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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

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Recordando el Carnaval

Artículo publicado originalmente en la sección "Última Página" de la Revista "El Norte", correspondiente a la segunda quincena de febrero de 2013 


Acabamos de dejar atrás los días de Carnaval. El miércoles 13 de febrero fue el de la Ceniza, día en el que se acaba con todo lo malo, con lo «menos aconsejable», día en el que quemamos nuestros peores deseos, los más perniciosos pensamientos y damos paso a la Cuaresma, un tiempo de preparación, de reflexión, de formación en la oración de cara a la Semana Santa y a la Pascua, el paso de la vida a la muerte y viceversa en el que se fundan las bases cristianas. No obstante, junto a este sentido estrictamente religioso, el Carnaval es mucho más. En determinadas ciudades y comunidades es evidente ese «otro lado» de la fiesta.
Imágenes que nos ha dejado el concurso de Carnaval de Baza de otros años. También en nuestra ciudad lo fue, sí, aunque, por desgracia, los que nos gusta la sana diversión que trae esta popular fiesta, su alegría, su música, sus disfraces y, sobre todo, su imaginación, sentimos nostalgia de haber perdido una importante porción de la fiesta de Carnaval: la crítica sana, el humor y el desenfado con el que en estos días se repasaban todos los hechos acaecidos en el año anterior y en los que se veían involucradas las autoridades nacionales o locales por el ejercicio (o por su ausencia) de sus funciones y el desempeño de sus cargos.

No todo pueden ser lamentaciones. Con la que estamos pasando de unos cuantos años a esta parte es de agradecer el simple hecho que los bastetanos mantengan el espíritu de la fiesta. En este sentido debemos reconocer que los menores están ocupando un lugar propio y que son ellos los que, con el tiempo, podrán devolver la grandeza a esta fiesta que siempre ha tenido un gran arraigo en nuestra ciudad. Especialmente hasta que se cerró el gran Teatro Dengra, un espacio idóneo para escuchar los dúos, los cuartetos, los coros, las comparsas y las chirigotas que nos deleitaron en los carnavales de finales del siglo pasado. Aquellas noches de tan grato recuerdo sí que reunían las dos esencias que, según nuestros mayores, debían reunir estas fiestas: «Gracia en el vestir y salero en el decir».

Han pasado estos días de febrero en los que el frío imperante ha sido la nota más destacada. Y del carnaval no recordamos ninguna nota, ningún tanguillo, ningún estribillo, ninguna frase ingeniosa… no hemos logrado recuperar el «salero en el decir» que debe ser la segunda parte de estas fiestas populares carnavalescas. Imágenes que nos ha dejado el concurso de Carnaval de Baza de otros años.
Así mismo, han sido ingeniosos y atrevidos, para el tiempo frío, algunos de los trajes que en la noche del sábado 9 de febrero vimos cruzar nuestras calles; pero, desafortunadamente, sigue habiendo algunos que insisten en ser graciosos ofendiendo con hábitos talares e incluso deshonestos e indecorosos… y eso no es «gracia en el vestir», eso es chabacanería y mal gusto. Ya en el año 1861, el Alcalde Corregidor de esta ciudad, don Miguel G. de Biedma, dio un interesantísimo Bando Municipal en el que se animaba a la vecindad a la celebración de estas fiestas, al tiempo que les recordaba la permisión de las máscaras, pero no el uso de trajes de milicia o eclesiásticos con los que más que divertirse, la intención era ridiculizar y hacer mofa. Imágenes que nos ha dejado el concurso de Carnaval de Baza de otros años.

No hubiera venido nada mal en la edición de este año. En el referido Bando constan unas curiosas prohibiciones tales como «las carretillas, los petardos, los ciquitraques, que puede dañar a personas y trajes» «y arrojar por las ventanas agua, aunque sea limpia, y mucho menos sucia, ni otras inmundicias por gracia de Carnaval».

Dicho todo esto y tras dejar bien claro nuestro lamento por las ausencias, quisiéramos dejar constancia de quienes mantuvieron en el pasado más reciente de esta ciudad el noble y gran espíritu del Carnaval. En el recuerdo quedan las eternamente jóvenes del CEPER «María de Luna», inmunes al tiempo y al desaliento; aquel cuarteto que interpretó el «hundimiento del Titánic»; la chirigota «Aquí hay algo que huele mal»; el fabuloso todos los años Coro Velasco Villegas; el cuarteto «Red Bull»; las chirigotas «Hijos de la clonación» «Los niños vienen del bombo»; el «Coro Mix»; «Dios los cría y ellos se juntan». Y aquella «Alegría Bastetana», con sus inolvidables actuaciones y letras picantes, ingeniosas y llenas de actualidad y gracia; la Peña de Los Maromos. La puesta en escena de «Como caídos del cielo» o «La leyenda del beso» quedaron para siempre en la historia de nuestro carnaval. Diálogos como los de «Monchi, peluqueros », dignos de volverlos a recordar, el Coro de «Los trovadores», o las actuaciones de «No somos de piedra», «Bastetanos 92» o «46,666 pa que te enteres», «Las tribulaciones de un chino…» «Las que tienen que servir»… tantas y tantas actuaciones en el escenario del Dengra que llenan nuestro recuerdo y que hacen que la nostalgia carnavalera nos invada.

Imágenes que nos ha dejado el concurso de Carnaval de Baza de otros años. Sentimos no poder dejar aquí reflejados a todos los que nos deleitaron en aquellos años en esta gran fiesta a la que deseamos que vuelva con fuerza mientras se acondiciona por fin el Teatro Dengra. Soñamos con que se recupere algún día aquel «salero en el decir» que un día disfrutamos y que hoy por hoy le falta al carnaval bastetano.