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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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La esclavitud y la Inquisición durante los siglos XVI al XVIII en Baza

Artículo publicado en la revista El Norte, en la primera quincena del mes de noviembre del 2007.

Sebastián Manuel Gallego Morales, autor de este artículo y de cuantos componen esta sección.

Desde lo más remoto de los tiempos, el fenómeno de la esclavitud siempre ha ido asociado a la evolución humana; en todos los escritos, en la gran mayoría de las culturas, encontramos referencias a los esclavos, bien referidos a personas o incluso a pueblos enteros.

En la misma Biblia podemos leer ya en numerosas ocasiones la palabra “esclavitud” ; en este documento hemos podido conocer que “el patriarca Abraham tuvo un hijo con su esclava Agar”, un hijo que fue Ismael, del que derivaron los Ismaelitas o Agarenos, hoy los árabes; o incluso, en el conocido texto milenario, se habla de la esclavitud referida a un pueblo entero… “todo el pueblo judío quedó esclavo de los egipcios”. En la cultura griega encontramos amplísimas referencias a los Ilotas, esos esclavos espartanos originarios de la sometida ciudad de Helos; son los propios griegos quienes nos dan la más exacta definición del esclavo: “persona sometida a otra y desposeída de sus derechos de ciudadano”. El Imperio Romano consideró esclavos a todos los países sometidos por ellos.

Las continuas guerras entre pueblos, ciudades y estados, hace que  esta condición de sometido y privado de derechos del vencido, sea vista normal en el tiempo. La esclavitud fue practicada por las grandes civilizaciones de la antigüedad; sus principales fuentes de abastecimiento fueron las guerras y la piratería, así como el nacimiento de madre esclava (es esclavo todo el que nace de madre esclava). Aportó en una época también su grano a la esclavitud la condena por deudas, por la que el deudor quedaba como esclavo hasta pagar su deuda.

En el siglo VII fue ampliamente practicada por los países en los que se extendió el islamismo dominante. Tras el descubrimiento de América, los indios inicialmente sometidos, fueron sustituidos por esclavos negros llevados desde África, más productivos que los aborígenes. Se calcula que fueron unos 14 millones de personas los  esclavos que llevaron de África a América los llamados negreros.

Por tanto no nos debe de extrañar que encontremos en nuestra ciudad un floreciente comercio de esclavos, antes y después de la toma de la misma por los Reyes Católicos.

Favorecía este hecho el que Baza estaba lejos de la línea divisoria de los Reinos Castellanos, y de los Taifas del Al Andalus. Se hacían incursiones, por ambos bandos que cruzaban las ciudades fronterizas y obtenían  botines en los que estaban incluidos tanto objetos, como animales y personas... estas últimas hombres, mujeres y niños, entraban dentro de este apartado de botín de guerra, que luego tenia su valor en la prestación del trabajo para sus captores o en la venta de los mismos como esclavos.

Desde Baza, pasaban muchas veces los cautivos a las tierras de la berbería en el norte de África, donde engrosaban las  listas de cautivos que esperaban ser redimidos por sus familiares desde el terreno cristiano, y si no se esperaba rescate de los mismos, su venta se realizaba en los mercados con adjudicación al mejor postor.

Igualmente sucedía en el lado de los cristianos con los que eran capturados a los moros. Tan es así que por parte cristiana, había surgido la Congregación de los Frailes Mercedarios, una de cuyas principales misiones era el poner en contacto a los familiares de los cautivos con los captores, y ver lo que podían entregar para el recate de los mismos, (actuaban tanto en el terreno moro, como en el cristiano). Para los que habían sido trasladados al Norte de África, había un plazo inicial de seis meses, en el que se localizaba el destino que habían tenido los cautivos, y la ruta que seguirían  hasta los grandes mercados de Libia y Egipto, y si la oferta era aceptada por el propietario en aquel momento del cautivo o esclavo.

El valor que se les asignaba, era en razón al trabajo que se le pudiera sacar a la persona. Así eran siempre más valorados los hombres y mujeres jóvenes, y sobre todos los sanos a los tullidos. Una vez localizado el esclavo, se daba un nuevo plazo para su rescate, gratificándose también a estos frailes mercedarios, en el caso de que confirmasen la muerte del familiar que les había sido capturado. Era pues un trabajo eficaz en tierras propias y en las enemigas.

