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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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RAMON YESTE ALGARTE . 2ª parte

Artículo publicado originalmente en la sección "Con Baza en el corazón" de la Revista "El Norte", correspondiente a la primera quincena de febrero de 2012 

Ramón Yeste Algarte.

En la primera parte sobre la vida del bastetano Ramón Yeste Algarte hemos llegado hasta uno de los momentos que hace años era fundamental en la vida de los varones, el cumplimiento del servicio militar. A partir de ahora se inicia una etapa totalmente nueva, diferente; se ha cumplido con la Patria y llegan los grandes retos de la vida. El mismo Ramón los sigue narrando.

Entro a trabajar en una gran empresa. Cursos de formación
«Cuando terminé mi compromiso como voluntario en el Ejercito del Aire, me volví a Igualada, a reintegrarme en mí antiguo trabajo del tinte, pues durante el periodo de cumplir con la mili te guardaban el puesto. Quisiera volver a recordar que mi jefe en la empresa me estuvo mandando cien pesetas cada mes durante todo el tiempo que estuve destacado en África, nunca lo olvidaré. Todo lo pasado allí, en tierras africanas, daría para escribir más de un libro, pero esta es una parte de mi vida que dejo aparcada en mi memoria. De nuevo vuelvo al trabajo, a la rutina diaria, y ya estoy próximo a los veinte años».

«Han pasado unos meses y la empresa de Géneros de Punto «Escorpión», famosa en toda España, solicita personal para una nueva sección de artesanía. Dice el anuncio que precisa veinte personas. Entrar en la plantilla de esta empresa era a lo máximo que se podía aspirar en Igualada en estos años. Lo primero que hago es comentarlo con mi jefe, en la empresa del tinte y me anima a presentarme, aunque me advierte que no me decepcione si no me admiten, primero por el escaso número de plazas en oferta y segundo porque normalmente estas plazas las ocupaban los catalanes». Pero, para sorpresa de todos, soy uno de los admitidos. La empresa ha traído expresamente desde Italia a una profesora para preparar a los nuevos admitidos en su plantilla, se llamaba Chlotti, era una señora ya mayor, que me permitió asistir a los dos cursos de formación que daba diariamente. La empresa solo te pagaba por uno, pero yo le caí bien y me permitió asistir a los dos cursos que daba en el día. De turismo con su esposa, María Teresa.
Eso sí, a uno iba sin cobrar nada de la empresa, era tan solo para ampliar mis conocimientos. Tan buena sintonía tuve con esta señora que llegó a decirme que cuando ella se marchara me propondría para que yo ocupara su puesto. Cuando llegó el día en que esta señora tenía que marcharse, me propuso que me fuera con ella como ayudante, iba a un nuevo destino: México. Me insistía en que ella ya era muy mayor y que yo sería su ayudante y sucesor en explicar esta materia; además, tendría una buena paga.
Mientras que se desarrollaba su vida laboral y familiar, Ramón no dejaba de visitar Baza para disfrutar con sus amigos. Por aquellos días fueron muchas mis dudas entre si dejar a mi familia que ya estaba toda instalada en Cataluña, dejar a mis amigos, mis costumbres, la música, el fútbol, en fin, todo lo que ya había logrado en esta vida. Era mucho lo que me ataba aquí. Mientras que se desarrollaba su vida laboral y familiar, Ramón no dejaba de visitar Baza para disfrutar con sus amigos.

Tras mucho pensarlo le dije que no con todo mi sentimiento, por la amistad y confianza que me había profesado esta señora».

«Pronto llego el día de la verdad en la empresa; se puso a funcionar esta nueva sección y los que de verdad estábamos preparados para encargados éramos un murciano y yo. Pero como estaba previsto, se puso al frente de la sección a dos catalanes. No tenían ni idea del funcionamiento, no sabían de qué iba la cosa, como se dice vulgarmente.

Aquí en Cataluña, tener un castellano en un puesto de mando era una cosa más que difícil, diríamos que imposible. Los dos encargados catalanes eran unos muchachos, buenas personas, pero sin conocimientos. Me preguntaban continuamente: ¿Cómo se hace esto? ¿cómo se mantiene lo otro? A la tercera vez de preguntar y preguntar me fui directamente a las oficinas de la empresa y le hice al Director el comentario de lo que estaba pasando. Imágenes de las fábricas creadas por este bastetano

«Esto son órdenes que vienen desde arriba. Si usted quiere puede ir a hablar con el señor Biosca y exponerle el caso», me respondieron. «De todas formas », me dijo, «usted gana más que el encargado y si habla con el señor Biosca a lo mejor éste lo despide». Fue el colmo, y tocó en mi amor propio, así que le dije: «pues prepáreme usted la cuenta que me voy». El Director no daba crédito a lo que estaba oyendo, así que le di los quince días de preaviso reglamentarios antes de cobrar mi cuenta en la empresa Escorpión. Y es que estaba harto de oír que los señores Biosca se creían dioses por ser los dueños de las empresas emblemáticas del ramo: «Escorpión» y «Punto Blanco».

