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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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Francisco Javier Lazuén Alcón

Artículo publicado originalmente en la sección "Con Baza en el corazón" de la Revista "El Norte", correspondiente a la primera quincena de junio de 2012 

Nací en Baza el día diez de julio del año 1948 en una gran casa de la Plaza de las Eras. A los pocos días de mi llegada a este mundo, ya comenzó mi vida viajera pues nos trasladamos a Totana (Murcia), donde mi padre, abogado, había obtenido por oposición en Madrid, el cargo de Secretario del Juzgado Comarcal de esa localidad; a mi madre, profesora de EGB –en aquel tiempo Maestra Nacional- le habían adjudicado una escuela. Soy el primogénito de una familia numerosa de doce hermanos.

Mis primeros años de vida transcurrieron en Totana, ciudad de la que tengo recuerdos entrañables, de su buen clima, de la amabilidad de su gente y de mis primeros estudios escolares y juegos infantiles en sus calles y las excursiones al campo y a Sierra Espuña. En Totana nacieron también varios de mis hermanos: José Antonio, Moisés, Jesús y María Angustias. Mi hermana Marisol también nació en Baza.

Francisco Javier Lazúen Alcón

Pero la llamada de Baza es fuerte; mis padres siempre quisieron volver a la ciudad donde comenzaron su andadura y su proyecto de vida familiar. Así que, en el año 1955, el Ministerio de Justicia convocó un concurso oposición para cubrir plazas de Secretarios de Juzgado Municipal, entre las cuales estaba Baza como plaza vacante, y mi padre, Francisco de Asís Lazuén Pérez, obtuvo por oposición en Madrid el cargo de Secretario del Juzgado Municipal de Baza. Ya en esta ciudad, entre los años 1955 y 1968, transcurrió una etapa de las más felices de mi vida, con el paso de la infancia a la adolescencia y con el comienzo de mis estudios de grado medio en el Instituto «José de Mora», donde realicé los tres primeros cursos de Bachillerato. En Baza nacieron mis demás hermanos hasta completar los doce que somos: Eduardo, Juan Carlos, Fernando, Álvaro, Jaime y María Piedad.

En aquellos años, además de los estudios, en los que sin modestia siempre me he aplicado bastante (en el año 1959 me adjudicaron el Premio Pío XII por mi buen expediente académico), comenzó lo que yo llamo «mi descubrimiento del mundo», con la pandilla de amigos a los que recuerdo con gran afecto: Eduardo López, Joaquín Sola, Anselmo Acosta y Emilio Castillo.

Las excursiones en bicicleta a Narváez y La Canaleja, en la Sierra de Baza, con mis hermanos y los amigos, desde donde, después de una dura subida hasta allí, nos lanzábamos luego en un descenso a toda velocidad por las pistas forestales y los caminos, pasando por el que llamábamos «Cortijo de la Molineta» hasta la carretera de Caniles.

