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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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EL AYER DE LA SANIDAD BASTETANA. EL HOSPITAL DE SANTIAGO

Artículo publicado originalmente en las páginas centrales de la Revista "El Norte", correspondiente a la primera quincena de febrero de 2009.


El sistema sanitario del que disfrutamos los bastetanos se manifiesta en diferentes espacios y lugares, dividiéndose en distintos niveles equivalentes, aproximadamente, a la gravedad de las enfermedades que pudieran producirse. Para pequeñas dolencias e incluso para una primera atención, acudimos al Centro de Salud. En caso de que nuestra enfermedad lo requiera, pasamos a un nivel más especializado en el Hospital. De este apartado, del hospitalario, hablamos en nuestro artículo haciendo un resumen histórico sin pretensiones académicas de lo que ha sido el Hospital de Santiago de Baza, el ayer de la sanidad bastetana.

Hoy día, metidos ya en el siglo XXI, podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que la sanidad hospitalaria pública en nuestra ciudad goza de un estupendo estado de salud. Disponemos de un magnífico complejo hospitalario en el que se reciben toda clase de  atenciones por un personal eficaz y especializado, y el paciente se encuentra con unos equipos médicos y unas instalaciones sanitarias a la altura de las mejores del país. Pero las cosas no han sido siempre así. Ni mucho menos. Aunque la foto no es muy buena, este era el aspecto que presentaba el edificio tras varios años de abandono, a principios del siglo pasado.

Es más, ni siquiera existía ningún edificio hospitalario como tal. Tras años y años de abandono, por la escasez de medios del Ayuntamiento, el aspecto sanitario no había sido bien atendido. Existió en Baza, desde el año 1493, cuatro años después de la toma de la ciudad por los Reyes Católicos, una institución dedicada a prestar servicios sanitarios a una parte de la población. Pero algunos escándalos producidos en el mismo, entre los que se reflejan en las actas la embriaguez casi diaria del director y sus malas costumbres y peor fama en la localidad, habían llevado a este organismo a un descrédito, abandono y desidia tal, que podía darse por finalizada su existencia en pocos años.

Según el cronista de la Orden de San Jerónimo, Fray José de Sigüenza, del que tomamos los datos, su fundación data de este año citado, 1493, en el que los muy Ilustres Señores don Enrique Enríquez y su esposa doña Maria de Luna “llevados por su espíritu caritativo”, entre las numerosas fundaciones pías que en Baza se realizaron, fue la de “un hospital para albergue, descanso y curación de los peregrinos pobres y enfermos”. El citado Hospital se estableció bajo la advocación del Apóstol Santiago, del cual eran muy devotos.

Y este es el estado que presenta hoy día el inmueble de la Plaza de Santiago Refleja el cronista de la Orden el hecho de que “hallándose don Enrique, n la Villa de Siete Aguas, de la provincia de Valencia, con fecha de primero de Diciembre del año 1493, y ante el escribano don Martín de Gárate, otorgó  un poder a favor de Nuño Sedeño, en el cual poder entre otras cosas  se le autorizaba para que gastase todo lo que viéredes que es menester en el Hospital que yo mandé edificar en esa dicha ciudad.”

Aclara el cronista que este apoderado era el Contador  (hoy en día el administrador de bienes) de la casa de D. Enrique Enríquez y residente en esta ciudad de Baza, por haber sido uno de sus pobladores en el reparto realizado por el Reyes Católicos tras su reconquista.

Años después se encuentra la referencia a este Hospital en la escritura otorgada en fecha de 10 de diciembre de 1504, ante el Escribano Real don Rodrigo de Salamanca, por la cual  Dª María de Luna, ya en estado de viuda,  “pone en posesión el edificio construido para dicho Hospital, a manos del Prior y Comunidad del Monasterio de San Jerónimo, confiándoles su cuidado y queriendo que estos padres, fuesen perpetuos y absolutos patronos” o administradores y conservadores de la meritísima fundación.

Un mes después, por escritura de fecha 10 de febrero de 1505, procede a reseñar y adscribir los bienes que lega a esta fundación para su mantenimiento. Reseña estos:  “tres tiendas en la Plaza Mayor de esta ciudad, cuatro en la antigua calle de la Alhóndiga, (hoy se conoce como calle de la Zapatería, y en su momento era una de las calles más comerciales de la ciudad), un horno de pan cocer en el Barrio Nuevo (hoy se conoce también como Morería), y un censo perpetuo de 5.300 maravedíes de la moneda usual, sobre el molino llamado en antiguo del Cegrí (hoy molino de la Ribera).

