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Apuntes históricos
y sentimentales sobre nuestro |
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Artículo publicado originalmente en la sección "Páginas Centrales" de la Revista "El Norte", correspondiente a la segunda quincena de junio de 2010 |
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El Parque de la Alameda es, sin duda alguna, el espacio público de esta ciudad de Baza en el que más veces se han realizado obras, tanto de mantenimiento como de embellecimiento. Posiblemente, en estos últimos años, no tantas como se debería, lo que ha provocado una imagen que la Alameda no se merece por tantos buenos ratos como ha ofrecido a los bastetanos. |
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Estos terrenos, como todo lo que circundaba el Palacio de los Enríquez, era propiedad de los herederos de esta noble familia. En aquellos días, eran detentados por el Marqués de Aguilafuente, que aunque no vivía en la ciudad, mantenía en ella en su representación a un hidalgo apoderado y administrador de sus bienes. Como buen defensor de los intereses de su señor, éste manifestó pronto su oposición a la apropiación de las tierras y el establecimiento en ellas de un espacio de recreo vecinal. | |||||
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El caso es que los terrenos quedaron desde entonces como patrimonio de la ciudad. Se plantaron álamos y se pusieron unos paseos entre los mismos. Era el inicio de la actual Alameda, y su espacio abarcaba desde la rambla de San Antón hasta la ermita de los Santos Médicos. | |||||
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En el año 1824, el Regidor Don Juan de Funes propuso la reforma de este espacio público, pero no fue posible. Sería con la llegada del Corregidor Don José Villanueva y Taboada, un año después, cuando se lleva a cabo una remodelación de la citada Alameda en la parte que linda con la rambla de San Antón, hoy avenida de Andalucía. |
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En 1845, el célebre Madoz, en su conocidísimo Diccionario, deja escrito que «Baza dispone para su ocio de una frondosa Alameda, con ocho calles y tres glorietas al descubierto, en cuyos centros hay una fuente con pilón y taza sostenida. Por el año 1849, nos deja constancia de cómo la enorme Alameda llegaba hasta la misma puerta de la Plaza de Toros o «Teatro Coliseo». | |||||
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Llegamos así al año 1860. Es alcalde de Baza don José María de Funes, que nos recuerda a un antepasado suyo, don Juan de Funes, que también realizó una importante remodelación de la Alameda. En el acta del Pleno Municipal celebrado el día dos de enero se dice: «que teniendo presente el deplorable estado en que se encuentra la Alameda o paseo público de esta ciudad, ya porque una gran parte de él está sirviendo de estercoleros e inmundicias con perjuicio de la salubridad y aspecto público, y también por el mal estado en que se hallan las pocas carreras y asientos que hoy existen». Emitido este informe, es aprobado por unanimidad, acordándose construir un gran salón o paseo por el centro de la Alameda, que es el lugar donde se depositaban las basuras, hacer nuevas carreras, modernizar espacios y rehabilitar fuentes. En 1873, siendo alcalde don Juan Bautista González Ramírez, se acuerda que una de las fuentes de mármol existentes en esta Alameda, sea trasladada al centro de la Plaza Mayor, lo que al final se llevó a cabo. |
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Casi un siglo después de aquella gran e importante reforma, y siendo alcalde de Baza don Fernando Martos Mateos, el 20 de mayo de 1968 se propone y acepta por el Ayuntamiento el cercar y vallar el recinto, poner puertas al mismo y pavimentar el paseo principal, lo cual le otorga una nueva vida a este espacio público. Posteriormente se llevaría a cabo una nueva remodelación. Se acordó en el año 1983, siendo alcalde Don Diego Hurtado Gallardo. Consistió en el enorme acierto de realizar un muro o banco corrido que salvara el paseo principal del situado en la parte inferior, en el enlosado del paseo central, en la instalación de un parque infantil, en la incorporación de la parte superior de la Alameda al espacio público utilizable, con la instalación de pérgolas y el escenario. Una gran obra que ha llegado hasta nuestros días, con simples cuidados y mantenimiento. |
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Ahora, hace unas semanas, se ha iniciado una nueva y profunda remodelación de este espacio público. Por eso hemos querido dejar constancia de su larga vida en esta breve reseña de su historia. Personalmente, en una de mis pocas incursiones literarias en la poesía, le dediqué, allá por mi juventud (agosto de 1948), a esta Alameda, los siguientes versos: |
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Alameda bastetana, No te canto en pareado, Yo te elogio en versos libres, Jardín de puertas abiertas, Para niños juguetones, |
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Alameda bastetana. Notario soy de tu grandeza: Alameda bastetana. Que más puedo de ti hablar,
Ruiseñores en tu floresta, ¿Quién tus ambientes de fiesta Alameda bastetana. No quiero que por mi llores Paraíso, Edén, Jardín florido. Testigo mudo y fiel de mis amores, Llegará el día en que tú también añores |
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