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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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La Peña Taurina en la finca «La Mirandilla»

Artículo publicado originalmente en la sección "Última Página" de la Revista "El Norte", correspondiente a la segunda quincena de mayo de 2011 


Toda una gentileza de la climatología la que pudimos vivir el sábado 30 de abril y el domingo 1 de mayo en el viaje que la Peña Taurina «Tercio de Quites» organizó a tierras sevillanas. Llovió, sí, pero fue mientras que íbamos montados en el autobús, tanto a la ida como a la vuelta; durante las visitas se abrió el cielo y nos permitió disfrutar del traslado.

La misma tarde de llegada tuvimos ocasión de admirar las enormes colas a la puerta de la Real Maestranza; se iba a celebrar una corrida en la que Manzanares indultó al toro «Arrojado». Al mismo tiempo, a pocos metros de los que esperaban entrar en el coso sevillano, una vocinglera manifestación de antitaurinos en el Paseo de las Delicias dando su opinión sobre la fiesta. Nosotros nos reservamos la nuestra sobre los que componían tal manifestación. El caso es que, por la noche, en los bares y terrazas, se comentaba extensamente la grandiosa corrida de ese día.

En las fotos se puede apreciar lo bien que lo pasamos en esta finca, tanto gastronómica como culturalmente. Tras pernoctar en el hotel Barceló Premium, descansados, llegamos a la finca «La Mirandilla», en las estribaciones de la sierra norte sevillana, en el término municipal de Gerena. Nos sentimos muy bien atendidos y conocimos muchos detalles de aquella casa. En las fotos se puede apreciar lo bien que lo pasamos en esta finca, tanto gastronómica como culturalmente.
En el patio, un gran y bello azulejo nos muestra los tres troncos, origen de la actual ganadería, que adentra sus raíces en la de Vicente Vázquez (1830), Tres Palacios (1870) y Vista Hermosa (1876). Desde allí se llega, trepando por sus ramas, hasta la adquisición por el Sr. Marqués de Albaserrada en el año 1947. Visitamos después el museo taurino, repleto de emblemas, de útiles y de recuerdos de la ganadería.
Tras el aperitivo visitamos la ganadería. Allí, ciento sesenta vacas se encuentran divididas en cuatro lotes; a cada uno se le adjudica un semental durante seis meses, procediendo, transcurrido este periodo, a cambiarlo por otro. Si nacen hembras, se les sigue con la numeración, pero si nacen machos se inician con el número de orden de su nacimiento y se les marca a fuego el hierro de la ganadería, el número de orden de su nacimiento y el año del mismo, solo la última cifra del año.
Se está logrando el toro de pelo negro, lustroso, cuernos largos terminados en negro, temperamento, agresividad y bravos en carreras largas, todo un toro de lidia. En la actualidad disponían de treinta erales.

De nuevo en la finca, recibimos la visita del propietario, quien departe amigablemente con nosotros. Luego tuvimos ocasión de contemplar la tienta de una vaquilla; al finalizar, nos leyeron el estudio realizado sobre la actuación de la misma en el ruedo, curioso estudio en el que se demuestra que lo que el aficionado ve a veces no coincide con lo que los técnicos han apreciado en el animal.

Nuevamente en la finca, se nos sirve una suculenta comida en un amplio y bien acondicionado salón mirador sobre la sierra.

Foto con el dueño de la finca

Iniciamos después el regreso a casa, confiando en la buena mano y el buen ojo de los directivos de la Peña para un próximo viaje.