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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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El Arco de la Magdalena

Artículo publicado originalmente en la sección "Rincones Bastetanos" de la Revista "El Norte", correspondiente a la primera quincena de abril de 2012 

 


Sigue nuestro callejero denominando Arco de la Magdalena, a esta placeta situada en la parte posterior de la Iglesia Mayor, un espacio que daba a una de las puertas de la antigua ciudad o medina árabe y que confluye con la calle Zapatería. Se sitúan en ella diferentes edificios de carácter público, como la Casa de la Cultura.

Tras la toma de Baza, en 1489, quedaron algunos vestigios de esta que fue en su día “ciudad amurallada y fuertemente defendida”. Uno de estos vestigios fue esta puerta de la ciudad a la que los cristianos llamaron, en  principio, “Puerta de Jesús” y, posteriormente, “Arco de la Magdalena”, nombre este último que ha llegado hasta nosotros, aún cuando en la actualidad no queda tal arco, sino únicamente los dos torreones que   lo sustentaban, incluidos en las edificaciones anexas.

Una de las dos torres del antiguo arco
Precisamente se cumplen ahora 125 años de la fecha en la que el que el entonces alcalde de la ciudad, don Antonio Suárez Manzano, en 1887, puso en conocimiento de la corporación municipal el “estado ruinoso en el que se encontraba el Arco de la Magdalena, así como las diferentes quejas que vienen produciendo los vecinos de la calle de las Zapaterías  por el inminente peligro de amenaza”. Oído lo manifestado por el señor Presidente, la corporación acordó: “que por la Comisión de Ornato y con el concurso de los peritos se proceda a verificar un escrupuloso reconocimiento en el edificio de que se trata”. Y así fue; la Comisión visitó el lugar y se adoptaron las medidas correspondientes.
Vista general de la plaza del Arco de la Magdalena desde la iglesia El seis de marzo de 1887, dicha Comisión de Ornato dejaba escrito que “se proceda a la demolición del Arco de la Magdalena a fin de evitar que pueda ocasionar desgracias a los transeúntes”. El organismo encargado del ornato público indicaba en su escrito que era necesario observar algunas disposiciones, como que se comunicara al señor Cura de la iglesia Mayor, “para que se retiren los efectos religiosos existentes en la misma, así como la campana que existe en el tejado del arco y que ésta se coloque en la cerca fosal del nuevo cementerio”.
No obstante, según los datos que manejo, esta pequeña campana acabó instalada en la Iglesia de San Sebastián. Otra de las disposiciones que establece la Comisión de Ornato en su indicación de derribo del Arco, es que “se avise y se haga presenciar a los niños de los predios urbanos que enlazan con el Arco de la Magdalena, para que vean el derribo y observen que han de quedar salientes o martillos en los que pueden dañarse...”
Comentábamos, no hace mucho, que la historia de Baza, por desgracia, hay que soñarla. Un dibujante bastetano, “Diaza”, soñó e idealizo así este rincón bastetano que hoy comentamos, que a pesar de ser lugar de tránsito hacia  el centro de la ciudad (antigua medina árabe), o hacia el exterior, se ensancha en una coqueta plaza rodeada de tres nobles edificios de muy distintas épocas. Uno de ellos es el Casino de Artesanos, del siglo XIX; junto a él, la restaurada casa de la Imprenta Cervantes; y frente a estos dos edificios, la gran casa del Abad Espinosa de los Monteros, del siglo XVIII, que albergó la Audiencia de lo Criminal y, años después, Auxilio Social, Instituto Nacional de Previsión, Ambulatorio de la Seguridad Social y, muy pronto, sede de la concejalía de Urbanismo. En el centro, un pequeño monumento a la Purísima, de los años 60 del pasado siglo, da más encanto a este rincón de la ciudad.  El arco según Diaza