Cambio de empresa y mi primer trabajo por cuenta propia
«Aún no se había cumplido el plazo de quince días para dejar la empresa Escorpión, fui solicitado por la empresa «Jerseys Cero» que resultó ser propiedad de una hermana de los Sres. Biosca. Yo no sé cómo llegó mi nombre a esta empresa, seguramente por algún comentario del director o de los propios hermanos, el caso es que no perdí ni un solo día de trabajo».

Uno de los momentos más importantes de su vida, su boda «Pero yo ya había madurado y en mi cabeza funcionaban otras ideas; sobre todo recordaba lo emprendedora que era mi madre. Así que me dije ¿por qué no me compro yo una máquina y empiezo a hacer mis jerseys? Dicho y hecho. Me compré la máquina y además de trabajar ocho horas en la empresa, luego hacía las que podía en mi máquina. Trabajé para grandes firmas como «Vitos» y «El Corte Inglés». A resultas de mi trabajo, la empresa «Vitos» me adelantó dinero para hacer una nave de mil metros cuadrados; se compraron máquinas más modernas y otras de todo tipo; al final fue la fábrica de géneros de punto más moderna en esos momentos en toda España. Estaba respaldado por las marcas «Vitos», «El Corte Inglés » y «Ocean». Ahora en mi empresa trabajaba toda mi familia».  
El flechazo
«A pesar de que estaba muy atareado, en uno de mis viajes a Baza, en aquellos días, fue cuando conocí a mi mujer, María Teresa. Fueron tres años de noviazgo, de tira y afloja, como se dice, pero al final nos casamos. Ella tenía entonces solo veintidós años, yo veintinueve.
Lo de mi mujer fue un verdadero «flechazo». Es sobrina de Francisco Hurtado y hermana de Eduardo Guijarro Hurtado, conocido en toda Baza como «platero». La primera vez que la vi fue al bajar a esperarla junto a su tía Iluminada, a la llegada de la Autedia desde Guadix. Don Francisco, «platero», y su mujer, Iluminada, eran los padrinos de mi hermano Francisco y me cogió en su tienda llevándoles recuerdos del mismo.
Imágenes de las fábricas creadas por este bastetano Cuando Iluminada me dijo «anda, acompáñame a la parada de la Autedia que hoy viene una sobrina mía», yo no sabía cómo era, pero al ver a aquella joven tan guapa me dije: «Aquí falta hombre o sobra mujer, pero este bombón es para mí». Con su mujer y sus dos primeros hijos.

«Tal como dejo escrito, me costó tres años de sangre, sudor y lágrimas, pero al final nos casamos».

El paso del tiempo
«Los años pasaban sin que me diera cuenta… cuanto trabajo, cuanto lío. Además de la fábrica tenía una mercería en mi barrio, donde vendía todo lo que producía en la fábrica. Era un barrio en expansión. La mercería la regentaba una de mis sobrinas hasta que llegó mi mujer, y mi sobrina volvió a la fábrica.

Puedo decir que a partir de entonces las cosas me fueron mejor; mi mujer trabajaba más que yo. Recuerdo que cuando estaba a punto de dar a luz a nuestro primer hijo ella seguía en la tienda al pie del cañón; lo mismo sucedió cuando vinieron al mundo el segundo y el tercero.

Precisamente al tercero nos vino la niña. Esto que hoy relato es en el año 2011, en el que mi hijo Ramón tiene ya cuarenta y cinco años, mi hijo Francisco cuarenta y dos, y mi hija Corpus, cuarenta.

Nos han dado hasta hoy un total de ocho nietos, que nos llenan y dan la alegría de reunirlos en nuestra casa. Como curiosidad y anécdota familiar diré que mi hijo Paco se casó con una hija del señor Jordi Biosca, con quien a pesar de que es diez años mayor que yo me llevo estupendamente.

Me he convencido de que todas las personas somos iguales y que solo nos diferencia nuestra condición o situación en un momento determinado. Muchas veces he pensado en lo que hubiera sido mi vida de haber logrado ser solo su encargado.