Hay constancia de que las alcazabas de Antequera, Loja, Guadix, Baza, Almería y Granada, fueron construidas en gran parte por cautivos cristianos prisioneros de guerra de los reyes árabes. Igualmente consta que en las murallas de Ávila, fueron muchos los esclavos moros que  participaron en su construcción.

Eran los esclavos, y estas condiciones pasaban también a sus hijos, considerados de la propiedad de sus amos; tan es así que su participación en actividades agrícolas y domésticas, carecía de retribución alguna, y para ser reconocidos como tales, se les marcaba con un herraje, bien en el hombro, bien en el brazo, aún cuando se conocen marcas en la cara y lóbulo de las orejas. Algunos municipios llegaron a tener su propia marca de herraje, con lo que si los esclavos se fugaban era mucho mas fácil, una vez capturados, saber del lugar de donde se habían escapado.

La institución y aceptación de la esclavitud en los siglos pasados, llegó a tales extremos que en los trabajos de la Seda (Baza, Benamaurel y Cortes) y en la Lana (Huéscar y Puebla Don Fadrique), se llegaron a tener cientos de esclavos llamados reales, por pertenecer a la Corona. El precio oscilaba en los mercados esclavistas de Baza y de Levante, a razón de 10, 15 y 20 ducados, según edad y fortaleza de los mismos.

Cuando se hacía testamento por causa de fallecimiento del cabeza de familia, los escribanos públicos ponen entre los bienes relictos, a los esclavos como cosas propiedad del fallecido. En un testamento fechado en Baza, se incluye entre los enseres “...una esclava, llamada Catalina” (Testamento de don Francisco Pérez de Robles, 1563).

También por parte de los moros y moriscos se compran los esclavos que les interesan de su religión; así consta por el acta del escribano público, Diego de Ahedo, en el año 1511 (17-01) “…El Alcalde de Baza, Guzmán de Herrera, vende a varios moriscos de Granada, un esclavo, que es el Alfaquí Mahomad Benaudalla, de Trípoli, de 33 años por 44 ducados de oro. Es de suponer que este Alfaquí, o doctor en la Ley mahometana, fuese capturado en una de las muchas incursiones que realizaban los ejércitos españoles a las ciudades del norte de África, Trípoli, Argel o la llamada Berbería.

De este mismo escribano público se tienen numerosos documentos de compraventa de esclavos en el mercado de nuestra ciudad. En uno del año 1516, se encuentran los siguientes datos: “Juan de Castilblanco, de Almería, vende al Regidor de Baza, Juan de Araoz, unos esclavos negros: uno de 19 años, por 41 ducados. Y otro de 16 años. Luis de Madrid, vecino de Valencia de Aragón, “vende a Andrés Galán, una esclava negra de 17 años por 10.000 maravedíes. Sana de gota coral y desenmoniada.

Vemos que Baza es un mercado de esclavos en el que convergen vendedores de levante y de Andalucía. El mismo mercader levantino “vende otra esclava negra, Catalina, de 23 años, por 10.000 maravedíes, sana de miembros y que no tenido ni tiene enfermedad de gota coral ni está endemoniada.

Otro mercader levantino, de Orihuela, vende en nuestra ciudad: “al bachiller García Rodríguez de Narváez, regidor de Baza, un esclavo negro, Francisco, de 15 años, helgado de los dientes altos, de buena guerra. Y al mismo, otra esclava negra, de 13 años, con una señal de descalabradura, por 28 ducados de oro”.

Otro mercader; Rodrigo de Castro, viene desde Hellín, al mercado de Baza, donde vende: “...a Alonso de la Puebla, un esclavo negro, bocal, de 13 años, por 13.000 maravedíes. A Juan de Araoz, regidor de Baza, le venden una esclava blanca, Mizian, de 17 años, con una señal en la barba, que no es endemoniada, ni borracha, ni loca, ni fugitiva, sin enfermedad”. A un hermano de este, llamado Gabriel Araoz, le venden “...una esclava blanca que se llama Francisca, de edad de veinte y dos años, poco mas o menos, que la hube en la toma de Túnez,... que no es ladrona, ni borracha, ni fugitiva... ni tiene gota coral ni otro mal encubierto por el que se me pueda devolver... su precio setenta ducados”. Vemos que es un botín de guerra, y por el precio debemos suponer la belleza de tal esclava. El genovés Pedro de Azanaje vende en nuestro mercado.... “Al bachiller Bocanegra, una esclava negra, Juana de 11 años, por 9.200 maravedíes”.

