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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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LA CRUZ DE LOS CAIDOS

Artículo publicado originalmente en la revista "El Norte", dentro de la serie " Última Página", en la primera quincena de junio de 2010


El lunes 24 de mayo comenzaban las obras de remodelación de la Cruz de los Caídos, un espacio conocido por todos con ese nombre , que se integra en la más amplia Plaza de las Eras y que podríamos decir que siempre ha tenido “vida propia, e independiente” del resto de esta zona que ya los habitantes musulmanes de Baza dejaron a l otro lado de las murallas de la ciudad y que luego se llamó “Campo del Príncipe”. Allí, en aquellos tiempos medievales, se realizaban los ejercicios militares de la tropa de guarnición de la población. Posteriormente, tras la conquista cristiana, existieronen el lugar numerosas eras para trillar el trigo, una utilidad que fue la que le otorgó el nombre con el que ha llegado hasta nuestros días.

Sin riesgo de equivocarnos, podemos decir que este rincón de la Plaza de las Eras, hoy machacado por las palas excavadoras, ha tenido siempre una historia independiente, unas circunstancias particulares que la hacen un tanto diferente  del resto de este gran espacio abierto.

En algunas actas municipales de los siglos XVII y XVIII, a este rincón se le denomina “Plaza Cuadrilonga”, es decir,  con cuatro lados, aunque es cierto que una parte es más alargada que la otra, por lo que hoy la llamaríamos “Rectangular”. En ella, los caballeros bastetanos celebraban el “lanceo” de toros a caballo, amodo de festejo popular.

De aquella tradición nos queda aún la calle Toril, en el inicio del Humilladero, que era por donde se incorporaban los animales a esta celebración.

Hay constancia también en los documentos municipales, de que en el año 1898 una comisión de vecinos de esta parte de la Plaza de las Eras visitaba al alcalde para pedirle “permiso para arreglar aquella plaza; los vecinos solicitaban también que se les concedieran cuatro cañones o bombardas, para colocarlas en ella, al tiempo que pensaban plantar arboleda y embellecer el conjunto con jardincillos que le dieran un aspecto mas bonito a aquel sitio. Una petición esta a la que accedió el primer edil, plantándose entonces unos dieciséis olmos, amén de otras especies arbóreas y numerosas plantas y flores. Estos olmos han estado dando frescor y sombra a la plaza, hasta que la “grafiosis” de los años sesenta acabó con ellos; aún nos quedan en los ángulos de la plaza los restos de sus enormes raíces.

Durante el año 1904 se toma el acuerdo municipal de denominar a este hermoso lugar del centro de la ciudad, con el nombre de “Plaza de la Inmaculada Concepción”, dejando constancia de ello en una placa en mármol blanco, que aún queda en la fachada de la casa que hace esquina con Cava Alta.

Tras la Guerra Civil, el día 2 de septiembre del año 1939 se toma el acuerdo. por la Comisión Gestora Municipal, presidida por don Bernabé Lozano Molina, de erigir en esta ciudad la “Cruz de los Caídos, considerándose el lugar más idóneo esta plaza, ya con enorme arbolado y vegetación y  manteniendo los cuatro cañones o bombardas, como elementos decorativos en los cuatro lados del monumento a la Cruz. En el frontal de esta Cruz, en una placa de mármol gris y bajo las cinco flechas, se escribe la frase: ”Caídos por Dios y por España, presentes.”

Años después se procedía a un embellecimiento del lugar y se instalaría el empedrado con el que ha llegado hasta el 24 de mayo. Se trae para ello desde Granada a un artista en dichos trabajos, Tomás Torres, que deja muestras de su buen hacer, construyendo un monumental escudo de Baza en el frontal de la Cruz, una enorme granada en la parte posterior y un pequeño escudo de la ciudad, en la plataforma superior, en el que deja sus iniciales como artista. El trabajo de cantería en piedra, base de la Cruz y  frontal de fachada se debe al maestro cantero bastetano Francisco Ibáñez.

Durante estos setenta años de vida, la Cruz de los caídos ha conocido la pérdida de sus enormes olmos y la repoblación con plataneros; la retirada en los años 70 de la placa de mármol de su frontal, ataques de gamberros, proyectos para denominarla “Plaza de las Tres Culturas” y el abandono intencionado de sus hermosos y frondosos rincones.

Ahora vemos palas y excavadoras trabajando en ella. Esperamos que siga siendo plaza y que pueda seguir teniendo historia, lo que igualmente deseamos al resto de la Plaza de las Eras a la que pertenece este hermoso y amplio rincón de la ciudad.