ÚLTIMA PÁGINA

Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

Para remitir sus comentarios, clique AQUÍ

NOSTALGIA DE UN TIEMPO PASADO: NUESTRA FERIA CHICA

Artículo publicado originalmente en la sección "Última Página" de la Revista "El Norte", correspondiente a la primera quincena de noviembre de 2011 


Ya está aquí otra vez el mes de noviembre, llamado así por ser, en un calendario anterior al nuestro, el noveno mes. Como suele ocurrir en estas tierras, con el penúltimo mes del año terminan de entrar los fríos y las tardes se están acortando… conforme pasan los días apetece más estar en casa, al calor del hogar o de la calefacción y del brasero, que en la calle.

Una disposición que también puede que esté condicionada por la edad que ya vamos alcanzando. Porque cuando éramos niños la cosa era igual, pero no era lo mismo. Es decir, las circunstancias climáticas eran similares e incluso peores las domiciliarias, pero nuestra vitalidad era mucho más enérgica. Pero es que, además, cuando llegaba el mes de noviembre a Baza, llegaba también  la Feria Chica de nuestra ciudad. Y eso sí que servía como revulsivo.

La foto refleja muy bien el barullo de aquella Feria Chica de Baza De todas partes, de todos los lugares más próximos e incluso de algunos alejados, venían a Baza todo tipo de tratantes, feriantes, ganaderos, turroneros (a los que se les solían comprar “las caspicias”, esto es, los restos del corte de las tabletas, porque no había dinero para más). Entre aquel bullicio aparentemente descontrolado, en el que se mezclaban las personas con los animales y las casetas, se instalaban las barcas, sin nada que se pareciera al agua, los caballitos y los columpios, el faquir adivinador, las pruebas de  fuerza del marro o del tren, las casetas de tiro, etc etc.

Una amalgama de colores que, cuando menos, entretenían con sólo contemplarlos como espectador. Al mismo tiempo, que todo tiene también su parte menos amable, entre este gentío circulaban también los “carteristas”, verdaderos especialistas en utilizar la mano, hábiles y duchos en hacerse con lo ajeno. Con todos estos ingredientes y algunos más, se confeccionaba la conocida como Feria Chica, que traía también consigo los teatritos que se instalaban en la plaza de las Eras y en la Cava-Alta.

De un folleto que conservo aún de aquellas épocas recupero la memoria del “Teatro Capitol”, un espacio apto para todos los públicos, caso raro en estos años en los que a la Feria Chica sólo venían los espectáculos considerados “verdes” o no permitidos para menores. Allí, en el “Capitol”, se conjugaban las canciones con los chistes más atrevidos y sensuales, aunque nunca pasaban la raya ni del mal gusto ni de la inmoralidad; asistían a él las familias completas, pues era un teatro de carácter muy familiar, tal y como exponía el folleto: “Un espectáculo para toda la familia”. Estamos hablando de escenas o cuadros escénicos en los que las conexiones con las “coplas” eran dadas con una simple frase de entrada.

Como la radio era el medio de comunicación por excelencia  de la época, sin duda escuchada y seguida en casi todos los hogares, las más famosas cantantes tenían aquí, en el “Teatro Capitol” su réplica. Aunque en este caso eran suplantadas por voces de cantantes travestidos o “sarasas”, como les llamaban entonces a quienes imitaban a las divas. Eso sí, hemos de dejar constancia que esas imitaciones superaban a veces a la canción original, sobre todo por la cálida voz del intérprete. ¿Quién, con cierta edad, de los que vivimos aquellos años, no recuerda “La Campanera”?

Por qué has pintao tus ojeras.
Cual flor de lirio real.
Por qué te vistes de pena.
¡Ay campanera! ¿por qué será ?.

Mira que to el que no sabe
Dice que tiene la llave de la verdad.
Dice que tú eres buena
Y a la azucena ya te quiere comparar.

Dicen que si un perseguío
Que anda escondío
La viene a ver.
Dicen, que amante espera,
La campanera, a la ronda de las tres.

Eran canciones que en la voz de estos cantantes en nada desmerecían a las versiones originales de grandes artistas como lo era Diana Navarro, que por aquellos días era la reina de las ondas con su famoso “Camino verde”…

Hoy he vuelto a pasar
Por aquel camino verde
Que por el valle de pierde
Con mi triste soledad.

Y su pegadizo estribillo:

Por el camino verde
Camino verde, que va a la ermita
Desde que tú te fuiste
Lloran de pena las margaritas.

La fuente se ha secado
Las azucenas están marchitas.
Desde que tú te fuiste
Lloran de pena las margaritas.

Todo un poema de recuerdo al amor desgraciado que es lo que emocionaba a chicos y grandes, en este mes de Noviembre, en Baza, allá por los años 40-50 del pasado siglo.