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D. CARLOS M. PEÑA, el hombre que dio dignidad a Las CuevasArtículo publicado en la revista EL Norte, dentro del apartado "Memoria y Opinión", en la segunda quincena de octubre de 2006 |
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El pasado 23 de septiembre, mientras realizaba mi acostumbrado repaso a la prensa provincial, encontré impreso un detalle que me hizo detenerme con especial atención. Era la página 47 del diario Ideal. En la última de la sección de deportes, cinco o seis esquelas y en una de ellas un nombre conocido: D. Carlos Peña Bernaldo de Quirós. El gráfico anunciaba su muerte, un día antes, a la edad de 85 años en la capital granadina y participaba a sus amistades la "sensible pérdida" y, con ese vocabulario tan marcado, la "asistencia a la conducción del cadáver" en ese día, a las once, desde los velatorios del cementerio de San José. |
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Aunque hay vecinos que lo recuerdan con más oscuros que claros, la labor de Carlos Peña es, en general, muy bien recordada, elogiada y, sobre todo, agradecida. El final de la Guerra Civil marcó, inevitablemente, los cuarenta años de siglo pasado como los de más miseria en nuestro país. Hasta el primer lustro de los cincuenta, incluso, se habla en España de los "años del hambre", una circunstancia que, en determinadas zonas de Andalucía, región marcada siempre por su pobreza, se hacía irresistible. Una de ellas era la que hoy conocemos como el Barrio de Las Cuevas de nuestra ciudad. El Auxilio Social había establecido allí un comedor infantil, cuya asistencia la prestaban las jóvenes de la Sección Femenina. Pronto este comedor empieza a ser regentado por jóvenes voluntarias de Cáritas Diocesana Local, teniendo como principal aprovisionamiento el ASA, Ayuda Social Americana. |
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A mediados de los cincuenta, junto con el ASA, empieza a hablarse de las ayudas del "Miséreor"", un programa especial tanto en ideas como en financiación, directamente venido desde los obispados católicos de Centroeuropa. Las personas que, de algún modo, venían prestando su trabajo y colaboración a erradicar el hambre de estas familias del barrio de Las Cuevas, especialmente bajo la organización de Cáritas Local, dirigida por el Arcipreste D. Juan Hernández, promueven el encargo de un estudio al Centro de Estudios de Sociología Aplicada y para su finalización se dirigen, precisamente a Miséreor. A marchas forzadas se elabora un plan de trabajo, cuya implantación, desarrollo y culminación se encarga a D. Carlos Mauro Peña y Bernaldo de Quirós, secretario del Juzgado de Instrucción. Así empieza la importante labor de este hombre que ahora recordamos y así nace el Plan Baza. Como primer paso para la implantación de este Plan Baza, en la primavera se inaugura el puente que todavía hoy une las Cuevas de la Arena con las Cuevas de los Garfios. Las ayudas de Miséreor traen consigo la implicación seria y responsable de la zona a la que van dirigidas. El pueblo debe implicarse decididamente y lo hace mediante la organización de diferentes medios de obtención de dinero, cabalgatas, tómbolas... se consigue llevar hasta allí el agua potable y se construye un segundo puente para unir los Llanos del Ángel. |
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Todo ello se va consiguiendo y a buen ritmo. En 1962 se inaugura el Centro Social y la Dirección; en 1963 funciona ya la Formación Profesional con sus diferentes cursos de albañilería, fontanería, carpintería de madera, electricistas, tejedores y artesanos. Junto a las ayudas del Miséreor se van incorporando otras subvenciones estatales. Se instala una guardería infantil, se dan clases nocturnas de conocimientos generales, un practicante, etc. Con todas las personas que terminaban su formación en estos cursos se decide formar cooperativas para obtener rendimientos económicos de sus trabajos. Nacen así las de confección, albañilería, carpintería, etc. Detrás de todo este enorme y grato movimiento de jóvenes, cuyas únicas alternativas eran la "pleita", el campo o la emigración, estuvo D. Carlos Peña; él fue, junto a sus colaboradores más cercanos, el que dio a Las Cuevas una nueva entidad. |
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