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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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La placeta de Santiago

Artículo publicado originalmente en la sección "Última Página" de la Revista "El Norte", correspondiente a la primera quincena de marzo de 2011 


Los primeros datos que encontramos en la historia de Baza sobre esta plaza están en el llamado «Libro del Repartimiento», en el que se denomina a esta zona como «La Marzuela». Formaba este barrio una unidad apiñada alrededor de una mezquita, lo que hoy es la iglesia; frente a ella tenía un pequeño «maristan» o casa de salud árabe, y a su izquierda unos baños de purificación, baños árabes, conocidos también como «Baños de la Judería». De tal manera que, cuando el señor don Enrique Enríquez ordenó a su contador, Nuño Sedeño, que estableciese un Hospital en nuestra ciudad, ya conquistada, poco se tuvo que romper la cabeza su administrador buscando el lugar adecuado.
Imagen antigua de la plaza de Santiago Este barrio de La Marzuela, fuera de los límites amurallados de la ciudad, podemos decir que tenía vida propia, es decir, que era independiente en cuanto al comercio, que se realizaba en esta plaza como «zoco». Disponía además de funciones religiosas en su Mezquita, por cierto la única de la ciudad orientada al este, y sanitarias en el pequeño «maristan» (hospital). Las viviendas corresponderían a la típica casa árabe rural, con bajos para cocina y cuadra de animales, planta primera para dormitorios y alguna que otra habitación superior para granero. Sus cubiertas eran de teja. Disponían de pequeños patios interiores, pero no de huertos, puesto que colindaban con la misma vega.

Sus callejuelas estrechas confluyen todas a la plaza, lo que afianza más la idea de una unidad independiente fuera de la ciudad amurallada. El hecho de encontrar restos de muralla y los mismos bolos de piedra de los lanzados por las bombardas en las proximidades de la calle de la Alhóndiga y Alamillos, sitúa en estos lugares el perímetro de la ciudad que defendió Cid-Hiaya. Esta importante circunstancia permitió que, tanto «La Marzuela» como los otros barrios extramuros cayeran en el inicio del cerco a la ciudad en manos de las tropas cristianas atacantes.

Cuando hablamos de una plaza, la hemos asociado siempre al hecho de que en su centro ha existido algo; en el caso de esta Plaza de Santiago, fue una de las que, desde el siglo dieciocho, tuvieron en su parte central una fuente. Venían dadas las fuentes en el centro de las plazas por su innegable utilidad pública, ya que al no disponer los vecinos de conexiones a una red de agua potable disponían en la misma de caños para llenar los cántaros con los que aportaban agua en sus viviendas. Estado actual de la plaza.

Eran, por otra parte, precisas para abrevadero de los animales, aún cuando para ello se dispuso que lo hicieran en los «caños» de los que se instalaron dieciséis en la ciudad. La fuente pasó a ser, después de tener una red de agua potable en la ciudad, y de su toma directa en las casas, un elemento más bien decorativo; se le recubrió de un pequeño jardín y siguió siendo el epicentro de la citada plaza.

Tras una laboriosa restauración, vemos que a esta plaza le va a ser devuelto este elemento central, la fuente, aunque ya como elemento puramente decorativo. Al mismo tiempo, también celebramos que se esté incorporando a este barrio el solar del antiguo molino, colindante a la calle del Agua, y que en ese espacio se logre una coqueta placita para uso ciudadano.

Una recomendación: Fray Andrés de las Navas

Aprovechando estas novedades, veríamos aún con más alegría que se instalara en la citada plaza una placa, o un busto, o un bronce recordando a uno de sus hijos, hijo de Baza, pero nacido en este barrio de Santiago y bautizado en su iglesia. Se dejaría un recuerdo para la historia local, y como no, para el turismo en el que esperamos dejar constancia de nuestra historia y grandes hijos, dando a conocer a Fray Andrés de las Navas, un franciscano de la Orden Mendicante que llegó a ser Obispo de Guatemala, y que desde aquel país hizo cuanto pudo por su ciudad, enviando costosos armarios tallados en noble madera, uno de los cuales aún queda a la entrada de la iglesia de la Piedad, así como otros muchos objetos a la iglesia de Santiago, en la que únicamente queda constancia de sus emblema o escudo como pastor. En Guatemala sí que lo recuerdan. Destacan que fuera introductor de las procesiones de Semana Santa, similares a las nuestras, y sobre todo nos recuerdan que su nacimiento fue en BAZA. Creo que es oportuno recordarlo en el barrio de la ciudad en la que pasó su infancia y de la que no se olvidó nunca.