Ni que decir tiene que el estamento religioso está dentro de este tráfico de personas como esclavos; así consta en actas  del año 1516: “...Al bachiller Buytron Álvarez de Escalona, prior de la iglesia Colegial de Baza, una negra, Beatriz de 13 años, que tiene el ombligo algo alto, sana... por 28 ducados”. “...Al mayordomo de la Santa Iglesia de Baza, Juan de Baeza, una esclava negra, Fátima de 20 años, por 33 ducados,... que no es loca...ni come tierra”. “...Al magnifico señor Álvaro  de la Torre, abad de la Iglesia Colegial de la ciudad de Baza, un esclavo de color negro atezado, de nombre Juan, edad de diez y ocho años, los dientes altos alimados, en las nalgas señal de quemadura...”(Escribano: Álvaro Vigíl en fecha 4-febrero de 1556).

Queda totalmente  aclarado el papel  que ejercía Baza, como importante mercado de esclavos, entre Andalucía y Levante, por numerosas actas de compra-venta que constan en los Archivos de Protocolos Notariales de Baza y Guadix, y  que en el año 1997 fueron en parte estudiados por el accitano Carlos Asenjo Sedano, y publicados por la Academia Granadina del Notariado.

La Iglesia Católica no condenaba esta situación de esclavitud, si bien en todo momento velaba por la humanización en el trato a los sometidos a ella, pidiendo fueran considerados como criados. Se dieron numerosos escritos sobre ello, como el famoso “Suma de tratos y contratos”, de Fray Tomas de Mercado, escrito en el 1571, en el que el trato a los sometidos a esclavitud pide  que sean considerados hermanos en desgracia, a los que hay que ayudarle en todo momento a salir de su situación y que sean hombres libres.

La vida de estos esclavos, podía variar si estos lograban la “carta de ahorría”, que es la libertad mediante pago a su dueño; otras veces los amos la daban por su fidelidad y servicios prestados, pero ello debía de quedar registrado por escribano público. “... Antonio Pérez, otorga carta de ahorría a su esclava blanca, Hamina, de 40 años, de Trípoli, porque ella se ha rescatado mediante el pago de 60 ducados de oro, que ella ha ahorrado y juntado” (1520). “...Gonzalo Bravo, otorga carta de ahorría a favor de Francisco, su esclavo negro, que cuando era moro se llamaba Abrahen, por 52 ducados”. “...Diego de Horacan, otorga carta de ahorría a favor de Diego de Alhoracan. El propietario era cristiano nuevo de Caniles” (1521). “...Luis de Baza, otorga carta de ahorría a favor de su esclavo negro Diego ‘por los buenos servicios que me habéis hecho” ( 1526. “...Juan Ruiz, otorga carta de ahorría a su esclava Juana Poyatos, de Túnez, mediante del pago de 15 ducados” ( 1537).

Es de hacer notar que cuando se libertan a los esclavos, estos en su gran mayoría, adquieren el apellido de la familia a quienes han pertenecido. Algunos dueños llegan a prohijar a sus esclavos, y hacerles herederos de sus bienes, tal y como encontramos en este acta de 1536,ante el escribano público de Baza, Diego del Puerto. “... Francisco de Luna dice: Que porque yo tengo mucho amor y voluntad a vos, Lucrecia, mi esclava negra de 17 años, porque os hube criado, y me habéis servido muy bien, y principalmente por amor a Dios nuestro Señor, y por hacer bien... otorgo esta carta de ahorría, y os hago libre y quita por ahora y siempre jamás del cautiverio y servidumbre en que estabais... y os hago donación y gracia de la casa que tengo en el barrio nuevo de esta ciudad, en la Plaza de san Juan, además de unas viñas en el pago de Zalema”.

Una de las fórmulas que aparecen para la adquisición de la libertad es el “ponerse a servir con salario para el dueño”, con lo cual se percibe del amo el comer, beber, vestir y calzar, así como cama en que duerma, y una cantidad que se queda el amo para ir juntando su ahorría, con lo que  se obligan los amos mediante este contrato a libertarlos una vez  ahorren el precio acordado.

