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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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EL RINCON DEL "PITOTIESO" Y LA PLACETA "POYO DE GATO"

Artículo publicado originalmente en la sección "Rincones bastetanos" de la Revista "El Norte", en la primera quincena de mayo de 2011 


Hace años, cuando buscaba historias y leyendas de la ciudad, me presentaron a una señora mayor, muy mayor, en la Plaza de la Merced; me dijeron que era la que mas sabia del barrio por haber vivido siempre en él. Me contó bastantes historias, pero que no iban en la línea de la información que yo pretendía sacar a la luz y publicar. Hoy recupero algunas de sus palabras, en concreto, el caso que podemos llamar “del Pitotieso”, al que le damos forma en esta narración.
Existe un recodo, a la entrada de la calle San Sebastián, que está formado por la  parte exterior de la Iglesia de la Merced, allí donde dentro está una nave de camarines y se estrecha para el  altar. A escasos metros del lugar había un cuartel, en la calle Nueva, y a la olisca del mismo se abrió una taberna de “poco pelo” en  la entrada de la calle San Sebastián. Tan de poco pelo era la taberna, que tenía un cartel en el que se indicaba “para hacer aguas hay que salir a la calle”. Rincón de la calle San Sebastián al que alude la anécdota que contamos
Y ningún rincón mejor para hacer aguas menores que éste de los muros de la Iglesia de la Merced. Con el tiempo se convirtió en el lugar adecuado para esta necesidad fisiológica, hasta que sucedió un hecho muy comentado.
Al paso de una gitana, un borracho que estaba arrimado al muro haciendo aguas menores le dijo una barbaridad o indecencia en relación con el miembro que tenía en la mano, a lo que le gitana le contestó con una maldición: que ese miembro se mantuviera siempre así, erecto, hasta el día de su muerte. Y la maldición se cumplió. Y tanto miedo tomaron los clientes de la taberna de ir a aquel rincón a hacer aguas, de que a ellos les pasara igual, que se buscaron otros rincones próximos para esta necesidad.  

A unos cincuenta metros, siguiendo esta calle de San Sebastián, a la izquierda, y tras un corto callejón, encontramos una pequeña placeta, llamada “Poyo de Gato”, en la que perdura una Cruz, que es muy anterior a las que en los años 1939 pusieron los frailes franciscanos para hacer los vía crucis por el barrio. En esta placeta se recordaba  la cuarta estación.

Recuerdan los vecinos que mucho antes de estos años, también se celebraban allí las fiestas de la Cruz, en las que se adornaba con flores, mantones de Manila y objetos de cobre por los vecinos de la placeta; se realizaban bailes durante la noche y quienes asistían eran obsequiados con tiras de pan o bizcochos que tenían que mojar en una fuente llena de anís.

Otros vecinos recuerdan que junto a esta placeta estaban las huertas de Juan Rigores, con toda clase de frutales y en las que se hacían los fuegos de Santa Lucía. También aclaran que la placeta era casi del doble de lo que queda en la actualidad de este lugar.

La placeta "Poyo Gato" con la cruz en la fachada del fondo