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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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LA CRISIS

Artículos publicados originalmente en la sección "Última Página" de la Revista "El Norte", en la primera quincena de enero de 2011 


Estamos en el tercer año de crisis y nos han llovido explicaciones sobre la misma de todas partes y de todos los entendidos en la materia. Que si especulaciones del capital, que si exceso de consumo, que si gasto superfluo, que si exceso de empleados públicos, que si duplicidad de funcionarios para un misma tema… Todos  los analistas finalizan sus explicaciones diciendo que nos va para largo y que será cuestión de disciplina en el gasto el lograr salir de la “crisis”.

Pero tanto se ha  pronunciado la palabra “crisis” que, en un pequeño pueblo, en una pequeña  escuela rural, los alumnos preguntaron: “Maestro, ¿qué es la crisis?”, y el  buen hombre les dio esta explicación:

“Era un pequeño pueblo, en el que sus habitantes estaban muy felices. Tenían todas sus necesidades cubiertas, en comida, vestido y calzado, y con su trabajo estaban logrando mejores niveles de bienestar.

Un día apareció en el pueblecito un señor (el especulador), y dijo que compraba cuantos burros de pelo blanco le vendieran por 50 euros cada uno. Unos cuantos vecinos, viendo el buen precio a que lo pagaban  le vendieron varias unidades. A la semana siguiente llegó este mismo señor y dijo: “Compro burros de pelo blanco a 100 euros”. Le vendieron los que quedaban en el pueblo.

Quedó en volver a la semana siguiente, y dijo que pagaría a 200 euros el burro de pelo blanco que le vendiesen. Los vecinos salieron de su pueblo y adquirieron los burros de pelo blanco que había en los pueblos próximos y casi todos ellos pidieron dinero prestado al banco para hacer estas compras; el banco dijo que se lo daba pero hipotecando sus casas. Así lo hicieron muchos de ellos.

Como la venta de animales pagaba un impuesto al Ayuntamiento, el alcalde vio que con estos ingresos extraordinarios podía ampliar la plantilla de empleados, colocar a aquel familiar que tanta lata le daba  y realizar algunas obras en el pueblo. Y así lo hizo, amplió la plantilla municipal, inició obras y, como le faltaba dinero, pidió crédito a los bancos, en base a los ingresos que esperaba recibir por estos impuestos sobre las ventas de animales.

Los vecinos del pueblo vieron como el comprador llegaba y les abonaba todos los burros a 200 euros. Y quedó en volver a la semana siguiente, abonando a 400 euros  todos “burritos de pelo blanco que tuvieran”.

Entonces los vecinos salieron por los pueblos vecinos y encontraron un señor que tenia muchos burritos de pelo blanco, pero que los vendía a 300 euros cada uno. Como aún con ese precio ganaban dinero, pues esperaban venderlo a 400, todos se volvieron a entrampar con los bancos para poder comprar burritos a 300, ya que  ellos los venderían a 400. Pero aquella semana el comprador de burritos no llegó al pueblo, ni a la siguiente, ni a la siguiente, nunca más apareció. Y así es la crisis”.

Para ver si habían entendido, el maestro preguntó a sus alumnos: “¿Quien me dice lo que le pasó al Ayuntamiento y a los vecinos del pueblo?” Un alumno contestó: “ El Ayuntamiento quedó con mas empleados y endeudado con los bancos”. “Correcto, muy correcto”, dijo el maestro. Otro alzó la mano y cuando el maestro le dio la palabra dijo: “Los vecinos del pueblo quedaron entrampados con los bancos y con sus bienes hipotecados”. “Correcto, muy correcto”. Ahora -dijo el maestro- ya que conocéis  lo que es  la ‘crisis’ podemos hablar con conocimiento de ella, y que ha sido promovida por la especulación de los capitales y la irreflexión de las personas”.

Notó el maestro que al fondo de la clase varios niños se reían y dirigiéndose a uno de ellos le preguntó: “¿Por qué os reís de este asunto tan serio?” Un chico espabilado le contestó: “Señor maestro, es que el pueblo ha quedado todo hipotecado y lleno de burros”. El maestro nada pudo contestar, las dos cosas eran ciertas, or lo que volvió a aclarar a sus alumnos. “En los grandes pueblos y capitales, hay que cambiar  la palabra ‘burrito blanco’ por ‘piso’”. “¿Cómo es allí la crisis?”

Los alumnos contestaron: “Los ayuntamientos llenos de empleados, obras inacabadas y entrampados con los bancos. Los vecinos, con pisos adquiridos muy caros, que nunca valdrían lo que habían pagado por ellos, y además hipotecados sus bienes por los bancos. Todos los pueblos llenos de  pisos, caros y vacíos, y sus habitantes entrampados.

Habían comprendido lo que era la crisis. Era la hora del recreo.