Ramón Yeste y su esposa con sus ocho nietos.

Totalmente distinta en todo, en trabajo, en ideas, en esfuerzo y en lucha en esta vida. Esto es lo que nos hace a los hombres diferentes: el trabajo y el deseo de superación».

Imagen que recuerda su nombramiento como «Bastetano Ausente» en 1981. Nombramiento de Bastetano Ausente en el año 1981
«Nunca he dejado de visitar mi pueblo; mi tierra y mis amigos han estado aquí y aunque María Teresa es de Guadix, y nos casamos allí, era ahijada, lo mismo que su hermano Eduardo, de Francisco y de Iluminada, tíos de ambos, que los habían cuidado como hijos y a quienes dejaron como herederos y seguidores de su negocio de relojería y platería. Ir a casa de mi cuñado era como ir a mi casa; veníamos con nuestros hijos, a los que siempre hemos inculcado el amor a esta tierra. Eran momentos felices los que pasaba en Baza.
Un día la ciudad me sorprendió con el nombramiento de Bastetano Ausente, solicitando mi presencia para hacerme entrega de la insignia de oro «Dama de Baza». Fue para mí una gran satisfacción y emoción el conocer que había sido mi nombre propuesto por el Club Deportivo Baza, y que mi nominación obtuvo la mayoría de votos.
Patrocinador de trofeos de Fútbol en Baza En la celebración de las fiestas de 1981, en los días 14 al 16 de Agosto, en medio de un enorme aplauso de la población, me fue impuesta la distinción otorgada en la noche del día 15; al siguiente día recibí un homenaje en el campo de fútbol de la Alameda por todos los aficionados locales. Un gran día en el que volví a encontrarme y abrazar al hombre que tanto hizo por mi y por mi amor a la música en mi juventud: don Enrique Pareja Bosch. Con mi inseparable trombón, hice unos números que acreditaron el virtuosismo que ya había logrado con el mismo. Nunca he dejado de estar presente en su feria de septiembre, en sus carnavales, e incluso en sus «catas de vinos del país» de la Navidad. Fui, y sigo siendo, un bastetano de nacimiento y de todo corazón».

«Para animar aún más las fiestas del Bastetano Ausente, he patrocinado durante varios años un partido de fútbol entre el Baza y un equipo de superior categoría, con la entrega de un hermoso trofeo, que por acuerdo de la Directiva del C.D. Baza ha tenido mi nombre «Trofeo Ramón Yeste».

Mi mirada al pasado

Con uno de sus caballos «Quisiera cerrar este comentario sobre mi vida manifestando que he sido un hombre austero, muy trabajador, y que en un momento determinado hacía funcionar cinco fábricas: una de punto y cuatro de pañales y compresas.

He tenido patentadas las marcas: «Yegui» (Yeste-Guijarro) y «Punto Yeste», así como otras más en mi vida empresarial. Aquí, en Igualada, tenía montada la fábrica de géneros de punto y una de compresas. En Zaragoza, Valencia y Antequera, las de pañales y compresas».

Imagen de la ganadería que ha creado y en la que emplea ahora su tiempo y su esfuerzo.

«Llegados los cincuenta y cinco años creí oportuno retirarme para disfrutar un poco de la ida y de la música, pero me atrajo el campo y compré una gran finca en la que cultivo olivos, manejo el tractor y labro. En la finca criamos caballos de pura raza española.

Tampoco aquí olvido a mi tierra; me he construido una nave a la que he llevado todos mis recuerdos, menciones, citas, trofeos, fotografías, carteles de las corridas de toros en Baza y mis hijos la han llamado «El Mesón de Ramón» por ser la puerta abierta a todos los bastetanos que tengan a bien venir a esta ciudad».

Recuerdos de Baza que Ramón guarda en su casa de campo. Recuerdos de Baza que Ramón guarda en su casa de campo. Recuerdos de Baza que Ramón guarda en su casa de campo.
«He dado un repaso a mi vida y aunque tal vez me hubiera gustado ser mejor, sí tengo constancia de algo: de no haber sido malo, solo inquieto y luchador. Como sé que estas letras serán leídas por mis amigos en Baza, para ellos les envío el mejor de mis recuerdos con un fuerte abrazo y que sepan que aunque soy bastetano «ausente», ellos bien conocen que llevo a Baza en mi corazón».
Recuerdos de Baza que Ramón guarda en su casa de campo. Ramón Yeste y María Teresa junto a sus hijos y su yerno.