También se llega al extremo de que algunos esclavos ofrecen fianza de personas libres, que se comprometen al pago de su ahorría en el supuesto de que ellos no cumplan;  es el caso en el que el amo da permiso para pedir limosna, o trabajar de ajeno, con la que obtener el precio de su rescate.

Hay un efecto colateral de la esclavitud, tanto en los países de tradición árabe, como cristiana; en unos, el tener juventud para los harenes de la gente pudiente y, en otros, principalmente en las riberas del Mediterráneo, el enorme incremento que se da a la relajación de las costumbres, al disponer barraganas y mancebos en todas las clases de mas pujanza económica.

Algún historiador llega a  atribuir el incremento de la natalidad de esta época a la esclavitud. La existencia de numerosas esclavas de gran belleza hacia que se fijasen en ellas lo mismo solteros que casados, clérigos o laicos, con las que se mantenía una relación sexual.  La mayoría de las veces con su propio dueño o hijos/as del dueño  que daba lugar al nacimiento de niños que eran luego reconocidos por los progenitores, o pasaban a engrosar el capítulo de esclavos dentro de la casa en la que lo era la madre, o el padre.  Aunque lo normal era que el esclavo casara con esclava de la misma casa, y hubiera de acarrear con el hijo  concebido entre el amo y la esclava.

Era una época de tal promiscuidad que daba lugar a que las recatadas jóvenes cristianas, rodeadas por una furibunda estrechez  moral de sobriedad implantada por el  hombre,  se refugiaran en los Conventos de Religiosas, que proliferaron en toda la península, mientras el varón disponía de un harén encubierto lleno de mujeres de una sexualidad y belleza extrema.

Una de las actas que mejor describe el concepto que del esclavo se tenía por la sociedad que lo clasificaba como un animal es esta fechada en Baza el día 6 de mayo de 1540.ante el  escribano Diego del Puerto:

“Concepto: trueque de un esclavo por un asno.
Sepan cuantos esta carta de trueque y cambio vieren, como yo García Monxagur Anacos, vecino de la ciudad de Guadix, de una parte, y yo Luis el Cherin, vecino de la Noble Ciudad de Baza, de la otra parte, otorgamos y conocemos, por el tenor de esta presente carta, que hacemos trueque y cambio en esta manera: Que yo el dicho García Monxagur Anacos doy en el dicho trueque y cambio a vos, el dicho Luis el Cherin, un negro que se nombra Francisco, de edad de once o doce años, poco mas o menos, el cual es bozal. Y os lo doy por buena guerra y no de paz, con sus tachas buenas o malas, que por tacha o enfermedad o manquedad que el dicho negro tenga o en el remanezca ,no me lo podáis volver ni tornar, ni yo sea obligado a recibirlo, por cuanto os lo doy por loco, y que se mea en la cama y por el mal de gota coral y endemoniado, y que tiene el mal de san Lázaro y el mal de bubas y con todas aquellas tachas que según el derecho no me lo podrías volver a tornar.

Y yo el dicho Luis el Cherin doy en el dicho trueque a cambio a vos, el dicho García Monxagur, un macho de color bayo, el cual le doy por cojo tuerto y manco, y con el mal, y con aquellas enfermedades y tachas que según el derecho me lo podíais volver a tornar, el cual macho os lo doy en el precio de diez ducados, y mas dos ducados en dineros, con el que vos dicho García Monxagur seáis obligado a enviar a esta ciudad de Baza el titulo que tenéis de dicho esclavo, dentro de cuatro días primeros siguientes, so pena que a vuestra costa envíe por él .De los cuales dichos dos ducados me tengo y otorgo por contento, pagado y entregado”. Dicho documento se firma ente el Sr. Escribano y testigos presentes al acto.

La humanidad sigue con la esclavitud de la persona, de una forma encubierta, aunque legalmente se encuentra abolida en todos los países (excepto los islámicos que la consideran natural e inherente a la persona). En España está legalmente abolida desde la Ley de Abolición de la esclavitud, firmada por el Rey Alfonso XII, en 13 de Febrero de 1880.

Sin embargo,  tras la última guerra mundial, se observó como los “prisioneros” son tratados como esclavos útiles realizando”trabajos forzosos” ellos y ellas como “esclavas sexuales” lo cual no dejó de ser una esclavitud encubierta.

La esclavitud hoy día sigue existiendo bajo diversas formas, y en determinados países.