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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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Antonio Molina García

Artículo publicado originalmente en la sección "Semblanzas bastetanas" de la Revista "El Norte", correspondiente a la primera quincena de febrero de 2013 

Antonio Molina García en su despacho

El día de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo tiene, para el conocido empresario bastetano Antonio Molina García, un significado especial. Cumplir años en fecha tan señalada, es algo que él refiere orgullosamente cuando alguien le pregunta por su edad.
Efectivamente, el protagonista de nuestra semblanza de esta quincena vino al mundo un 25 de diciembre, en este caso del año 1945. Entre otras cosas sabemos, por tanto, que actualmente disfruta de una merecida jubilación con los suyos. Con algunos compañeros del Servicio Miliar en una actividad deportiva Durante el servicio militar, que cumplió en Ceuta.
Antonio Molina vino al mundo en el Cortijo de La Noria, en la carretera de Cúllar, hoy conocida como avenida de Murcia, muy cerca de los terrenos que ahora ocupan las naves industriales del polígono del mismo nombre. En el matrimonio formado por Antonio Molina Moreno y Dolores García Berruezo ya habían llegado antes, y correteaban por el cortijo, sus hermanas Lola, Pepa y Emilia, así como su hermano José. Antonio es el más pequeño.

Con solo siete años sus padres lo inscriben en la escuela de Los Solares; durante todo el curso tiene que hacerse cuatro veces al día el camino desde el Cortijo al colegio, en total casi ocho kilómetros diarios. Sus primeras letras las aprende con el maestro nacional don Eulogio Aránega. De su niñez recuerda a varios amigos, entre los cuales nombra a Antonio Peña Bastidas. Tres cursos después, con diez años, ingresa en el Instituto «José de Mora», donde afronta primero y segundo de Bachillerato.

El final de la década de los cincuenta en España no es un buen momento para casi nada. Tampoco en Baza. La familia de Antonio es una más en tiempos de crisis. Es entonces cuando toma la decisión de abandonar los estudios y ponerse a trabajar; tiene trece años. Así es como llega al mundo de la construcción.

Sus padres: Antonio Molina Moreno y Dolores García Berruezo. «Durante poco tiempo fui pinche, pero pronto, por mi fortaleza, pasé a peón de obra. Mis primeros maestros albañiles fueron Ramón «el de oro», como le decían todos en el pueblo; luego pasé a las cuadrillas de Pedro Bernardino, padre; luego trabajé con el hijo. Antonio en sus años de joven estudiante.
Con sus cuatro hijas: Alicia, Ana, Toñi y Elena, a las que nuestro protagonista ha podido facilitarles una carrera, algo que siempre fue uno de sus principales objetivos en la vida.

Estando precisamente en esta empresa fue cuando me casé con Antonia García Coca, mi novia de siempre, con la que formé un hogar feliz en el que nacieron mis cuatro hijas: Alicia, Ana, Toñi y Elena», nos refiere el mismo Antonio.

Hablando de su familia nos menciona, orgulloso, que una de sus metas en su vida era que cursaran la carrera preferida por ellas.

 

Y lo ha logrado: Alicia, canto y piano; Ana, arquitectura técnica; Toñi, dirección y gestión de empresas; y Elena, la menor, Farmacia.

En el momento de escribir este artículo, es abuelo de tres preciosas nietas.

Antonio con su esposa, Antonia García Coca, «su novía de toda la vida» Con sus cuatro hijas: Alicia, Ana, Toñi y Elena, a las que nuestro protagonista ha podido facilitarles una carrera, algo que siempre fue uno de sus principales objetivos en la vida.

Volviendo a su trayectoria y vivencias personales, Antonio Molina nos cuenta que su afición favorita, entre los quince y los veinte años, fue la bicicleta… «no había lugares distantes para mí: Cúllar, Hijate o Benamaurel eran mis paseos favoritos».

«Recuerdo que fue a los veinte años cuando me independicé, formando una cuadrilla de grandes trabajadores y mejores amigos y personas. Tomé, por mi cuenta, la construcción de una casa, una vivienda, en el centro de la ciudad. Fue la casa de Eusebio Caparrós Martínez, en la calle Serrano. Allí se hizo un hostal, una vivienda para el propietario, y en sus bajos un comedor, que luego fue cafetería y bar. Seguro que muchos recuerdan el Hostal Eusebio y luego el bar, que se hizo famoso por su ensaladilla, entre otros conocidos platos y tapas. Esta obra, mi primera obra como constructor, fue la que me afianzó en el mundo del ladrillo, como se dice hoy».

Cuando fue llamado a quintas, hice el servicio militar obligatorio en el Regimiento de Caballería Montesa, número 3, que tenía su guarnición en Ceuta. Allí cumplí 18 meses; guardo de la ciudad, de los compañeros y amigos de aquellos días, unos gratos recuerdos. Por cierto, allí formé parte del equipo de fútbol».