Iniciada la andadura de esta caritativa Institución, fueron numerosos los  peregrinos y enfermos que en la misma se acogían, de tal forma que pronto se  hizo ver que precisaban una ampliación de la misma.

Esta aparece en la escritura del escribano don Diego del Puerto, de fecha 7 de Octubre de 1540; en ella consta la “compra  de un pedazo de corral contiguo a Don Juan Beltrán”, le sigue otra adquisición realizada en  fecha de 13 de Enero de 1547, otorgada ante el escribano don Álvaro Vigil, por la que se adquirió una “casa colindante” a don Alonso Martínez de Bogarra.Por parte del Cabildo municipal, se procede a la concesión de “una fuente para el aseo de la casa, ropas y enfermos”, concesión que consta en acta de fecha 30 de julio de 1577.

Documentos oficiales del Ayuntamiento de Baza, del año 1908, donde se da fe de la petición realizada por los vecinos Manuel Camacho y Antonio Martínez para rehabilitar el edificio, la concesión del consistorio y el agradecimiento de esta institución a estos ciudadanos. Documentos oficiales del Ayuntamiento de Baza, del año 1908, donde se da fe de la petición realizada por los vecinos Manuel Camacho y Antonio Martínez para rehabilitar el edificio, la concesión del consistorio y el agradecimiento de esta institución a estos ciudadanos.

Un biznieto del fundador de este Hospital, don Juan Enríquez, avecindado en Madrid, funda en el año de 1591, y ante el notario de la Villa y Corte don Felipe Marroquín, un Mayorazgo cuyo goce correspondía a sus descendientes. Aunque en defecto de estos fue su voluntad que se disolviese dicho Mayorazgo y  lo heredasen, “el Monasterio de San Jerónimo y el Hospital de Santiago de por mitad”. De tal modo correspondió a cada parte la cantidad de 1.742.892 maravedíes, lo que dio lugar a que fuese conocido el Hospital, como “muy rico y principal”.

Aprovecharon estas dos instituciones, Convento de los Jerónimos y Hospital, estas circunstancias favorables, para hacer igualmente la partición material de unas fincas que tenían en proindiviso entre ambos. Se trataba del Molino de la Torre y las tierras sitas en el Horcajo. Estas últimas correspondieron al Hospital, y fueron conocidas desde entonces como el Cortijo del Hospital.

Se vio favorecido este Hospital por varias donaciones de particulares, entre ellas, la realizada por el Licenciado Vela, beneficiado de la Iglesia de Caniles, lo que dio lugar a que fuese entidad muy codiciada. Así se reflejó cuando después de muchos avatares, ante el Notario don Alonso Carrillo de Albornoz, el 28 de noviembre de 1826 se procede a hacer un inventario de  toda la propiedad de esta Institución  (a los efectos de la Ley de Desamortización de Mendizábal). En este inventario intervienen tasadores, peritos y partidores, con asistencia de contadores públicos, y ello da la cifra de 80.000 reales, cifra cuantiosa en aquellas fechas. Aparte de ello, se hace constar el que no han sido valoradas las posesiones fundacionales.

Todas estas riquezas, tras la Desamortización, pasaron a ser bienes de particulares, con lo que este “rico y principal hospital” dejó de serlo y, tras su despojo, vino a parar a manos municipales las que, careciendo de  medios, sólo supieron dejarlo morir lentamente. Su abandono fue tal, que llegó a la ruina física el inmueble y de esta  gran obra quedó solamente un montón de ruinas.

Es entonces cuando  dos ilustres bastetanos,  don  Manuel Camacho González y don Antonio Martínez Lozano, hacendados, imbuidos por el espíritu de amor a la ciudad de Baza, y a sus humildes pobladores, solicitan “… se les posesione del solar donde estuvo emplazado el antiguo Hospital, sito en la Plaza de Santiago de esta ciudad, con el fin de realizar en él, las obras necesarias para la construcción de un nuevo edificio que responda a las necesidades de la higiene, la beneficencia y la caridad. El Ayuntamiento toma el ACUERDO, por unanimidad, y hace constar en acta “...la satisfacción que le produce el rasgo de altruismo y desinterés de los Señores autorizantes de la  instancia, y expresar a estos en nombre y representación del pueblo que administran, el testimonio y de agradecimiento por su loable propuesta, ACORDANDO ADEMAS:  que se convoquen por  el Alcalde todas las autoridades locales, para el próximo día veinte y cuatro, a las tres de su  tarde, para cuya hora y día  se señala para la entrega oficial a dichos Señores  Camacho y  Martínez  Lozano, del  montón de escombros que hoy existen donde estuvo emplazado el edificio del Hospital, levantándose acta en indicado sitio y en aquel momento, acreditativa de la posesión que se les concede, y la cual el Ayuntamiento acuerda unánimemente inspirándose para ello en el beneficio inestimable que hacen a la ciudad repetidos Señores, al realizar una obra que ha sido y es la aspiración primordial y siempre deseada por todos y  para la que no existen medios económicos dentro de las limitadas cifras  del presupuesto municipal”. Finaliza dicha acta, diciendo: “de todo ello contráigase certificación que se unirá al expediente de su razón y cuya copia será entregada a los interesados”.

