ÚLTIMA PÁGINA

Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

Para remitir sus comentarios, clique AQUÍ

PREMACHO

Artículo publicado en la sección Memoria y Opinión de la publicación El Norte, en la primera quincena de abril de 2005

Corría el año 1966 cuando se inaugura en nuestra ciudad una magnifica planta de construcción de marcos, ventanas y puertas, accesorias de cualquier edificación. Pero lo principal, eran las PUERTAS CONTRACHAPADAS; su propietario era ANTONIO MARTOS MARTÍNEZ, quien con un espíritu innovador y de amor a Baza, había hecho tal industria en las proximidades de la estación y colindante a dos fábricas de la familia Valero, la Harinera y la Serrería, que ya estaban cerradas hacía tiempo.

Entre la mas moderna maquinaria para el tratamiento de la madera, constaba de: Regruesadora, bancos para armazones, Moldureras, Amoladoras, Canteadoras (cola caliente y fría), Prensas, etc,etc.

Fueron algunos de sus primeros trabajadores Antonio Manzano Molina (Pirri), Ramón Molina Polaino, Antonio Magdaleno Parra, Manuel Medina Magdaleno, Nicolás Alarcón Gómez, Antonio Martínez Quirante, Manuel Valero Gavilán, Mariano Martínez Hernández, Eduardo Torres Tapia, José Manuel Torres Coca, Francisco (Gollite), y otros muchos que siguieron a estos, hasta un total de casi ciento cincuenta los que pasaron por dicha empresa.

La ilusión en esta empresa se vio favorecida por ser la época del desarrollismo, y el inicio de la construcción masiva en determinadas zonas de España; en Andalucía, en concreto, sus mejores y primeros clientes fueron las empresas constructoras de Málaga y Sevilla.

Sus buenos inicios hicieron que se considerase que la actividad empresarial se podía mantener con sólo el dinamismo y la ilusión del fundador, pero pronto se vio que tales buenas virtudes no eran suficientes para el mantenimiento de la empresa.

Mal aconsejado, amplió la plantilla de personal conforme se le iban acumulando los pedidos, es decir, que no controló los pedidos con la producción, por lo que a los pocos años ya tenia dos conflictos en la fábrica. Uno, que había contratado personal y no lo había dado de alta en la Seguridad Social, y otro, que había dejado de cumplir con importantes empresas en servirles la totalidad del pedido que se le había hecho, simplemente por servir a  otros clientes el inicio de su partida.

La Inspección de Trabajo, unas veces de oficio y otras a resulta de denuncia de los nuevos trabajadores,le inspeccionó en determinadas ocasiones, levantando acta de débitos a la Seguridad Social, que no fueron pagados en su día.

Este sistema de trabajo le llevó a despidos, que la Magistratura de Trabajo consideró improcedentes y se fue liando en años sucesivos; algunos de sus trabajadores reconocen que estaba MUY MAL ACONSEJADO.

Inicia despidos de trabajadores, con indemnización incluida; diez de los mismos me reconocen que sí recibieron su indemnización. Y los otros restantes, al fallecimiento en edad temprana del titular, sobre los años  79-81, eran acreedores de más de cinco meses de su trabajo. Embargada toda la maquinaria por la Seguridad Social, fue vendida en subasta adquiriendo la misma un empresario de Valencia, retirando toda ella de nuestra ciudad