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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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La placeta del «cañico»

Artículo publicado originalmente en la sección "Rincones Bastetanos" de la Revista "El Norte", correspondiente a la primera quincena de junio de 2012 


La calle de las Monjas tiene, en su primer tramo, una pequeña placeta que en tiempos pasados era denominada como «placeta del cañico», debido a una pequeña fuente que había instalada en el centro dela misma. Hoy, en lo que antaño fue la fuente, sólo existe un árbol, cuya sombra es agradable. En un rincón de este espacio se colocaron unos modernos asientos para el descanso, para charlar y para tomar plácidamente el sol. Frente a esta placeta se abre la calle dedicada a don Jesús Domínguez, que une la calle de las Monjas con la Corredera. Esta calle se realizó en lo que fue la casa y huerto de don José Funes, con la finalidad de construir bloques de viviendas en sus laterales, en los años sesenta y setenta del pasado siglo.

Volviendo a la historia de la placeta, de ella podemos destacar los numerosos «errores» que contiene en su reducido espacio. Uno de ellos se puede ver en uno de los laterales, donde se alza una de las más antiguas casas solariegas de nuestra ciudad; no nos referimos a la fecha indicada en el dintel de la entrada, 1491, dos años después de la toma de Baza, sino a que en un panel municipal se denomina como «Casa del Infantado », cuando está acreditado el hecho de que esta familia no tuvo nada de nada en esta ciudad. Sobre el portal de acceso campea el escudo de la familia Espinosa-Páez, posibles primeros moradores de esta vivienda y, al parecer, sus constructores. Quizás no sea correcto, pero en Baza se conoce a este edificio como «Casa del Infantado».

En un chaflán, en la esquina a la calle de las Monjas, hay otro escudo de familia distinto, los Amador de Lezcano, que ocuparon también tan noble casa y quisieron dejar constancia de ellos. Otros conocidos propietarios del inmueble fueron los Osorio de Calvache, un linaje de raigambre granadina. Quienes hemos podido conocer esta vieja casa en toda su amplitud, sabemos del amplio solar que ocupaba; la parte posterior o jardín, que tenía un gran portalón de entrada por la calle Monjas, fue vendida como solar y sobre el mismo se construyó un edificio de varios pisos por Gabriel Manzano en los años setenta-ochenta del pasado siglo.

En lo que aún queda en pie de esta antigua vivienda podemos destacar que en la entrada tenía solería de piedra y un pozo con brocal; en un lateral había varias habitaciones adecentadas para cocina y servicios, una escalera con barandal de madera, que daba acceso a la planta superior, en la que hay varias habitaciones. Allí, lo principal y más destacable es el artesonado de una gran sala en la que, en época pasada, ensayaba la Banda de Música Municipal, por lo cual esta vivienda también llegó a ser conocida como «la casa de la música». Otros elementos dignos de admirar son su portada en piedra, sobre la que campa el señorial escudo que la asemeja mucho a las portadas de estilo toledano, y la reja situada a la izquierda, careciendo de calidad alguna la ventana situada sobre el escudo.

La «Placeta del Cañico» en una soleada mañana bastetana Paralela a la calle Monjas hay una tapia que corresponde a la misma propiedad; era el huerto anexo, del que tengo una memoria cierta de los trabajos, escritos y pegas que puso el entonces Ayuntamiento a las ofertas que el propietario de la vivienda, que en aquellos años era un vecino de Pozo Alcón, Mateo Domenech, les hizo. Pretendía este señor realizar una permuta: él cedía esta histórica vivienda a cambio de que le autorizasen la construcción en lo que era el huerto. No se llegó a ningún acuerdo sobre la permuta. La vivienda se cerró a la muerte de este propietario; hoy es el dueño su hijo y todo sigue igual.
El otro lateral de la placeta corresponde a la vivienda de la familia Ruíz-Ortiz. Otro agradable rincón bastetano que recordamos pese a sus manifiestos errores de catalogación histórica, pero digno de visitar por los históricos escudos y otros elementos reseñados.