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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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Almazaras

Artículo publicado en la revista El Norte correspondiente a la primera quincena del mes de mayo de 2004

En el mes de octubre del año 1952 había terminado el bachillerato, con el examen de Estado incluido, así como dos cursos y algunas asignaturas de tercero de la carrera de Magisterio, y me acababa de matricular en la Facultad de Derecho de Granada como libre.

También en Magisterio era "alumno libre" en la Escuela Normal de Magisterio de Almería; me matriculaba de todo el curso, y me preparaba unas asignaturas para el mes de junio y otras las dejaba para su estudio con más profundidad en los meses de verano.

Tenía que terminar Magisterio para tener alguna opción a oposiciones. Mi hermano Antonio, que era amigo de Antonio Morenate, me dijo que éste pensaba dejar su trabajo en la fábrica orujera, así que hablé con este y me lo confirmó. Me presenté para ocupar su plaza y fui aceptado; tenía que pasar unas semanas con Morenate para que me enseñara la forma de trabajo de la oficina, y así lo hizo, a la vez que me deleitaba con sus conciertos de saxofón, que tocaba magníficamente.

Así que la campaña 52/53, inicié mis contactos con el fabuloso mundo del aceite de esta ciudad.

Mi trabajo consistió en el pesaje de camiones y motocarros que entraban orujo, y en el control del picón y jabón, que se vendía sólo en notas contables, pues la contabilidad la hacía Ginés Martínez.

Así conocí la existencia de la Almazara de la Quinta de la Torre (Valero), en carretera de Caniles; la de Morcillo, también en esa carretera, luego fue de Ruiz Cabezas, y finamente de Eloy Campoy. La de D. Antonio Martínez, en la calle de la Alhóndiga (Hoy Galerías Alhóndiga), la de D. Andrés Navarro en la plaza de la Merced, la de los hermanos Rosas, en la calle del Agua; la de Emilio Navarro, en la Corredera y la de Ramos, en Rabalía, (luego regentada por Gregorio Martínez); la de los Alcones, y la que luego se convirtió en Cooperativa Santa Bárbara, estas que recuerde en la población; en la Ribera, la de Sánchez Vargas...

Eran almazaras, todas ellas, con sistema de molienda a base de rulos y prensas con capachos de esparto, aunque luego conocieron los capachos hechos con fibra.

Y algunas llegaron a conocer el sistema de molturación llamado Pieralissi, por el que entraba la renovación en los viejos molinos.

Todo el orujo, excepto el que retiraban los propios agricultores, lo recogíamos en la Orujera, donde se les extraía lo que había quedado de aceite en las tortas de orujo, por medio del tricloroetileno.

Estas almazaras las conocí personalmente pues había días en que no llegaban los camiones de Pozo Alcón, que eran la base de las existencias para poder trabajar normalmente en la fábrica, y entonces, había que ir almazara por almazara, con un pequeño motocarro retirando lo que hubiera en las mismas, con el fin de no parar el ritmo de extracción. En algunos de estos viajes me apuntaba por el solo hecho de tomarme una deliciosa tostada en el horno de la almazara y empapada del aceite recién salido. Una gozada. Guardo un grato recuerdo de sus maestros, grandes profesionales, que son solo probarlo solían conocer la acidez del nuevo aceite. Hacíamos apuestas y ¡cómo acertaban siempre las décimas o los grados de acidez!

Hoy de estas almazaras de RULOS sólo queda la de "Los Alcones" y la de Campoy, por lo que no sería mal que la concejalía de CULTURA adquiriese alguna para la instalación de un futuro museo Etnográfico a instalar en los bajos de la Posada de la calle de la Alhóndiga, que son de propiedad municipal, junto a la de un Molino Harinero, y recabar de la población trillos, arados, palas y útiles del campo para completar este recinto.

 Serían dos buenas bazas para presentar la historia de esta ciudad. ¡¡Ánimo, y a luchar por ello!!

Hay muchas cosas que no son cuestión de dinero, sólo de Cultura y de Sensibilidad (que cualquier bastetano sepa en un futuro que fue y como fue la vida y el trabajo de su pueblo y sus gentes, sus trajes y costumbres, sus industrias.

Y sobre todo ganas de hacer y dejar algo a la población.

Y en Baza tenemos la suerte de tener el edificio d la calle Alhóndiga de propiedad municipal.

¿Es que no se pueden ir juntando “objetos” para el futuro “Museo Etnográfico”?

Luego se podría lograr una escuela taller para rehabilitación del inmueble.

Dejarlo todo en “no se ha aprobado el presupuesto para ello” es la excusa legal para NO hacer nada. Y la mayor dejadez aún es la frase de “No hay subvención para ello”. ¿Es que lo Nuestro lo tiene que pagar otro? Si vienen subvenciones, bienvenidas sean. Por pedir que no quede, Primero hay que decir, TENEMOS ESTOS, para luego poder pedir algo sobre lo que tenemos.

Otras poblaciones las han conservado como parte de su patrimonio cultural y etnográfico. O han levantado monumentos en las plazas poniendo los rulos o las prensas, como recuerdo a su pasado…

En Baza, cuando llegue la sensibilidad para esto no quedará NADA DE SU GLORIOSO PASADO.

Hoy en Baza sólo quedan tres fábricas molturando la aceituna; una “Los Rosas” en el recinto de la antigua orujera en carretera de Caniles, con sistema Pieralissi; otra la Cooperativa Santa Bárbara, y la más moderna, “OLIBAZA”, que tiene una capacidad de molturación de 225.000 a 230.000 kilos de aceituna diaria, y unos depósitos para almacenaje de 2.000.000 de kilos. Estas dos últimas en la carretera de Benamaurel. Esto es actual, no es historia de nuestro pasado. Hagamos algo para que no se pierda nuestro pasado.