privada.

Otro acuerdo parecido se firma el 24 de junio de 1879, en el que don José Manuel Camacho González, como Presidente de la Sociedad de Músicos, se compromete a que esta banda no tendrá nunca un número inferior a catorce componentes; se dice también que el Ayuntamiento les haría entrega de los útiles, que de propiedad municipal, existían en unas habitaciones laterales al palco de la Presidencia en el Coliseo Municipal. Se añade que tendrían que actuar dos domingos en el mes de julio, dos en el mes de agosto, en el día de la Asunción y en las dos porcesiones de la Virgen de la Piedad en septiembre, acompañar al Ayuntamiento en la Feria de Septiembre, en el cumpleaños de S.M. en noviembre, los días de la Toma y de Santa Bárbara, en la procesión del Santo Entierro, en las rogativas a la Virgen de la Piedad y Santo Entierro. Todavía más, se comprometían a actuar en las noches de San Juan y San Pedro, en el punto y hora que les indique la autoridad.

Años después, en 1896, se firma contrato con don Pedro Álvarez Jiménez, director de la Banda de Música, para sus actuaciones en los años 1896 y 1897, siendo prácticamente las mismas cláusulas. Aunque hay una frase que dice "en el sitio que a bien tenga el señor Alcalde designar", luego podemos terminar concluyendo que, efectivamente, no existía templete para los conciertos de la música, ni en la Plaza Mayor ni en ningún sitio, una carencia más de esta ciudad nuestra.