Francisco Javier junto a sus padres y nueve de sus once hermanos. Los paseos por la Alameda, en verano, donde intentábamos ligar venciendo las timideces con las pandillas de chavalitas, algunas paisanas y otras que sólo iban en verano, como una rubita que hablaba castellano fino que venía de Madrid.
Los guateques en nuestras casas – no había discotecas – con nuestra pandilla de jóvenes amigas. Los baños veraniegos en las balsas de riego que había en los alrededores del pueblo, también fueron un importante ritual. Entonces no había piscinas; y aprendíamos a nadar en plan autodidacta, entre ranas y otros bichos. Los Campamentos de la OJE, a los que íbamos también algunos veranos, a El Escorial, a La Alfaguara. La Marcha Volante Ciclista por Andalucía y Ceuta.
Los cursos 4º, 5º y 6º de Bachillerato los realicé por libre, estudiando con otros compañeros en una Academia cuyos profesores eran maestros de las «Escuelas Graduadas», ubicadas en la calle Cava Alta. Nos examinábamos en Murcia, y la verdad, salí siempre bien parado. El Curso Preuniversitario lo realicé en Granada y después de algunos tanteos, me decidí por estudiar la licenciatura en Ciencias Geológicas, que efectué en la Universidad de Granada. En otra foto que Francisco Javier guarda con mucho cariño, con su gran familia
En mi decisión, además del factor de que se trata de una profesión científico-técnica de gran actualidad, influyó en gran manera el hecho de que se trata de un trabajo que en su mayor parte se desarrolla en contacto con la naturaleza, el campo y los grandes horizontes.
Este fuerte vínculo con los espacios naturales lo fui desarrollando en Baza y su entorno, en las excursiones en bici y las caminatas por la Sierra, por las «Peñas Rodadas», esa peculiar ladera sobre la «Fuente de San Juan» y por el entorno de «San Pedro Mártir» y «La Atalaya». Nuestro protagonista en dos de los campamentos de la OJE en los que participó en El Escorial y en La Alfaguara. Nuestro protagonista en dos de los campamentos de la OJE en los que participó en El Escorial y en La Alfaguara.
En el año 1968 nos trasladamos toda la familia a Granada. Mi padre obtuvo, por concurso de traslado, la plaza de Secretario del Juzgado Municipal nº 4 de Granada. En Granada completé mis estudios de Licenciatura en Ciencias Geológicas y en el año 1973 regresé por temporadas a mi querida Baza y su entorno campero, pues de acuerdo con la Cátedra de Estratigrafía de la Facultad de Geológicas me adjudicaron una zona de investigación para realizar mi Tesis de Licenciatura situada entre la vertiente norte del Calar de Santa Bárbara (Sierra de Baza) y la Altiplanicie situada entre Caniles y las pedanías de Rejano y Bodurria.
Junto a algunos compañeros de trabajo en un descanso. ¡Siempre recordaré aquellos maravillosos días de verano mientras exploraba, cartografiaba y recogía enormes conchas de ostreas (fósiles) en los yacimientos de arenas da las antiguas playas que bordeaban el antiguo mar del Mioceno! Lazúen en el calar de Santa Bárbara (Sierra de Baza).
Después de leer mi trabajo de Licenciatura y realizar algunos trabajos en la Facultad de Ciencias Geológicas, al principio del año 1974 encontré trabajo como geólogo en una empresa de Ingeniería Civil, en Madrid. A partir de entonces comencé una intensa y azarosa actividad laboral en la que me he mantenido activo y con pleno rendimiento.
Francisco Javier trabajando a pie de obra

Mi currículum profesional, a lo largo de casi cuarenta años de incesante actividad, es lógicamente muy extenso, por lo que comentaré a continuación solo algunos de los trabajos más importantes, para no sobrecargar este artículo, cuyo objetivo es, como sabéis, expresar mi sincera y afectiva relación – aunque sea desde la distancia- con nuestra ciudad de Baza.

Empecé mis múltiples trabajos con la realización de varias Hojas del Mapa Geológico de España, denominado Plan MAGNA, en las zonas de Valencia, Castellón y Zamora, frontera con Portugal.

A continuación, fui seleccionado para trabajar en proyectos de presas y embalses y seguimiento de la construcción de los mismos en los Pirineos (Presa de Lanuza), en la Cordillera Cantábrica, vertiente leonesa (Presa de Casares), y posteriormente tres presas en la cuenca del río Segura (provincia de Murcia): la Presa de La Rambla del Moro, la Presa del Romeral – sobre el río Guadalentín-, y el recrecimiento de la Presa de La Cierva, así como en otros proyectos de embalses que, por problemas políticos o medioambientales, no se han construido.
Además de los estudios para presas, participé también muy activamente en proyectos y seguimiento geológico de las excavaciones para instalación de los reactores de algunas de las Centrales Nucleares que tenemos en nuestro país –antes de que se produjera el «parón nuclear»- como son la Central Nuclear de Trillo (en activo) y la Central Nuclear de Valdecaballeros (no construida). F. Javier Lazúen en la cerrada de la presa de Casares (León).
Las autopistas y autovías también me han tenido «en el tajo», como son la Autopista de Asturias – León que atraviesa de norte a sur la Cordillera Cantábrica, en la que trabajé a pie de obra, examinando continuamente la excavación de los túneles, desmontes y de las pilas y zapatas de los grandes viaductos, como es el Viaducto de Barrios de Luna, sobre el embalse del mismo nombre en la provincia de León.
Con un compañero en uno de sus muchos trabajos geológicos. Las líneas del ferrocarril de alta velocidad (AVE) tampoco han escapado a mi actividad geológica , pues trabajé a pie de obra en el trazado de AVE Madrid-Sevilla (la primera línea de estas características que se ha construido en España) y posteriormente en numerosos proyectos de nuevas líneas, de las cuales algunas se han construido, como es la línea de AVE Madrid - Valencia y la línea Madrid-Segovia –Valladolid, y otras que todavía están en fases previas a la construcción, como son los accesos a Galicia.

