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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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Bares emblemáticos: El Yoyo

Hay bares que han sido lugar de referencia en esta localidad. Así, "El Comercial" lo fue en su día como centro de reunión de los viajantes de comercio de aquel entonces, y de los corredores de fincas, amén de los aficionados a los juegos de dominó y cartas.

Tenía en Pepe un magnífico camarero, tras la barra, y a un limpiabotas, Adrián, que al cerrar pasó a la puerta del Casino Bastetano. Recordamos a Esteban "gambas", "Olimpia", "111", "Chafandil", "Casa Carmelo", Café Bar "La Granja", "Leónides", "Bodegas del Cáliz", etc., etc.

Lo fueron las "Bodegas Espinosa" en los bajos del convento de Santo Domingo, las preferidas por parejas jóvenes, para el vermut, o el vinillo dulce de la época, o el bocadillo para las largas sesiones de películas de superproducciones.

La "Gamba de Oro" del amigo Carayol, sobre todo la primera en la calle Cabeza, fue un hito para la cerveza del mediodía, acompañada de gambas; y el Bar Eusebio, en la calle Serrano, imprescindible para tomar los medios días la cerveza y la ensaladilla rusa, incomparable. Luego vinieron el Ricardo, con su gran patio en la calle Monjas, "Pepe" de las tres tapas, y el Bar "La Solana" o el Bar "Avenida", o "Las Vegas"

Y para citas y comida posterior, lo han sido y son "La Curva" y "La Parra", de excelente bebida e inmejorable comida. Compartiendo hoy clientela con el "Palangre" y "Los Cántaros". Hoy han proliferado tanto los bares que es raro no tener uno en cada calle. Bienvenidos sean, pues ya lo dijo el poeta: "que el beber con moderación da salud, amigos y erudición".

Y viene este recuerdo a propósito del cierre de uno de los mejores que hemos tenido como lugar de cita, para la cerveza o el vino del mediodía en todas las épocas, BAR "EL YOYO". Quién no ha tomado una cerveza o un vino en el mismo, quién no ha tomado sus gambas, sus frituras de pescado... cualquier persona que nos visitaba, la invitábamos en el mismo y siempre lo ha recordado.

Quien no ha recordado su pasión por el Barça, su "no he visto el partido" cuando perdía o su cara de satisfacción cuando ganaba. Sus trofeos decorando el bar... todo Barça, su nieto con el equipamiento, o la foto con su amigo Paco Burgos, su orquesta de negros, y el azulejo sentenciando "hoy hace un magnífico día, seguro que viene algún... y me lo estropea". Todo un compendio de filosofía en cuatro renglones.

Y no quiero cerrar este pequeño recuerdo con la anécdota, una entre las muchas que tiene de su vida de servicio a los demás, tras la barra de su bar, ampliado siempre con aquella frase de "pasen ustedes a la terraza", cuando ya estaba a tope. Contaba Gregorio, "el Yoyo", que una noche de frío invierno y lluvia, sólo entró un cliente en su bar y que dejó el paraguas colgado en la percha, pidió una consumición y se puso a ver la tele. En esto entró una pareja de novios-conocidos y el chico tomó el paraguas de la percha y se lo colgó en el brazo. Al poco, el cliente pagó su consumición y miró hacia la percha, donde dejó su paraguas, preguntando dónde podía haberlo dejado, a lo que el chico le dice: "Caballero, cuando se va a un lugar público nunca se debe de dejar el paraguas, mire lo que hago con el mío: siempre lo llevo colgado en el brazo" (Sin comentarios)