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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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EL CARNET DE CONDUCIR

Artículo publicado en la sección Imágenes y recuerdos del desaparecido Boletín de Noticias
de julio de 2003 

Entre las muchas anécdotas que recuerdo de mis tiempos de Director de Auto-Escuela, hay una que si bien no deja en buen lugar la calidad de la enseñanza que entonces se impartía, no por ello debo omitirla.

En los primeros meses, nuestra clientela era casi toda, por no decir toda, proveniente de pequeños comerciantes autónomos, que precisaban de un vehiculo, para desplazarse hasta esta ciudad de Baza, y realizar las compras para sus negocios, sin necesidad de depender de los horarios de los coches de línea.

Eran personas que se habían forjado ellos mismos, unos autodidactas, que en su mayor parte tenían bastantes dificultades tanto en aprender las escasas señales de tráfico que se pedían en el examen, como superar ese mismo examen, al que ya catalogaban como un gran hito en su vida.

Hablaban de “su mili” y de su examen del “carnet”, como alguna de las cosas mas importantes de su historia.

Sucedió que nos llegó un comerciante, de un pueblo no muy próximo a nuestra ciudad, que venía acompañado por el concesionario de una marca de vehículos. Ya le habían vendido el coche y era urgente el que se sacase el carnet de conducir.

En aquellos días, se desplazaba el Sr. Ingeniero de Industria, pues aún no existía Tráfico, para realizar las pruebas a los que, previo abono de las tasas, deseaban obtener el carnet de conducir.

Los examinaba en el recinto de la fábrica Orujera.

Fotografía de los dos primeros coches-escuela que circularon por Baza

Lo corriente era que se les preguntase, oralmente, por tres o cuatro señales de tráfico.

Casi siempre se ponían sobre la mesa la dirección prohibida, circulación prohibida y las de stop y ceda el paso. Se preguntaba el nombre de la señal y luego lo que significaba, así como la actitud que tenía que  adoptar el conductor ante estas señales.

Realizado el examen, se les daba en el acto una certificación de haber sido declarado apto, a los que superaban la prueba; y podían pasar al ejercicio práctico.

El ejercicio práctico se realizaba sobre una moto Guzzi, para los aspirantes a carnet de motocicleta y sobre un SEAT 600 los de turismos.

Nuestro cliente superó satisfactoriamente ambas pruebas en un solo día.

Con su certificado de Apto pasó por las oficinas para abonar la cuenta y nos dijo que aquella misma tarde se marchaba con el turismo que tenía comprado hacía días.

Le dije que nos  llamara al llegar a su casa, para quedar conformes y saber que había llegado bien.

Así lo hizo. Cuando le pregunté que tal era el coche que había comprado, me dijo “mire si es bueno, que he venido desde esa ciudad, hasta mi pueblo, sin tenerle que cambiar de marcha, con la primera me ha bastado.”.

Creo que no entendí bien, y le insistí “¿que no ha cambiado de marcha? y repitió “no la ha precisado, le puse la primera a la salida, y no he tenido que cambiar a ninguna otra”...

Lo comenté con el chofer que le había dado algunas prácticas y me dijo “no le extrañe, es tan agarrado, que sólo ha querido dar dos clases, decía que él ya tenia coche.”

Sobraba todo comentario.