Se ultimó la nueva edificación de este Hospital de Santiago, en el año 1909, habiendo tenido la obra un coste de 31.426,20 pesetas, y teniendo como Presidente al Alcalde D. José Funes Yagües, se encabeza una Comisión para obtener fondos y dotar de mobiliario al Hospital, que tiene una buena acogida en toda la población.

Esta placa, que todavía se puede contemplar en la fachada principal del edificio, nos remonta a aquel 1909 en que unos vecinos de esta ciudad, tras realizar las obras convenientes, ceden el inmueble a la ciudad. Toda una gesta. Por otra parte, y también para dotarlo económicamente, estos nuevos y benéficos patronos, las familias Camacho y Jiménez, procedieron tras su reedificación a dotarlo de bienes con los que mantener su finalidad en pro de los bastetanos y la ciudad, agradecida, mandó colocar una lápida  a la entrada al mismo.  En estas fechas es entregado a las Religiosas de la Orden de la Merced para el cuidado y mantenimiento del mismo.

En el año 1913 queda el Hospital de Santiago de la ciudad de Baza,  autorizado como Centro de Beneficencia Particular, sometido en su gobierno y administración a un Patronato del que forman parte el Sr. Alcalde de la ciudad y el Sr. Obispo de la Diócesis. Pero las desavenencias entre ambos estamentos, civil y eclesiástico, hacen que sea prácticamente inoperante, llegándose así hasta el año 1929 en el que una nueva Real Orden, de fecha 11 de Abril de este año, dispone “que el Ayuntamiento de la ciudad será el encargado de la administración del centro, así como de las fincas y valores propiedad del mismo (Es alcalde en estos momentos don Jesús Domínguez Valdivieso y estamos en la Dictadura de Primo de Rivera). Intentan durante ese periodo  que el desarrollo de la asistencia hospitalaria en este Hospital de Baza sea un referente comarcal y se logra a base de la contratación de cuatro médicos titulares, así como de practicantes y matronas. Hay un periodo de expansión y buen funcionamiento, que es acompañado por las Leyes emanadas del Gobierno de Primo de Rivera, sobre asistencia sanitaria en municipios mayores de 12.000 habitantes. Una de estas disposiciones se refiere a la existencia de los técnicos especialistas y las plazas de tocólogos. Desde este momento las asistencias a partos quedan en manos de médicos especialistas y matronas diplomadas asistentes a los partos, con lo que se logra una disminución  muy notable  en las cifras de mortalidad infantil. Se establece igualmente el “Laboratorio Municipal” en el mismo Hospital; en él se procede al análisis de aguas, leche, harinas, carnes  etc., un avance importantísimo para el conocimiento y prevención de las infecciones.

La llegada de la República no altera la ya prácticamente dependencia del Ayuntamiento, sólo se nota en la carencia de fondos y en el aumento de enfermos a los que hay que atender. Tras el 18 de Julio del año 1936, al quedar Baza  en Zona Republicana, el llamado “Comité de Huelga Revolucionario de Baza” asume todos los poderes. Se incauta el Hospital para atender en el mismo a los heridos y enfermos de las milicias armadas, colocando en un enorme cartel en la fachada, en el que se podía leer “Hospital municipal y de la Cruz Roja”. La proximidad al frente de combate hace que este hospital pronto se  encuentre  pequeño para atender a la demanda de camas, por lo que por disposición militar se abre, en el llamado Convento de la Presentación, el “Hospital Militar”. Esto permite un respiro al viejo Hospital de Santiago, en el que ya se habían efectuado trabajos de tabiquería, en los pasillos para la creación de camas hospitalarias.

