ÚLTIMA PÁGINA

Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

Para remitir sus comentarios, clique AQUÍ

LAS NAVIDADES

Artículo publicado en el desaparecido Boletín de Noticias que editaba el Ayuntamiento bastetano, dentro del apartado "Imágenes y Recuerdos!, en enero de 2006

Parece que cada vez llegan antes o que el tiempo nos corre más deprisa, el caso es que entre una Navidad y otra el tiempo se va volando. Los anuncios en la televisión, las luces navideñas en las calles, los adornos en los escaparates de las tiendas y las personas teniendo un poco más de amabilidad unos con otros, hacen que el ambiente navideño nos envuelva con su orla de Paz y Felicidad.

Todo se transforma en estos días y todos nos alegramos de estar aquí una nueva Navidad, en la que unos recuerdan el Nacimiento del Hijo de Dios y otros lo ven como fiesta consumista y el preludio de un Nuevo Año.

Los mayores con la satisfacción de un año más y los menores con la ilusión de unos próximos Reyes Magos que colmarán sus ilusiones, pues todos han sido buenos, y el que no lo ha sido hace promesa de serlo.

Pero estas fiestas de Navidad y Año Nuevo siempre han tenido su forma y su estilo y se han adaptado a los tiempos; recuerdo los años en los que proliferaban en estos días las tarjetas de felicitación de los servidores públicos (que digámoslo claramente, no estaban bien pagados), y tras desearnos la Feliz Navidad, esperaban una pequeña propina con la que se les ayudara también a ellos a pasar una amable y Feliz Navidad.

Así nos felicitaba el Cartero, el Mozo de la Autedia que le decían Longaniza, el Mozo de cuerda que bajaba los bultos de la estación de ferrocarril que era conocido como Pepino y, cómo no, los sufridos basureros de nuestra calle, que casi siempre lo hacían con una tarjeta, en la que nos pasaban su felicitación en verso, y que año tras año, era siempre el mismo.
Recuerdo el año de los primeros Guardias Urbanos en nuestra ciudad, y de cómo se les obsequió depositando, a los pies del que estaba en el cruce del Carril, botellas de licor, dulces y turrones.

Recuerdo con cariño estos gestos de solidaridad ciudadana, de alegría y de generosidad. Que había borracheras, pues claro que las había, pero no se destrozaba el mobiliario urbano como final de una juerga. Se iba uno a casa y a dormir la mona, pero no a destrozar lo que se ha pagado con el dinero de todos.

Pero no son días de crítica, son días de encuentro familiar, de reflexión de cómo se ha pasado un año y de hacer planes y promesas para el futuro, de felicitarnos mutuamente por amistad, por simpatía, por amor, de desearnos lo mejor unos a otros. Yo también quisiera a través de estas líneas hacer llegar a todos MIS MEJORES DESEOS DE PAZ Y FELICIDAD Y QUE EL 2006 SEA EL AÑO DE SU SUERTE.