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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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LA CRUZ VERDE

Artículo publicado originalmente en la sección “Memoria y opinión” de la revista “El Norte” publicado en la segunda quincena de noviembre de 2005


Es muy posible que bastantes bastetanos recuerden el transformador de la Compañía Sevillana de electricidad que estaba situado en el mismo centro de la Placeta de la Cruz Verde. Delante de la caseta del transformador había una cruz en madera que le daba el nombre a la placeta.

En los bajos de la casa frontal de esta placeta, un buen hombre, D. JLUIÁN GARCÍA GALLARDO, tenía un taller de herrería y forja. Había tenido, como toda familia por aquellos tiempos, muchos hijos, que a su vez le habían dado muchos nietos.

Un día, la compañía eléctrica decidió quitar el transformador del centro de la Placeta, y entonces ésta quedó fea, bastante fea, ya que si bien se habían retirado los cables eléctricos, no se había demolido la casamata de obra que albergaba el transformador.

Llegada la Guerra Civil, se construyó un refugio en esta placeta, teniendo la entrada en el mismo centro de ella, donde estaba el antiguo transformador eléctrico, y aprovechando una galería que desde los tiempos árabes comunicaba esta plaza con los refugios o galerías bajo la iglesia Mayor.

Años después, acabada la guerra, se taponó la puerta de entrada al refugio, y quedó sin la antigua cruz de madera. Jugando unos niños en aquel lugar, entre ellos un hijo de Julián, uno quedó atrapado en los restos de la antigua galería, con la consiguiente alarma familiar.

Debido a este caso, se personó ese señor en el Ayuntamiento (siendo alcalde D. Jesús Domínguez) y ofreció una solución a aquel rincón urbano; se trataba de reponer una cruz en el centro de la plaza, así como adecentar toda ella instalando una fuente con un saltador de agua, iluminada a su alrededor, así como cuatro faroles bajo los brazos de la citada cruz, siendo de su bolsillo todo el coste de materiales que para ello se precisara.

La corporación municipal le concedió el permiso necesario y a su vez, en atención al embellecimiento que había realizado este vecino en esta parte de la población, le emitió un documento en el que se viene a decir “dado el mérito que ha tenido D. Julián García Gallardo, en la urbanización de la plaza a su costa y de la reinstauración de una Cruz en la misma, con fuente y saltador de agua iluminadas, le es concedido el privilegio de que toda obra que se realice en esta plaza lo ha de ser con el Vº Bº del mismo o de su familia”.

Y para que no hubiese duda de quien había sido el autor de esta Cruz de Hierro, aparte de los símbolos de la pasión que hay en la misma, escaleras, clavos, martillo, custodia, etc., en el mismo centro de intersección de brazos y pie se dejó esta inscripción en hierro: “Julián G.G. 1959”. Pero hay un documento más claro de quien fue el autor de este trabajo en forja, la cruz puesta en su taller, y en la que todos los nietos posan junto a ella o encima de ella.

Es un bonito detalle de los muchos que conocemos de esta población y las buenas gentes que la han vivido.