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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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Algunos apuntes históricos sobre la población bastetana durante la Edad Media… y algunos años más

Primera parte

Artículo publicado originalmente en la sección "Páginas Centrales" de la Revista "El Norte", correspondiente a la segunda quincena de julio de 2010 

En este artículo veraniego, Sebastián Manuel Gallego nos remonta a los truculentos años de la dominación musulmana de nuestra ciudad, partiendo incluso de lo que había aquí antes de llegar las tropas del Norte de África. La evolución de la población bastetana, especialmente de los mozárabes, las idas y venidas de las tropas cristianas y lo que vino después, tras la reconquista, son los argumentos que nuestro colaborador nos relata en dos partes, la que ahora les ofrecemos en la segunda quincena de julio y la que llegará en la edición de agosto.

Antes de la invasión árabe de la península ibérica, los habitantes de Baza tenían una cultura visigótica-cristiana. De ahí es de donde parte este artículo. Entre ellos se encontraban también un reducido número de judíos, que practicaban su religión con cierta libertad. Más que reinos, lo que había entonces en lo que hoy es España eran pueblos, regiones, que ningún líder visigodo logró fusionar para crear una entidad única y fuerte. Ni astures, ni celtas, ni suevos, ni vándalos, ni alanos, ni romanos, ni cartagineses, nadie quería fundirse con nadie. Es más, entre la población, los que podíamos considerar «cristianos-romanos» reconocía a los godos como sus opresores… es decir, los mismos pueblos estaban unidos muy superficialmente. Por ello, cuando se produce el desembarco de las huestes mahometanas lideradas por Tarík Abú Zora encuentran rápidamente aliados en la península, sin ir más lejos, el traidor Conde Julián, en el año 711.

En nuestra ciudad encontramos una sociedad hispano-romana-visigoda, en la que se seguía el rito gótico-hispánico, variante ésta en la que el latín, como lengua culta, alternaba con  un castellano incipiente hablado por el pueblo, y que admitía variantes según la situación urbana.

La división en la administración territorial de la península ibérica, hizo que fueran numerosos los momentos de rechazo, de lucha defensiva o de insumisión a la invasión, si bien se lograron en algunos casos concretos tratados por los que la población quedaba sometida a un censo o tributo a los Reyes árabes, sin que sus pobladores quedaran sometidos a la esclavitud en virtud de caer como prisioneros de la guerra.

En este capítulo entra Baza, ya que nuestra ciudad quedó dentro del tratado realizado ente el duque godo Teodomiro, y el emir árabe Abdalaziz, hijo de Muza.

Así era España hacia el año 1200

Este tratado se formuló tras varias escaramuzas guerreras en la parte oriental de la península; finalmente se llegó al acuerdo firmado entre ambos líderes. Este curioso documento, que nos ha llegado del texto arábigo del  autor Addabbi, contiene entre otras las siguientes cláusulas: «que Teodomiro y los suyos serian recibidos bajo la salvaguardia y patronato de Dios y de su profeta. Que ni a él ni a ninguno de los suyos se le impondría jefe alguno. Que no seria despojado de sus bienes, mientras pagasen y cumpliesen con lealtad las condiciones estipuladas. Que ninguno seria muerto, ni cautivado, ni separado de sus hijos y mujeres. Que no se les violentarían en su religión, ni se le quemarían sus iglesias. Que él y sus magnates pagarían cada año al gobierno musulmánun dinar, cuatro almudes de trigo, cuatro de cebada, cuatro cantaros de arrope, otros cuatro de vinagre, dos de miel y dos de aceite, y los siervos la mitad de cada cosa. Este pacto y capitulación abarcaría siete ciudades.

La duda en su aplicación viene dada en cuanto que no se delimita la zona territorial, al levante, sino que desgajada de la provincia Cartaginesa existía otra provincia. Teodomiro venía gobernando como Duque en una provincia de siete ciudades condales, correspondientes a otras tantas diócesis, que se extendía desde Urci ¿Almería? hasta los actuales confines de Albacete y Valencia.

El autor árabe citado escribe: «a virtud de lo capitulado entre Abdalazid y Teodomiro en 5 de abril del 713, se formó un reino cristiano independiente, pero tributario de los árabes, con la Auriola, o sean los siete obispados visigóticos de Acci, Basti, Urci, Begastri, Cartago, Espartaria, Ilici y Ello. El conde Begastrense, tendría fija su residencia en Eliocroca (Lorca).

Nuestra ciudad, entre las que ampara este acuerdo, sigue con sus tierras, casas, iglesias usos y costumbres, hasta que en el año 734, toma el poder de la península Ocha ben Alhachach, para quien: «los cristianos y en general todos los vencidos, apenas eran hombres, ni tenían sobre la tierra otro destino que el de enriquecer con el sudor de su frente a los muslines, a quienes Mahoma había llamado el mejor de los pueblos».

Dibujo propio de la cultura mozárabe

Endurece el cobro de los tributos impuestos a los mozárabes (cristianos sometidos a los árabes), y si hemos de creer la Crónica del moro Rasis, con igual rigor trató a los sometidos a sus dominios, si bien no juzgó a ninguno sino conforme a su legislación particular.

La dureza de estas condiciones hizo que se le sublevaran los beréberes en África, por lo que marchó allí a rendirlos y someterlos a su Ley, lo que facilitó el nacimiento de los Reinos cristianos del norte de la Península (Navarra y Aragón).

Es en este periodo en el que aparecen los llamados mozarabes, hombres que habían adoptado el Islam, por intereses de supervivencia, pero que en su fuero interno se decían cristianos, y que se mostraban arrepentidos de su apostasía. Conocedores de esta situación, los gobernadores árabes procedieron a dar un gran escarmiento a los mozárabes, iniciando una serie interminable de atrocidades sobre ellos, lo que  llevó a la muerte a muchos, que por la Iglesia fueron considerados mártires de la fe. Rara es la población sometida que no los tiene como sus mártires locales.