Desde muy joven, como vemos, la actividad principal de Antonio Molina ha sido la construcción, en la que se iría consolidando poco a poco con el paso de los años. No obstante, el gran paso lo dio no ya a nivel individual, sino formando parte del Grupo Inmobiliario Molina y Gómez. Bajo esta empresa se hicieron numerosos bloques de viviendas en la ciudad, así como viviendas particulares y otras construcciones.

Una maqueta del residencial levantado junto a la Alameda Un complejo en Las Gabias Residencial Palacio de los Enríquez

«Puedo citar, entre otras obras, el edificio Martínez Galera, a la entrada de la avenida José de Mora, y frente a él otros dos grandes bloques, en la llamada Huerta de Pinillos; después el de la Huerta de Mancebo, el bloque del antiguo edificio de la Seat, en la carretera de Murcia; y en esa misma zona, el bloque de la Caja de Ahorros. También están el edificio Alameda y el residencial Palacio de los Enríquez, entre otros. Son unos tiempos de expansión en los que nuestro Grupo Inmobiliario se desplaza también fuera de Baza; por ejemplo hasta Las Gabias, cerca de la capital, donde junto al campo de golf hicimos una magnífica promoción de viviendas.

Me siento orgulloso de todos, especialmente porque estos edificios han dado belleza y señorío a las calles de esta ciudad de Baza».

Imágenes que pertenecen a sus ocupaciones deportivas en el Club de Tenis «Cid Hiaya», como jugador de torneos y como presidente de la entidad. Imágenes que pertenecen a sus ocupaciones deportivas en el Club de Tenis «Cid Hiaya», como jugador de torneos y como presidente de la entidad. Imágenes que pertenecen a sus ocupaciones deportivas en el Club de Tenis «Cid Hiaya», como jugador de torneos y como presidente de la entidad.
Más allá de su faceta empresarial, Antonio Molina ha vivido una interesante vertiente deportiva de la que se siente también muy satisfecho. «Ya tenía unos treinta años cuando empecé a jugar al tenis; unas tardes en las pistas de Las Conchas y después en el Club de Tenis «Cid Hiaya». En este club, codo con codo con sus fundadores, Manolo Navarro y Manolo Gea, logramos inaugurar las dos primeras pistas. Como anécdota recuerdo que el primer trofeo Club de Tenis «Cid Hiaya» tuvo que celebrarse en las pistas de Las Conchas, por no estar ultimadas las del nuevo club para el día en el que había sido anunciado. El caso es que el primer trofeo de socios celebrado ya en las pistas del Club de Tenis lo gané yo». «Después vinieron años de gloria para esta entidad; muchos trofeos ganados por mí, que ya estaba en la presidencia, que ocupé durante bastantes años». Imágenes que pertenecen a sus ocupaciones deportivas en el Club de Tenis «Cid Hiaya», como jugador de torneos y como presidente de la entidad.
Ya en la categoría 65, veteranos, sigue ligado al mundo del tenis formando pareja con Jorge Camiña. Juntos han participado en numerosos torneos de muchas ciudades españolas.
Imágenes que pertenecen a sus ocupaciones deportivas en el Club de Tenis «Cid Hiaya», como jugador de torneos y como presidente de la entidad. «Aunque el fútbol no ha sido mi deporte favorito, también estuve unas temporadas implicado en el Club Deportivo Baza. Fue en las de 1989/90 y 1990/91; en esta última tuvo que hacerme cargo de la presidencia por renuncia al cargo del entonces presidente, Gabriel Manzano». Sus mayores éxitos como tenista han sido en su etapa de veterano con compañeros como los que aparecen aquí.

Memorables han sido sus intervenciones en Marbella (Puente Romano) y en el Club de Tenis de Villanueva y la Geltrú. En el año 2000 participó en Santiago de Chile como integrante de la selección española de veteranos, formando equipo con Fernando Beltrán, Domingo Benito y Francisco Llodrá.

Con la misma selección jugó también en 2006 en Turquía. «Ya anteriormente habíamos actuado en Portugal, Italia, Francia e Inglaterra… son muchos y gratos los recuerdos de esta etapa», en la que aún sigue inmerso y que comenta con satisfacción.

Sus mayores éxitos como tenista han sido en su etapa de veterano con compañeros como los que aparecen aquí.
Así cerramos este rápido resumen de la vida de Antonio Molina García, un bastetano hecho a sí mismo y que ha formado parte activa de la ciudad de Baza, a la que, como él reconoce con satisfacción, ha dedicado su vida, dejando una huella evidente y llevando su nombre con orgullo por todo el mundo.