En cuanto a la España Insular, he trabajado para proyectos, tanto en Canarias: Proyecto de la Autovía entre Mas Palomas y Arguineguín (Isla de Gran Canaria) y Estudio de materiales para la construcción del Nuevo Puerto de Granadilla (Isla de Tenerife), como en Baleares: Proyecto de la Autovía Inca – Sa Pobla (Isla de Mallorca).

También, mi profesión viajera me ha llevado a algún trabajo fuera de España, concretamente en Colombia, donde participé en el proyecto de una autopista a través de las montañas y valles andinos, entre Bogotá y Puerto Salgar a orillas del río Magdalena. Su vida profesional le ha permitido participar en proyectos de relevancia. Su vida profesional le ha permitido participar en proyectos de relevancia.
Los últimos años de mi vida profesional los he dedicado en su mayor parte a la asistencia técnica a pie de obra de dos presas en la cuenca del Guadalquivir: la Presa del Arenoso, situada en el río Arenoso, afluente del río Guadalquivir por su margen derecha, en el término municipal de Montoro (provincia de Córdoba) y la Presa de La Breña II, situada sobre el río Guadiato (también afluente del río Guadalquivir por su margen derecha), en el término municipal de Almodóvar del Río (provincia de Córdoba). He pasado casi cinco años controlando los aspectos geológicos y geotécnicos de las excavaciones para el cimiento de estas dos grandes presas, así como investigando los riesgos geológicos que pudieran afectar a estos nuevos embalses. También he tenido una destacada colaboración en el Proyecto de la Presa de Siles, sobre el río Guadalimar (provincia de Jaén), también perteneciente a la cuenca del Guadalquivir.
F. Javier Lazúen bien acompañado.

Después de terminada mi intervención en las diferentes fases del proyecto y proceso constructivo de estas presas, continué con trabajos geológicos para varios proyectos de líneas de AVE, en Galicia (Tramo Orense – Monforte de Lemos – Lugo), en Castilla – La Mancha (Tramo Herencia – Alcázar de San Juan) y en Antequera (Proyecto del Centro de Tecnologías Ferroviarias - Circuito de experimentación para trenes AVE-, denominado «Anillo de Antequera»).

Esta ajetreada vida laboral ya está próxima a concluir con mi merecida jubilación. Creo que con tantos años viajando de un lugar a otro, aunque siempre he recalado por temporadas en Madrid, y en mi casa de Las Rozas, me sería difícil adaptarme a una existencia sedentaria, por lo que, aunque sea por temporadas, continuaré viajando.

Ya no me quedan familiares directos en Baza, la querida ciudad que me vio nacer, pero espero aunque sea de vez en cuando, volver allí, a respirar ese aire puro y diáfano, ver la incomparable luz del Sur en sus muchos días soleados, a pasear por la Plaza Mayor, por La Alameda y por la Plaza de Las Eras, subir a La Merced, a hacer una visita a nuestra Sagrada Patrona la Virgen de La Piedad y tomarme un limón granizado en «Los Valencianos».
Porque, de verdad, Baza no se olvida, ¡se lleva en el corazón! ¡Un cordial saludo a todos mis paisanos! Francisco Javier con sus hermanos, los que en la primera página eran unos niños. Aquí falta Marisol.