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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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Celebraciones navideñas

Artículo publicado originalmente en la sección "Páginas centrales" de la Revista "El Norte", correspondiente a la segunda quincena de diciembre de 2010 


En nuestro país celebramos el Nacimiento del Niño Dios (25 de diciembre) con un sentimiento fraterno, de paz y felicidad y de buenos deseos para el Año Nuevo. En toda Europa se extiende el mismo espíritu de bondad navideña, aunque varíen algunas fechas de celebración (nunca las dos principales de Navidad y Año Nuevo). Pero si bien en España se viene a comprender este tiempo entre el 8 de diciembre y el 6 de enero, en casi todos los países sólo abarcan los días 24 de diciembre al dos de enero siguiente. En España este alargamiento de fechas queda también imbuido por dos sentimientos de multitudinaria esperanza: el sorteo extraordinario de la lotería de Navidad, el día 22, para las personas mayores, y el día de Reyes, noche del 5 al 6 de Enero, para la ilusión infantil, (quedando entre estas fechas incluidas las de Los Santos Inocentes y las de fin de año y año nuevo). Somos los que más celebramos estas fiestas, tanto las religiosas como las paganas.
Como decimos, en casi todos los países europeos quedan limitadas estas fiestas de Navidad y Año Nuevo al periodo comprendido entre los días 24 de diciembre y 2 de enero del siguiente año; por eso no es de extrañar que existan costumbres distintas.

Como ejemplo sirva la tantas veces imitada actualmente fiesta de "Santa Claus”, en la que los pequeños reciben los regalos merecidos por su buen comportamiento en la noche del 24, colgándose en el árbol de Navidad (abeto) los regalos que traen a los mayores.

Una variante de esta costumbre de recibir el regalo navideño la encontramos en Francia, donde se ponen los zapatos bajo la chimenea; o en varios países de centro Europa, en los que se colocan en las ventanas de las casas en la noche de Navidad. En Italia es una bruja, la bruja Befana, quien va montada en su escoba para dejar los regalos a los niños en la noche del 5 de enero.

En todos los países nórdicos y de habla inglesa, esta labor la realiza la figura de Papá Noel, o Santa Claus, llegando el día de Navidad. En España son los Reyes Magos: Melchor, Gaspar, y Baltasar, los encargados de traer los juguetes a los niños en la noche del día 5 de enero.

En todos los lugares a los que ha llegado la influencia del cristianismo hay una gran solemnidad  y enorme variedad de formas en la celebración de estos días.

Así, en España son los populares “pesebres” el mejor signo de la Navidad, una tradición que aceptamos en los belenes (costumbre importada de Italia), o el canto de los villancicos y pastorelas, que también se dan en numerosos países. Podemos reseñar que el muérdago, en sus distintas formas: colgantes, coronas, siempre acompañado de campanitas, estrellas, solo o acompañado de estela luminosa, coros de ángeles, y otras múltiples representaciones, también tiene este espíritu navideño. Además, él musgo cubre y asemeja los campos en los Belenes. Por cierto que el muérdago como corona colocado a la entrada de las casas, y el árbol iluminado, coronado por la estrella de Belén, predominan en el resto de los países europeos. Igualmente en estos países el besarse bajo estas coronas es señal de desearse buena suerte.

Pero hay un factor común en todas estas celebraciones, sean de una forma o de otra. Se trata de la reunión familiar, festiva y emocionante, en torno a una mesa, en la que se han puesto los mejores manjares de cada casa. Todas las regiones  disponen de “comida especial para la Navidad”, como el pavo de Nochebuena, e incluso los dulces más típicos (rosquillos, mazapanes, polvorones y un sin fin de variedades de turrón). En Inglaterra es el original Pudding (dulce de frutas) el que predomina.

Figura navideña por excelencia en Alemania es el Christkind, o ángel mensajero del Niño Jesús, que viene con sus trompetas anunciando su llegada a la tierra. Como en todos los países en los que el frío predomina en estas fechas, su gastronomía suele ser muy completa en calorías; así, en las cenas principales de toda la familia son típicas las salchichas, junto al ganso y la col, y en las bebidas el Krisch y las bebidas familiares a base de vino caliente y especies. Y el Christollen, o pan recubierto de capas de azúcar, que se suele tomar al final de las comidas. Los regalos navideños se entregan al final de la cena de Nochebuena, y en el caso de los niños son tradicionales los juguetes de madera, tras la misa del “Gallo”.

Los franceses, aun disponiendo de una excelente cocina en todo momento, en estas fechas suelen tomar el foie gras de pato, o el Pavo asado, de su tradicional Gallette de Rois, con la figurita dentro de la misma que da la suerte a quien la encuentra. Esta fue la base de lo que nos llegó a nuestro país como el Roscón de Reyes, con igual significado.

Con los conquistadores llegó a la América hispana la religión cristiana, por lo que desde Méjico hasta la Patagonia se celebran estos memorables días, que en un principio fueron copia fiel de las costumbres españolas, pero que con el transcurso de los años, y el clima (allí verano, aquí invierno), se han ido adaptando a cada territorio y a la originalidad de cada pueblo. En México son populares las “posadas” representaciones del nacimiento de Jesús, en las que interviene el colorido y la alegre música del país. En todos ellos también se celebra la Misa del gallo; en todos los lugares aparecen versiones locales de Los Trovadores, que narran la vida del Niño Dios, y los Pesebres navideños, ante los que se reúnen para cantar Villancicos con singulares y sencillas letras.
Las “posadas”  llegan con sus celebraciones hasta el día del Nacimiento. Para ello se preparan en las casas enormes piñatas llenas de frutas y dulces y un rico ponche como bebida. Llegan a la puerta de las casas los componentes de las “Posadas” y dicen: “En nombre del cielo pedimos posada, pues no puede andar mi esposa amada”. El dueño de la casa, si tiene preparada la piñata y el ponche contesta: “Pasen peregrinos, y descansen acá que comida y bebida no les ha de faltar”. Tanto en el Caribe como en los Andes tiene otras particularidades, pero en todas es común la alegría en el festejo del nacimiento del Niño Dios.