Llegan médicos de guerra y comisarios políticos de varios lugares y las monjas mercedarias son obligadas a despojarse de sus hábitos y seguir prestando sus servicios como enfermeras, pero sin que según sus convicciones puedan  dar el consuelo a los moribundos en sus últimos momentos. Son retirados los crucifijos de las habitaciones, suprimida la pequeña capilla y “decorados” los pasillos del edificio con grandes fotografías de Stalin, Lenin y cartelería de guerra ensalzando a los combatientes. Han de sufrir, como españolas y como cristianas. Una de las dependencias del Hospital de Santiago cuando estaba en funcionamiento
Finalizada la guerra fratricida, vuelven estas mismas monjas a lucir sus hábitos, acompañando a las nuevas autoridades a realizar un inventario de lo que quedaba del Hospital. Se habían llevado hasta el material quirúrgico. Ha pasado una horda y no queda nada. Se tiene que empezar prácticamente de cero, a partir del 1de abril de 1939.
Las placas de la fachada indican los fines sociales a los que hoy se dedica este edificio bastetano tan emblemático Es incorporado entonces el Hospital a la llamada Red de “Casas de Socorro y Hospitales municipales” y se empieza a recibir material para el mismo. Utensilios, quirófano, vitrinas, camas, colchones, productos sanitarios y alimenticios, que hacen renacer la ilusión de los bastetanos en esta secular institución. Se incrementa la ayuda municipal, tanto en medicamentos como en asistencia, y se intenta ponerlo al día en cuanto a eficacia.
La población bastetana fue aumentando a buen ritmo en la segunda mitad del siglo pasado. Cada vez eran más las personas que atendía este Hospital, no sólo de Baza, también de los diferentes pueblos de la comarca y comarcas limítrofes. Más de 30.000 habitantes tenían este centro sanitario como referencia para su salud. El Ayuntamiento sufre constantes problemas para mantener el Hospital. Los inconvenientes no vienen solos. Se suma la circunstancia de que el Consistorio carece de fondos para atender a su Beneficencia Municipal, incrementada por  la creciente población necesitada a la que debe atender.
Se resiente el pago de medicamentos a las farmacias e incluso al personal que trabaja en la institución. No obstante, el mayor inconveniente que tiene el Hospital es la Maternidad, pues vienen a él a dar a luz, no solo las vecinas de Baza, sino también todas aquellas parturientas de los pueblos colindantes. La Corporación Municipal, atendiendo a la sugerencia del médico Ginecólogo, Sr. Velázquez de Castro,  y al amparo de la Ley de Bases de la Sanidad Nacional, consigue la concesión de una “Maternidad comarcal”  que a partir de este año, 1948, atiende por cuenta del Estado a todas las embarazadas, tanto de Baza, como de los seis pueblos de su partido judicial. La alcaldía pone a disposición de esta Maternidad cuatro habitaciones, camas y un quirófano y la Dirección de Sanidad envía camas, cunas, mobiliario y así se dota nuevamente  a este Hospital de Santiago de vida al servicio de la ciudad que acogió su nacimiento.
Atendido por personal sanitario civil, algunos con deficiente titulación, el Ayuntamiento decide encomendar nuevamente a una Orden Hospitalaria el mantenimiento de este Hospital, que ahora lo es de Beneficencia y Maternidad, y tras largas conversaciones, se logra que nuevamente vengan a nuestra ciudad las Madres Mercedarias, que se incorporan al centro en el día 31 de Agosto del año 1970, siendo alcalde de la ciudad D. Julián Ferre Ferre. Las madres Mercedarias han prestado sus valiosísimos servicios en nuestra ciudad hasta el año 2008, en el que definitivamente nos han abandonado, dejando un grato e imborrable recuerdo entre todos nosotros.
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Estado actual que presentan algunas dependencias de este antiguo hospital. Los pasillos de la planta baja nos sitúan ahora en las instalaciones del Centro Comarcal de Drogodependientes En la parte alta, el Centro de Transeúntes, que hace unos meses despedía a las Madres Mercedarias. A la derecha, el patio que tantos bastetanos recuerdan

El resto, hasta el  12 de Mayo de 1986, día en el que oficialmente se inaugura el “Hospital General Básico” es un periodo en el que el Hospital de Santiago dispone de magníficos profesionales, muy bien formados, pero que han de trabajar con material deficiente, anticuado, o en algunos casos de la propiedad de estos profesionales. El inmueble, como propiedad municipal, hoy es destinado a otros usos, benéfico-sociales.