En otras ocasiones, poblaciones enteras eran trasladadas como cristianos cautivos a las ciudades del norte de África, la mayor parte de ellos a las ciudades de Fez y Mequinez.

Caso importante es el de Omar ben Hafsun, caudillo árabe, que en el fondo de su alma era cristiano, y que consta que en el año 898 recibió el bautismo con el nombre de Samuel. Dispensó favores a los cristianos mozárabes, permitiéndoles rehacer sus iglesias e incluso monasterios dentro de sus dominios. Tan fue así que los autores árabes le suelen llamar con el nombre de «el perro, el maldito, el infame».

Tienen en estos días todos los mozárabes la sensación de que se puede lograr la libertad del yugo árabe, pero la rendición de Toledo, hace que concluyan las ilusiones de independencia que se habían creado; mas he aquí que con el nuevo régimen que instaura Abderrahman III se encuentran con el hecho de que aunque sujetos y oprimidos, no eran de condición inferior a las demás razas y pueblos, pues el poder absoluto y centralizador de este Califa iguala a las numerosas razas  que estaban asentadas en la península (moros, mauritanos, sirios, egipcios, bereberes, etc) con los judíos o los cristianos. Todos gozaron de la misma libertad religiosa y ello dio lugar a una época de esplendor en el Califato.

Durante este tiempo, los habitantes mozarabes de  Baza mantienen sus posesiones y su religión cristiana, siendo una época en la que se encuentran incluso obispos en nuestra ciudad, siendo el primero de ellos el llamado Juan, y el segundo de ellos Servando.

Padrón con la familias mozárabes de Toledo.

La conquista de Toledo, en el año 1085, tras trescientos sesenta y tres años de cautiverio, hace deesta capital tomada por Alfonso VI el centro de la España mozárabe, volviéndose al culto cristiano su antigua catedral que había sido convertida en mezquita.

Del culto cristiano que se daba en Toledo ha quedado el rito llamado gótico-toledano-mozárabe, conocido comúnmente como rito mozárabe, que aún se conserva en algunas iglesias autorizadas a decir la misa en este rito, entre ellas la del Sacromonte de Granada.

La nueva invasión de los almoravides da al traste con el apacible periodo de tranquilidad que había otorgado el Califato de Córdoba a los mozárabes, pues con la llegada de estos fanáticos islamistas ven nuevamente destruidas sus iglesias, perseguidos sus sacerdotes y violados sus fueros. Por ello los mozárabes del reino de Granada se dirigen al Rey Aragonés Alfonso (el batallador), el cual inicia una expedición por la Andalucía aún sometida (Reino de Granada). Se inicia esta expedición saliendo de Zaragoza a principios deseptiembre de 1125, dirigiéndose por el camino de Valencia, Alcira, Játiva, Murcia, Vera, Almanzora, Purchena, Baza y Guadix, acometiendo a algunas plazas fuertes, aunque sin provecho. Es de reseñar que conforme avanzaba se le iban incorporando al ejercito gran número de cristianos mozárabes, deseosos de librarse el yugo agareno. Pero llegados a Granada, encontraron que esta ciudad había recibido numerosos refuerzos desde África, y que habían sido pedidos por su Gobernador Temin ben Yusuf, por lo que el Rey aragonés levantó el campo el 22 de enero de 1126. Los cristianos achacaron el mal resultado de esta expedición a las continuas paradas que hacía el ejercito, lo que dio tiempo de advertir a los moros de Granada de las intenciones de esta incursión y pedir ayuda a África. Estuvo el Rey cristiano vagando por los campos del reino de Granada durante mas de un año, pero en su retirada hubo de aceptar el que una inmensa multitud de mozárabes (entre ellos numerosos vecinos de Baza) temiendo la venganza de los musulmanes, pidieron encarecidamente al Rey Alfonso que los llevase consigo a sus estados. Se estiman en más de diez mil, los mozárabes que se unieron a este éxodo hacia los reinos de Aragón, no sin antes dar la batalla de Aranzuel, en la que infringieron una severa derrota a las tropas musulmanas que quisieron cortarles la retirada.

Esta expedición que duró un año y tres meses, regresó con más gloria que provecho a sus dominios, si bien se llevó consigo a más de diez mil mozárabes con sus familias, liberándolos de la servidumbre. Dejó abandonados a los mozárabes que no le siguieron y su efecto fue desastroso, pues el Cadí Abulualis ben Roxd, pasó a Marruecos a informar al Emir de los almorávides, Alí ben Yusuf, el cual informado del apoyo que habían dado los mozárabes al Rey cristiano, declaró que habían roto el pacto y por tanto todo derecho a ser protegidos. Redactó una fatua (informe jurídico) según la cual los culpables debían de ser desterrados de su patria.

Se publicó un edicto en el mes del Ramadán del año 520 de la Hégira (septiembre-octubre de 1126). Una gran muchedumbre de cristianos mozárabes, fueron deportados al norte de África, ..sufriendo en el camino grandes trabajos y malos tratamientos; pues conociendo los sarracenos que  no podían tener seguridad mientras el enemigo estuviese dentro de su territorio, resolvieron después de aquel suceso, deshacerse de los mozárabes de una manera mas que cruel. La traslación de los cristianos de Al Andaluz a tierras de la morería se finalizó en el año 1175. Sin embargo, la desunión entre los árabes era tal que llegaron a ser 24 los territorios en los que estaba dividida Al Andalus.